Las banderas políticas
Augusto Corro jueves 28, May 2015Punto por punto
Augusto Corro
Poco a poco se convierte en tradición el cambio de banderas políticas.
Los grillos viven por temporadas en las organizaciones políticas. A veces son blanquiazules, otras más amarillos o tricolores.
La idea es mantenerse en el poder para enriquecerse o protegerse con el fuero.
Ya lo dijeron antiguos sabios: vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error.
También, después de acumular fortunas ilegales, lo mejor es continuar en la política como diputado o senador.
En Guerrero, esa práctica del “camaleonismo”, es muy común. Uno de sus principales practicantes fue el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, quien luego de una militancia priísta cambió de bando de la noche a la mañana.
Le fue bien, porque bajo la bandera del perredismo ganó la gubernatura de la mencionada entidad. Después se empeñó en convertirla en un estado fallido, que tuvo su peor momento con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Sin embargo, ese hecho cruento obligó a Aguirre Rivero a dejar el cargo de gobernador, aunque sigue como asesor de “Los Chuchos”, quienes son los dueños del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El mal ejemplo del grillo “camaleónico” busca repetirse en el caso de uno de los candidatos a la alcaldía de Acapulco.
Resulta que Zeferino Torreblanca, hace 10 años compitió por la gubernatura de Guerrero como perredista. Hoy busca la alcaldía, pero bajo los colores azul y blanco de Acción Nacional.
El tal Zeferino es uno de los tantos políticos del PRD que acabaron con Guerrero, aunque no lo pensó dos veces para decir que el gobierno de Aguirre Rivero fue un desastre.
En fin, para seguir en la tradición de cambiar de bandera, es decir de negocios, a Zeferino no le preocupan los colores. Lo que más le interesa es el negocio de la política, que en los últimos tiempos se ve vacía, pues se esfumaron los principios y las ideologías hace mucho tiempo.
A LAVARLE zLA CARA A CÓRDOVA
Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) o (IFE), da lo mismo, le entregó a Rigoberta Menchú su credencial de visitante extranjera para las elecciones del próximo 7 de junio.
La líder indígena guatemalteca seguramente no sabe que quien le dio la credencial es un racista consumado. Recientemente, se burló de la manera de hablar del jefe de una etnia. El “audioescándalo” abolló la imagen del funcionario mencionado.
El hecho de inmiscuir a Rigoberta se vio muy obvio. Unos días Lorenzo demuestra su racismo y su lenguaje de carretonero y otros días se adorna con la entrega de la credencial a la controvertida indígena guatemalteca.
Por cierto, la extranjera anunció que visitará Guerrero para promover el voto. Seguramente, Rigoberta no sabe que va a la guerra, pues en la citada entidad los problemas se encuentran muy lejos de ser políticos.
En ese estado, la narcopolítica llegó para quedarse y uno de los ejemplos lo vemos en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Las inquietudes que agitan Guerrero van más allá de las exigencias políticas, se trata de demandas de justicia que no llegan.
LOS ASPIRANTES MORENOS, IGUALES QUE LOS DEMÁS
El candidato a jefe delegacional en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue grabado cuando hablaba por teléfono con su coordinador de campaña, Néstor Núñez, hijo del gobernador de Tabasco, Arturo Núñez.
En la conversación se dejó entrever que ambos políticos hablaban de falsear gastos en la campaña, a través del montaje de un contrato simulado. Inmediatamente, el audio, derivado del espionaje, se conoció en todas partes.
A nadie le impresionó ni el contenido de la plática ni el hecho. Claro que es ilegal el espionaje, pero las prácticas fuera de la ley de los políticos son peores, pero ya casi nos acostumbramos.
El candidato moreno mostró su ira y nada ocurrió. Solamente se comprobó que todos los partidos políticos, en temporada electoral, sacan sus peores mañas para ganar votos. Si era cierto que Monreal iba adelante en la aceptación del electorado, ¿por qué exponerse en una plática por teléfono?
Pudo más su origen priísta, donde aprendió toda clase de argucias para vencer al adversario en las lides políticas.
Del partido que sean los aspirantes, verdes, azules, tricolores, amarillos, turquesas, etc., no pueden sustraerse de su pasado. Ya lo vemos con Monreal, quien militó en el PRI, luego en el PRD, etc., y asimiló muy bien las maneras de transar.