¿Qué hacer con ellos?
Ramón Zurita Sahagún jueves 2, Jul 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando en 1988 el PRI sufrió su primer revés electoral que le costó que su candidato presidencial perdiera, por vez primera en varios estados del país, la instrucción fue que se le cobrara la factura a los entonces gobernantes.
El PRI había sufrido una sacudida en el Estado de México, Distrito Federal, Baja California y Michoacán, entidades en las que Cuauhtémoc Cárdenas superó con creces a Carlos Salinas de Gortari.
Solamente fue que tomara posesión el nuevo Ejecutivo federal, para que los entonces gobernadores Mario Ramón Beteta, Xicoténcatl Leyva Mortera y Luis Martínez Villicaña, fueran obligados a solicitar licencia e incorporados a cargos menores en el gobierno federal.
El peor retribuido de ellos fue Leyva Mortera, relegado al ostracismo político desde entonces.
Beteta fue designado director general de Banco Mexicano Somex y después de Comermex y Martínez Villicaña de Caminos y Puentes Federales de Ingreso.
Ramón Aguirre Velázquez era el Jefe del Departamento del Distrito Federal y como en aquel entonces no era electo, fue más fácil enviarlo como director de Lotería Nacional y el pago a la factura pendiente lo sufrió en la elección para gobernador de Guanajuato (tres años después), cuando con todo y que ganó la elección en las urnas, se le conminó para que no tomara posesión.
Dejaron lo más por menos, pero sabían que era el cobro de sus respectivos errores electorales que, entonces y en la actualidad, son considerados como grandes pecados.
La lección fue aprendida por los hombres del poder que saben que una de las primeras tareas que deben cumplir es la de mantener la plaza y en caso de no hacerlo atenerse a las consecuencias.
Con las presidencias panistas, los gobernantes derrotados sabían que pocas oportunidades tendrían para proseguir con sus carreras políticas.
Fernando Canales Clariond fue movido unos meses antes de que su partido perdiera la elección de gobernador en Nuevo León, la que ya no le tocó a él, sino a Fernando Elizondo.
Con todo y ello, Elizondo sí fue incorporado al gabinete presidencial de Vicente Fox, como también consiguieron premio de compensación Francisco Barrio Terrazas y Marco Adame Castillo
No sucedió lo mismo con Marcelo de los Santos en San Luis Potosí, inhabilitado; Luis Armando Reynoso en Aguascalientes, perseguido por la justicia y hasta expulsado del PAN; Héctor Ortiz, Tlaxcala y Francisco Garrido en Querétaro, marginado y a la espera de que el triunfo de Ricardo Anaya Cortés como presidente del PAN, le permita resurgir.
En cambio Vicente Fox fue presidente de la República, Ernesto Ruffo Appel es senador, Felipe González fue subsecretario de Gobernación y senador; Francisco Ramírez Acuña, secretario de Gobernación, diputado y embajador; Ignacio Loyola Vera de Querétaro, procurador del Medio Ambiente; Juan Carlos Romero Hicks, actual senador y ex director de Conacyt; Alberto Cárdenas Jiménez de Jalisco, secretario de Agricultura, de Medio Ambiente y senador.
De esa forma el gobierno de la República compensa a sus aliados que ofrecen resultados y castiga a los que no lo hacen.
En la pasada elección del 7 de junio, se tenía especial atención sobre dos gobernantes emanados del PRI, cuyo futuro parecía promisorio y siendo el partido tricolor el mayoritario se maneja la especie de su pronta incorporación al gabinete presidencial.
Rodrigo Medina de la Cruz, Nuevo León y José Eduardo Calzada Rovirosa, Querétaro eran dos figuras con las se especulaba se ampliaría la baraja presidencial, aunque ambos ofrecieron pésimos resultados electorales, ya que su partido perdió la elección para gobernador y hasta la mayoría en los respectivos Congresos estatales.
Con ambos se corrió la cortesía de que sugirieran a los candidatos postulados por el tricolor, la senadora Ivonne Álvarez y el alcalde capitalino, Roberto Loyola Vera, perdiendo ante un independiente y el candidato del PAN.
El PRI perdió también Michoacán un estado que gobernaba, pero donde el gobernador había sido relevado por su pésima administración y la creciente violencia y anarquía existente en la entidad.
Con el encarcelamiento del interino Jesús Reyna García y la licencia que solicitó Fausto Vallejo Figueroa, se sabía que la elección estaba perdida.
A pesar de ello, el senador José Ascención (Chon) Orihuela Bárcenas se abocó a la tarea de competir para tratar de revertir las tendencias negativas de su partido e hizo un buen intento, aunque no fructificó, ya que el perredista Silvano Aureoles le devolvió la entidad a su partido.
Junto con “Chon” regresan al Senado otros priistas derrotados el 7 de junio, Ivonne Álvarez (Nuevo León) y Ricardo Barroso Agramont (doblemente perdedor en Baja California Sur), los que buscan colocarse en posiciones distintas a las legislativas, aunque resultará difícil que se las concedan.
Los gobernadores de Campeche, Fernando Ortega; Colima, Mario Anguiano y San Luis Potosí, Fernando Toranzo, fueron los mandatarios priistas que si cumplieron con su tarea de mantener la plaza en poder de su partido, por lo que esperan, ellos sí, ser recompensados.
PANISTAS
Los panistas cuentan también con su cuota de legisladores que retomarán sus tareas, luego de ser derrotados en las urnas, en sus aspiraciones de gobernar sus estados.
Sonia Mendoza, San Luis Potosí; Jorge Luis Preciado y Luisa María Calderón, senadores y Jorge Rosiñol diputado federal.
Sin embargo, en los casos de San Luis Potosí y Colima, los panistas se encuentran a la espera de que sus respectivas impugnaciones obtengan resultado favorables para ellos.
En san Luis Potosí la diferencia del priista Juan Manuel Carreras es amplia sobre Sonia Mendoza, pero en Colima, José Ignacio Peralta ganó por un poco más de 500 votos de diferencia.