Trump, con nueva estrategia
Augusto Corro martes 23, Ago 2016Punto por punto
Augusto Corro
En otras ocasiones señalamos que los políticos en todo el mundo manejan una dosis considerable de demagogia en sus campañas cuando aspiran a cargos públicos.
Donald Trump, el magnate inmobiliario, no fue la excepción. Desde el inicio de la búsqueda para candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos (EU) sus discursos fueron incendiarios.
Atacó a los mexicanos, a los millones de inmigrantes que se encuentran en su país y soltó la idea de construir un muro en la frontera con México, que tendríamos que pagar, porque así lo iba a ordenar.
A diez semanas del día de la votación (8 de noviembre) a Trump se le hizo bolas el engrudo y optó por lo más sencillo: suavizar sus amenazas en busca de recuperar el terreno que perdió frente a Hillary Clinton los últimos días.
Ahora, el candidato republicano dijo que aun no se decide a expulsar del país a los 11 millones de inmigrantes, en caso de ocupar la Casa Blanca. También ya ofreció disculpas por manifestar ideas y palabras equivocadas.
Claro, el aspirante presidencial bien pudo reflexionar sobre la necesidad de darle otro rumbo a su campaña pues su contrincante, Hillary Clinton, sigue a la cabeza en las encuestas que le auguran el triunfo.
En fin, en política no hay nada escrito y menos en esta época en la que la información es instantánea y que de un momento a otro las situaciones cambian.
Sin embargo, sí está claro que Trump, por lo que usted quiera o mande, cambió de táctica.
¿Gastó el magnate su demagogia fuera de tiempo? Es posible. Ahora, ya suavizó sus discursos hostiles y agresivos, como si tratara de que los electores olvidaran sus patanerías.
Tampoco se debe pensar que el magnate de la construcción ya está en la lona; de ninguna manera; habrá que esperar cómo le funciona su nueva estrategia de demagogia moderada y de arrepentimiento.
Queda claro que desde un principio, el magnate de la construcción “enseñó el cobre”, como se dice coloquialmente.
EL HIJO DEL CAPO
El nombre de Jesús Alfredo Guzmán Salazar apareció en todos los medios de información durante la semana pasada.
El joven, hijo del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue el personaje principal en el “levantón” del restaurante “La Leche”, en Puerto Vallarta, la madrugada del lunes.
Guzmán Salazar y un grupo de personas, según se vio en el video del local, fue levantado por varios sujetos armados que se los llevaron con rumbo desconocido.
Parece que entre los narcos hay ajuste de cuentas derivado de la lucha por el dominio del territorio o de las vías que los acerquen a Estados Unidos, donde se encuentra mercado consumidores de drogas más grande del mundo.
Se suponía que “El Chapo” era el amo y señor del narcotráfico, pero empezó a alejarse del bajo perfil para cambiarlo por una vida casi pública con visitas de artistas en sus escondrijos.
Esto ocurrió después de su segunda fuga de una cárcel de alta seguridad como lo es “El Altiplano”, que se encuentra en Almoloya, Estado de México.
Seguramente a sus socios no les convenía que “El Chapo” apareciera en todos los medios, sin pensar que cualquier imprudencia que cometiera podría poner en riesgo al Cártel de Sinaloa.
El hecho, es que después de su última reaprehensión la familia del capo empezó a recibir agresiones como el saqueo a la casa de su madre, Consuelo Loera, en “La Tuna”, en Badiraguato, con el que se rompió un pacto no escrito que consistía en el respeto a la familia.
Después, uno de los hijos de “El Chapo”, Jesús Alfredo, fue “levantado” desde el lunes y casi una semana estuvo sin conocerse su paradero.
El fin de semana los propios familiares informaron que el plagiado ya había regresado. ¿Quiénes se lo llevaron?, es una pregunta que tendrán que contestar las autoridades, aunque supones que será difícil.
Del “levantón” se tuvo la impresión que la delincuencia puede hacer lo que le venga en gana en el estado de Jalisco. ¿Y las autoridades? ¿No hubo gobernador o presidente municipal que pudiera informar?
Aquella noche del “levantón” en el restaurante “La Leche” y en sus alrededores parecía tierra de nadie, casi el desierto, donde podría uno encontrarse con toda clase de personas, menos con un policía. Vaya.