Saqueo sin límites
Augusto Corro miércoles 26, Oct 2016Punto por punto
Augusto Corro
Parece que la corrupción no tiene límites en el caso Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz con licencia, que se encuentra prófugo de la justicia.
Por ejemplo, se informó que el ex mandatario desvió cifras multimillonarias de pesos para adquirir, a través de prestanombres, 30 inmuebles rematados por hipotecas en Miami, Florida.
Lo anterior debe sumarse las irregularidades en el destino de 6 mil millones de pesos que el gobierno estatal adquirió, a través de créditos bancarios en 2015.
Entre otras adquisiciones que consiguió con el dinero del erario, está un rancho en el Estado de México, con un valor estimado en 200 millones de pesos.
El enriquecimiento inexplicable de Duarte de Ochoa ni siquiera fue disimulado. Por ejemplo, siempre alardeo de poseer un yate para sus días de vacaciones.
Mientras se revelan más fechorías del ex Ejecutivo las investigaciones continúan para conocer cuantas empresas fantasmas fueron beneficiadas con los recursos públicos.
Si bien es cierto que Duarte de Ochoa tiene que responder por los delitos de peculado y enriquecimiento inexplicable, también debe juzgarse por la espiral de violencia que privó durante su mandato.
Los veracruzanos nunca vivieron tan aterrorizados por la ola de secuestros y asesinatos en la entidad. Los periodistas fueron acosados por la delincuencia organizada y por los caciques de pueblo que los asesinaban.
Al menos 17 comunicadores perdieron la vida. La entidad mencionada fue señalada como una de las más peligrosas para la práctica de la libertad de expresión.
En fin, nuevos datos de corrupción de Duarte de Ochoa saldrán a la luz pública mientras la policía lo busca, aunque no sabemos si con muchas o pocas ganas de encontrarlo.
GUERRA INTESTINA
¿Estamos ante el inicio de una guerra entre panistas de pronóstico reservado? Es posible que sí. La ambición por el poder político no tiene “llenadera”, en términos coloquiales. Como informamos en este espacio, un grupo de incondicionales de Felipe Calderón Hinojosa le envió una carta al líder panista Ricardo Anaya para que defina que cachucha quiere usar: la de dirigente del blanquiazul o la de aspirante a la candidatura presidencial del 2018. Las dos al mismo tiempo no.
Y le piden al presidente del PAN que decida su situación: no más juez y parte.
Lo que refleja una inconformidad superficial de los militantes panistas, en el fondo se trata de una lucha que podría terminar en una profunda división en las filas panistas, cuyo responsable sería el ex presidente Calderón, por una simple y sencilla razón, quiere que su esposa Margarita Zavala sea la candidata presidencial del PAN para el 2018.
En ese sentido, ya sin recato alguno, empezó a promover a la señora, que anda en campaña desde hace varios meses, pero tiene un obstáculo en el líder Anaya, quien, según sus declaraciones, decidirá si va tras la candidatura presidencial una vez que se conozcan los resultados de las elecciones del próximo año.
Calderón ya probó las mieles del poder y abiertamente apoya a Margarita y no duden que la lucha en Acción Nacional será sin consideración. El ex funcionario ya dijo que Anaya pone en riesgo la unidad del PAN. Las primeras escaramuzas políticas indican la formación de grupos que llevarán al divisionismo.
El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) panista defendió a su líder y manifestó que este se encuentra dedicado a los preparativos de las elecciones del próximo año en el Estado de México, Coahuila, Nayarit y presidentes municipales en Veracruz.
A partir de esta fecha, los panistas ubicarán sus lugares en una guerra que pase lo que pase dejará el campo sembrado de inconformes. Y otra vez será Calderón el encargado de llevar a su partido al divisionismo, por decir lo menos.
LOS DESALOJOS
Los desalojos de personas que viven en la calle deben realizarse siempre que se tenga una solución que los beneficie. Echarlos de sus campamentos por la fuerza sólo se trata de actos que deshumanizados que violan los derechos humanos.
Si esa gente sin recursos económicos vive en condiciones infrahumanas en lugares públicos como La Ciudadela, es porque no tienen los recursos económicos, ni otros sitios para desarrollar una vida digna.
¿Y qué hacen las autoridades de la delegación Cuauhtémoc? Pues una “limpieza social”, como le llaman las organizaciones no gubernamentales, al hecho de desalojar a quienes representan incomodidades para transeúntes y vecinos.
El problema de la permanencia de por lo menos 60 personas que vivían en campamentos de La Ciudadela se resolvió parcialmente. ¿Acaso se les consiguió vivienda o un lugar para vivir? No. Les ocurrió lo mismo que a los comerciantes informales de otras calles, que son echados del lugar por las autoridades que no ofrecen ninguna solución.
En lo más triste de la situación de desalojo se encuentra el drama de niños en condición de calle, como se dice, sin posibilidades de un futuro mejor. ¿O sí?