Insensato separatismo
Alberto Vieyra G. miércoles 25, Oct 2017De pe a pa
Alberto Vieyra G.
México vive una conspiración mexico-norteamericana que tiene como objetivo colapsar el espíritu nacionalista de los mexicanos para anexar los estados fronterizos de la República a Estados Unidos, y también Yucatán, para que sea tutelado por Miami. Sí, esa conspiración la conforman priístas y panistas, e incluye la negación de hechos terribles que hacen pasar a los gringos como los villanos de la película con episodios tan indignos como la anexión de 2 millones 547 mil 242 km2 de nuestro territorio, el 62% en 1848, o la gesta heroica de los Niños Héroes de Chapultepec. El panismo se ha encargado de negar que haya existido categóricamente esa gesta histórica.
Haré un poco de historia. En 1845, y después de haber permanecido 10 años como la estrella solitaria, nuestra querida Tejas, sí, así con “j” se escribía entonces el nombre de nuestra querida Texas, formaría, en la bandera de Estados Unidos, la estrella número 29. ¿Cuál fue la razón de ese insensato separatismo, del que no escaparon Yucatán y Chiapas?
¿Ya adivinó usted? Sí, unos mexicanos antipatriotas y mal nacidos fueron los promotores de ese insensato separatismo. En el caso de Texas, esos malos mexicanos serían encabezados por el yucateco Lorenzo Antonio de Zavala, quien se convertiría en vicepresidente de Texas. Sin embargo, para la mayoría de los historiadores mexicanos, ese miembro de la casta divina yucateca no pasa a la historia como traidor.
En ese entonces, se argumentaba que las poblaciones texanas estaban hartas del abandono y del ponzoñoso centralismo colonialista que ejercían los virreyes puestos por la corona de España.
Recuerde, también, que, con esos mexicanos mal nacidos, Yucatán se separó hasta en 2 ocasiones de México: primero al estallar la independencia nacional, Yucatán declaró su independencia del reino de la Nueva España, y pocos años después, regresó mansita la hermana República de Yucatán a formar parte de los Estados Unidos Mexicanos, pero en 1841, los separatistas volverían a las andadas y Yucatán puso su mundo aparte hasta que en 1848 vio que necesitaba del centralismo.
También en 1821, Chiapas se separó de México para formar parte de los Estados Centroamericanos, pero al constituirse la República en 1824, los separatistas serían derrotados y Chiapas volvió a formar parte de México.
Recordaré, también, que, cuando en 1848 se firmaron los tratados de Guadalupe-Hidalgo, el general Winfield Scott desobedeció al presidente gringo, Knox Polk, para que se anexara todo México a Estados Unidos, argumentando que “sólo nos interesan las partes despobladas, lo demás no nos interesa porque hay muchos pinches indios”. No sabían los gringos que México estaba nadando en petróleo y gas natural. Si lo hubiesen sabido, desde entonces nos hubiese tragado el imperio.
Pero los insensatos separatistas antipatriotas existen hoy en día y quieren que los estados norteños de México formen una nueva república. Se trata de otra trampa como en el caso de Texas, donde, por cierto, se encontraría el petróleo más caro del mundo. Los estados norteños de México nadan en gas natural en lo que se llama la Cuenca de Burgos, que va desde Sinaloa hasta Tamaulipas.
Esos insensatos separatistas no dan ninguna razón lógica para que los estados del norte de México pongan su mundo aparte, y más parece que están haciéndole el trabajo sucio a los Estados Unidos, bajo el disfraz de que no quieren formar parte de la indiada, así llamada por el Grupo Sonora que sostenía la absurda tesis de que el centro y sur del territorio azteca era la gran indiada de México. ¿Quiénes integraban ese perverso y sanguinario Grupo Sonora? Aquí se lo diré mañana.