Anacronismo partidista
¬ Mauro Benites G. lunes 5, Feb 2018Municiones
Mauro Benites G.
Entiendo la monotonía de las cifras históricas, de lo proclive que son nuestros políticos de oficio y beneficio para la creación de los partidos políticos.
Ruego al amable lector su comprensión y exponer ante ÉL, el por qué nuestro sistema político no puede tener como base legislativa el bipartidismo.
Entre 1917 y 1929 proliferaron las organizaciones partidarias. Algunos conteos de más de mil membretes, todos con objetivos revolucionarios.
La mayoría, dispusieron de una vida muy reducida, su alcance fue local y, generalmente, les faltó estructura, programa y doctrina. Fueron expresiones frente a una elección, y en derredor de una figura, casi siempre cacique o caudillo, para luego desaparecer al concluir la lid electoral en cuestión.
La era de los partidos caudillistas tiene aspectos dignos de mención. Algunos lograron trascender el mero membrete.
El Partido Liberal Constitucionalista (PLC), organizado en 1916 por Benjamín Hill; el Partido Nacional Cooperatista (PNC), fundado en 1918 por Jorge Prieto Laurens; el Partido Laborista Mexicano (PLM), creado en 1919 por Luís N. Morones, y el Partido Nacional Agrarista, instituido en 1920 por Antonio Díaz Soto y Gama, principalmente.
En el ámbito local sin duda destaca el Partido Socialista Fronterizo (PSF), de Emilio Portes Gil, y el Partido Socialista del Sureste, de Felipe Carrillo Puerto. El tono caudillista de la época implicó que ninguno eludiera el influjo de los grandes jefes, quienes los usaron y desecharon según sus conveniencias.
Sin embargo, su importancia radica en el trabajo que desplegaron al interior del Congreso, donde sus bancadas supieron impulsar algunas de las causas que enarbolaban.
Por esos años los espacios legislativos eran más libres de lo que suele imaginarse llegando al libertinaje, tanto que su ejercicio parlamentario los confrontó con los poderes; ejecutivo y judicial.
En 1929 ocurrió un verdadero parteaguas en la historia partidaria. El asesinato del presidente Álvaro Obregón, electo para el periodo 1928-1932, la falta de un caudillo con dimensión suficiente para reemplazarlo, y la profunda fragmentación entre los jefes militares, llevó al presidente Plutarco Elías Calles a propiciar desde el poder la creación de un partido capaz de contener al profuso archipiélago revolucionario.
Con la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), que dio origen al Partido de la Revolución Mexicana (PRM) y este al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Siempre tratándose de una organización con patrocinio del Estado. Durante más de 70 años con su respectiva hegemonía.
Las elecciones federales de 1967 y 1970 transcurrieron bajo el mismo esquema y con los mismos resultados. Participaron los partidos de costumbre y se replicó el dominio absoluto del PRI. Sin embargo, tanto predominio sufría de creciente incredulidad, al grado que en 1971 hubo nuevas reformas, constitucionales y electorales, que redujeron los requisitos para registrar nuevos partidos. Ampliaron a 25 los diputados de partido, y disminuyeron las edades para votar y ser votado.
La apertura democrática emprendida en tiempos del Echeverrismo tuvo magros resultados. Los comicios federales de 1973 y 1976 enfrentaron las inercias de costumbre. Abstención, fraude, acarreo, debilidad opositora y falta de credibilidad.
La situación fue agudizándose, tanto que una crisis interna al interior del PAN, dejó al candidato López Portillo del PRI sin nadie a quien enfrentarse.
La elección intermedia de 2009 tuvo los mismos participantes. La novedad corrió por cuenta del Partido Alternativa Social y Campesina (PASC), cuya directiva, luego de una ruptura interna, adoptó el nombre de Partido Alternativa Socialdemócrata (PSD).
También destaca la coalición total que signaron el PT y CONVERGENCIA y la parcial PRI-PVEM. Ambas garantizaron la sobrevivencia de los partidos emergentes. No así en el caso del PSD que perdió su registro por no alcanzar el porcentaje requerido.
Los siete sobrevivientes participaron en los comicios federales de 2012. Hoy inmersos en el año electoral del 2018 por supuesto volvieron a resurgir las coaliciones electorales en un agregado que sorprende.
Se ligaron el aceite con el agua, es decir, PRD y PAN seguramente el general Lázaro Cárdenas del Río (el único Cárdenas que entrara a la HISTORIA), estará sorprendido de esta unión antinatura.
Del PT no vale la pena mencionarlo, como tampoco vale la pena mencionar el PES religioso que se ligó con el mesías AMLO, este supuestamente laico.
Esto reafirma que las elecciones de Junio el bipartidismo no es posible a corto plazo en nuestro país, dado que los electores necesitan una mayor oferta política al momento de elegir a sus candidatos.
Sin embargo, tampoco es saludable tener tantos membretes y además carísimos en el juego electoral, pues lo único que propicia es la fragmentación de la representatividad que resulta poco útil para nuestra democracia. Aparte la abstención que se vislumbra enorme.