Taxistas e inseguridad ponen en jaque a Cancún y la Riviera Maya
José Luis Montañez Aguilar miércoles 30, May 2018La Ley de Herodes
José Luis Montañez
Bueno, como si Cancún y la Riviera Maya no tuvieran suficiente con la inseguridad que se vive hoy por hoy en Quintana Roo, los taxistas del estado cerraron ayer las principales autopistas y caminos federales en toda la entidad, incluyendo el bulevar Kukulcán de la Zona Hotelera, en protesta por la llamada Ley de Movilidad, que se discute en el Congreso local, y que de aprobarse, daría entrada a plataformas digitales, similares a las que presta el servicio de Uber.
Esto sería definitivamente para poder mejorar el servicio de transporte sin itinerario fijo en el destino turístico número uno del país y uno de los más demandados a nivel mundial, donde los taxistas están convertidos desde hace muchos años en verdaderos asaltantes.
Y es que los trabajadores del volante en Quintana Roo no aceptan competencia de ningún tipo, porque mantienen tomada la plaza y hacen con el pasaje lo que se les viene en gana. Cobran en dólares y por una dejada de 15 o 20 minutos piden hasta 300 pesos y, si usted no está de acuerdo, pues simple y sencillamente lo obligan a bajar del vehículo de alquiler, ya sea taxi o alguno de tantos vehículos pirata que prestan ese servicio en el Aeropuerto Internacional de Cancún y que el año pasado recibió nada menos qué más de 23 millones de turistas, muchos de los cuales fueron prácticamente atracados por los trabajadores del volante que se dedican a levantar pasaje y a cobrarles tarifas exorbitantes, mientras sus líderes mantienen a rajatabla la hegemonía del servicio, porque no permiten que nadie les haga competencia.
Tronaron a Uber
Y en esta disputa, que significa el servicio de pasaje sin y con itinerario fijo en Cancún y la Riviera Maya, los chafiretes y sus dirigentes han impuesto su ley a las autoridades de los tres niveles de gobierno. En una palabra, nadie puede con estos señores.
Así, doblegaron a la empresa Uber, a quien después de hostigar durante casi tres años, lograron sacar de la plaza, usando como pretexto el homicidio de un taxista que se enfrentó, primero a golpes con un conductor de Uber, quien tras el altercado subió a su unidad y atropelló al ruletero, causándole la muerte de manera inevitable.
Uber había recibido ya para ese entonces multas y corralones a sus unidades y conductores por un monto cercano a los 200 millones de pesos. Los dirigentes de los taxistas en Quintana Roo se cansaron de pregonar a los cuatro vientos que ellos patrocinaban a los inspectores de Sintra para que realizaran redadas de unidades de la empresa de transporte trasnacional, que en poco tiempo cobró una gran demanda, debido a que sus tarifas eran la tercera o cuarta parte de lo que un taxista se deja pedir, por una dejada de 15 o 20 minutos y que son entre 300 y 500 pesos.
Existen casos en los que estos abusivos prestadores de servicio de transporte cobran en dólares por llevar a algún turista despistado del Aeropuerto Internacional de Cancún, a Playa del Carmen, o bien, la Zona Hotelera de Cancún, dejándose pedir los angelitos entre 100 y 200 dólares y si el sufrido pasajero se niega a pagar la cuota que se le demanda, pues simple y sencillamente se le niega el servicio y se le baja en un lugar donde no tenga posibilidad de tomar algún autobús u otro transporte, porque ya sabe usted, o entra o entra al redil.
Ley de Movilidad
Ayer se anunció que en el Congreso del estado se estaba ya analizando casi de manera final la Ley de Movilidad, que de ser aprobada, permitirá que plataformas digitales, similares a Uber, presten el servicio de transporte de pasajero sin itinerario fijo, o lo que es lo mismo, servicio de taxi, pero con tarifas más accesibles y con reglas de seguridad que benefician al usuario.
Esto, por supuesto, no lo aceptan ni los líderes de los taxistas ni los chafiretes, pues se les acabaría la mina de oro que representa para ellos el pasaje turístico en Cancún y la Riviera Maya.
Vamos a ver en qué termina todo esto, pero por lo pronto, ayer los taxistas casi paralizaron el estado, cerrando avenidas, vías de acceso y autopistas, sin importar que con ello estén dañando la imagen del destino turístico número uno en México.