Elecciones y purga de partidos
Guillermina Gómora Ordóñez martes 26, Jun 2018Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
Vientos de fractura soplan en la partidocracia mexicana, los resultados electorales del próximo 1 de julio, serán la clave para abrir la caja de Pandora de los nueve partidos políticos, coaligados en tres grupos, para hacerse del poder.
La “unidad” pende de alfileres en organizaciones como el PAN, PRI, PRD y PVEM, las diversas tribus afilan cuchillos para cortar las cabezas de quienes los llevaron a la derrota y, en algunos casos, a punto de la extinción.
Para empezar, anote a los perredistas dirigidos por Manuel Granados, a quienes el secretario de Operación Política, Vladimir Aguilar, ya les pronóstico la derrota en la Ciudad de México y a nivel nacional, al afirmar que: “El Frente fue diseñado para que Barrales y Anaya fueran candidatos, no para una propuesta política de cambio para México” y que éstos llegaron “dando golpes bajos a todo mundo”.
Un botón de muestra, de lo que pasa en el sol azteca desde hace años, es cuando su fundador, Cuauhtémoc Cárdenas, advirtió sobre las pugnas internas entre las más de 20 tribus y la pérdida del rumbo en las preferencias electorales que los ubica en el cuarto lugar, con una gran deserción hacia Morena, que les arrebató la bandera de la izquierda mexicana.
Nadie escuchó; con 29 años de existencia, el Partido de la Revolución Democrática, dejó de ser el fiel de la balanza en los procesos electorales. Los vaticinios de Cárdenas lanzados en 2014 se cumplieron: “Un partido en declive, en achicamiento, una perspectiva de voto reducido en 2018, con el riesgo de acercarnos a la condición de un partido que no sea útil a causa alguna y a nadie, sea una persona o sea un colectivo”. Ya veremos si el sol azteca se reinventa o se eclipsa.
En el caso de Acción Nacional, las tribus cobran afrentas; desde ya, los autodenominados “rebeldes” Ernesto Cordero, Roberto Gil Zuarth, Salvador Vega Casillas y Jorge Lavalle, están a punto de ser expulsados del partido.
Damián Zepeda, dirigente nacional, advirtió “Que no anden con el escudo de que son panistas, son miembros del equipo del PRI. No representan al PAN, tienen proceso de expulsión, así va a ser”.
En su defensa, Jorge Luis Lavalle, acusó a sus líderes de ser “una dirigencia que quiere echar abajo la doctrina por la que muchos nos hicimos panistas… Este grupito de Anaya quiere expulsar a los que les son incómodos”.
La rebelión está en marcha, doctrinarios y neopanistas se disputan el control del partido y mandan al diablo sus principios humanistas y con ello la oportunidad de representar a la derecha mexicana.
Pierden de vista que el canibalismo podría llevarlos a la bancarrota política, como visionariamente lo advirtió, su ex dirigente nacional, Carlos Castillo Peraza: “se ganó el poder, pero se perdió el partido”.
Sí, en la alternancia se embriagaron de poder y en la cruda de la derrota del 2012 sepultaron la Doctrina Social Cristiana, para dar paso a un voraz pragmatismo. ¿Recuperará el PAN su papel de oposición? O aplicará la de Groucho Marx: “éstos son mis principios, si no les gustan, tengo otros”.
Como sucedió en el PRI, donde los experimentos han derivado en fuertes derrotas que hoy sólo les permite gobernar 14 de las 32 entidades, y retener la Presidencia de la República se antoja cada día más lejano.
Los bandazos en el Revolucionario Institucional, llevaron al patíbulo a su ex dirigente Enrique Ochoa Reza. Ahora, René Juárez Cisneros, presidente del tricolor, realiza a lo largo y ancho del país una operación cicatriz y control de daños para evitar un éxodo después del 1 de julio que los mande al sótano en el Congreso y en las nueve gubernaturas en juego.
El líder priísta tiene claro que las elecciones dejaron de ser de tercios, el pastel se divide ahora en 4 rebanadas: PRI, PAN, Morena y PRD, más los candidatos independientes. Juárez Cisneros es un hombre preparado, sabe que las batallas no se ganan en el escritorio, así que deberá recuperar en la calle con sus candidatos la confianza de los ciudadanos que están hartos de los partidos.
En especial el suyo, al que le cuelgan todas las etiquetas posibles y culpan de todas sus vicisitudes económicas y sociales. Como decía el ideólogo del tricolor, Jesús Reyes Heroles: “En política lo importante es convencer, persuadir, no improvisar”.
Así las cosas, el próximo 1 de julio, tendremos el poder de purgar de nuestro sistema de partidos, México debe avanzar hacia un sistema democrático participativo y no sólo representativo.
VERICUENTOS
PRD – enemigo en casa
Duro se fue el secretario general del CEN del PRD, Ángel Ávila, contra Vladimir Aguilar y Amalia García, los acusó de vivir a costa del partido y los acusó de ser “la parte corrupta del PRD”. ¡Órale!