Diálogo siempre
¬ Claudia Rodríguez martes 17, Ago 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Con sólo un ejercicio mental recuerdo vívidamente los informes presidenciales desde el priista Miguel de la Madrid. Para ser honesta, los momentos cumbre de los informes de gobierno de Luis Echeverría y José López Portillo están presentes en mi conciencia debido a los archivos visuales, de audio y escritos que los reproducen.
Para muchos de mis contemporáneos, el último informe presidencial de Miguel de la Madrid, aquél primero de septiembre de 1988, es recordado no por lo que en la más alta tribuna del país se dijo, sino porque Porfirio Muñoz Ledo, entonces en su calidad de senador de la República, reclamó a De la Madrid, para de inmediato salir del recinto de San Lázaro. Hay quienes dicen que esta acción, fue una especie de innovación para de ahí en adelante, interpelar el informe presidencial y así terminar con lo que para muchos era el día del presidente por todo el tributo y pleitesía que se le rendía cada primero de septiembre.
Carlos Salinas de Gortari tampoco fue muy bien tratado durante sus alocuciones discursivas en cada informe presidencial. También es por muchos recordado, el momento en que Vicente Fox —entonces diputado federal—, se colocó dos boletas electorales en sus orejas. Fox parecía un burro ¿O lo era?
En los informes de Ernesto Zedillo continuó el ejercicio de animalia, pues es fácil recordar al diputado Marco Rascón con su máscara de cerdo.
Con el panista Vicente Fox ya en la presidencia, los informes septembrinos se convirtieron poco a poco, en una verdadera gritería, al grado que en su última oportunidad, ya ni siquiera pudo leer nada.
Los panistas con la idea de proteger al primero de ellos, empujaron el cambio del Artículo 69 de la Constitución Mexicana para que no sea obligación del primer mandatario acudir al Congreso al momento de la entrega del informe sobre el estado que guarda la administración pública del país, y que sólo sea obligación presentarlo o enviarlo. Así, el señor Felipe Calderón sí entregó su primer informe en San Lázaro en donde por cierto, el papel protagónico se lo llevo la presidenta de la Mesa Directiva, la perredista Ruth Zavaleta por ausentarse en el acto, pero el mensaje lo envió desde Palacio Nacional.
El mensajero del segundo informe de la administración calderonista fue Juan Camilo Mouriño en su calidad de secretario de Gobernación y al año siguiente le tocó el turno a Fernando Gómez Mont, quien ya tampoco despacha desde Bucareli.
Hoy son muchas las voces que insisten en el hecho de que Felipe Calderón debe presentarse a San Lázaro para entregar y presentar de viva voz su informe, pero algunos panistas argumentan lo contrario por la tesis de que no debe Calderón ser objeto de insultos. Si Calderón quiere diálogo, no debe desaprovechar ninguna oportunidad, ni momento.
Ya veremos si el protectorado panista, ayuda a que su jefe predique con el ejemplo.
Acta Divina…El vicecoordinador del grupo parlamentario de Acción Nacional, Carlos Alberto Pérez Cuevas, asegura que el presidente Felipe Calderón no se presentará en San Lázaro a presentar su cuarto informe de gobierno y un mensaje a la nación, pues no se dará el gusto a la oposición a “que lo golpee”.