Antonio Delhumeau Arrecillas
José Antonio López Sosa lunes 22, Nov 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
La comunidad universitaria ha perdido a uno de los grandes catedráticos de las ciencias sociales, el profesor Antonio Delhumeau, quien entre otras cosas fue director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y a través de la docencia logró coadyuvar a hacer de la UNAM un espacio de reflexión, investigación, y sobre todo, de divulgación científico social.
Dentro de los más gratos recuerdos que guardo siendo estudiante en la Facultad de Ciencias Políticas, son las clases de Teoría Social que impartía, aquellos retos al marxismo, las analogías con Nieztche y su obra, la forma tan peculiar de ligar aquel presente social y políticamente decadente de los años noventa con los grandes teóricos sociales, descubríamos en la lectura mediante su guía que todo aquello a lo que nuestro país se enfrentaba, tenía años de haber sido escrito y planteado en diversos escenarios a través de las plumas de los teóricos de la filosofía y la ciencia política.
Con dolor nos enteramos de su lamentable fallecimiento el pasado 16 de noviembre. Descanse en paz. Cuantos catedráticos como Delhumeau hacen falta en este país, cuantas reflexiones que permearon en quienes asistíamos con gusto a tomar la clase, que no queríamos perder ni un minuto de aquellas cátedras que impartía junto a su puro y su Coca-Cola.
El ejemplo y los conocimientos que Delhumeau compartió con quienes fuimos sus alumnos son de los valores intangibles más preciados que nos ha dejado la UNAM.
OTRO DAÑO COLATERAL
En medio del triunfo que tantas veces ha anunciado el Presidente de la República en su autodenominada guerra contra el crimen, asesinan al ex gobernador de Colima Silverio Cavazos Ceballos, su esposa permanece herida tras el atentado y de nueva cuenta las interrogantes comienzan a correr entorno al trágico suceso.
La violencia crece exponencialmente y nos pone en riesgo a todos, mientras el discurso presidencial se orienta cada vez más a la militarización del país, valgan las experiencias latinoamericanas para entender que esa no es la solución ni a éste, ni a ningún problema de seguridad nacional. En verdad cada vez entendemos menos las decisiones del presidente Calderón en esta materia, pareciera que el objetivo es dejar en 2012 un país mucho más violento de lo que está ahora en el ocaso del 2010.
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