Contaminar o no, el dilema de Iberoamérica
* Especiales, _ • Letras Iberoamericanas • viernes 26, Nov 2010Edgar Gómez •
En próximos días inicia la cumbre mundial sobre cambio climático que organiza Naciones Unidas. En este sentido se busca crear un puente de comunicación entre dos mundos que, al día de hoy, se encuentran distanciados por su realidad. Estos mundos son el de los países desarrollados, los cuales han logrado una prosperidad considerable en las expectativas de su población y por otro lado, se encuentran los países en vías de desarrollo quienes buscan, a través del crecimiento económico, mejorar sus condiciones de vida, reducir la pobreza y ser competitivos en los mercados internacionales.
Ante esto, el fenómeno de cambio climático, ha puesto frente a frente las diferencias mundiales, que han existido durante siglos; pero que hoy se encuentran sobre la mesa, ante un problema común: el deterioro del medio ambiente con sus respectivas consecuencias sobre la población del mundo.
Inicialmente, en el año 1992, se organizó la reunión de cambio climático en la ciudad de Río de Janeiro. Ahora le tocará a la Ciudad de Cancún recibir al mundo en una enmarañada toma de decisiones, la cual intentará modificar el camino relativo a las emisiones de gases de efecto invernadero y su consecuente cambio climático.
En este momento donde la cancha de juego esta puesta y los jugadores listos para tocar el césped (países desarrollados vs países en vías de desarrollo) Iberoamérica se encuentra en el dilema de financiar al mundo en vías de desarrollo para mejorar sus procesos industriales (México por pertenecer a la OCDE – Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico- se le intenta considerar como país desarrollado) o generar un crecimiento en su producto interno bruto que le permita sacar a su población de la pobreza y certidumbre a las clases medias que tanto requieren nuestras naciones.
Es momento de que Iberoamérica ponga sus cartas sobre la mesa y tal vez en este instante la decisión no se regionalice; ya que las diversas realidades que viven los distintos países iberoamericanos nos hace pensar que nuestro bloque debe abrir distintos flancos para entrar a las negociaciones de la próxima reunión de cambio climático. Por una parte se encuentran los países en extrema pobreza que tienen emisiones mínimas de gases de efecto invernadero (Haití, República Dominicana, El Salvador, Honduras, etc.), por otra se encuentran aquellos países que se encuentran en vías de desarrollo pero que su población hace que sus emisiones realmente impacten a las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera (Chile, Colombia, Bolivia, etc.) y por último se encuentran aquellos países en vías de desarrollo que impactan de manera significativa las emisiones de CO2 y que además se encuentran en la frontera de países desarrollados o en vías de desarrollo (México y Brasil)
En este sentido México aporta el 1.8% de las emisiones anuales de CO2 a la atmósfera, para ponerlo en contexto representa el 45% de las emisiones de todo el continente Africano y peor aún este porcentaje se espera que en el largo plazo se incremente de manera significativa. Esto debido a que el crecimiento de los países desarrollados es marginal. Sin embargo, se esperaría que nuestro país repunte en el crecimiento que permita abatir la pobreza y generar expectativas de mercado crecientes que fomente la inversión y con esto la industrialización de nuestro territorio.
Por todo esto, Iberoamérica debe pensar muy bien el papel que jugara en la COP- 16 (la Conferencia de las Partes – Cancún 2010) para decidir si participa como jugador pasivo, o como jugador activo (operativa y financieramente). Sin embargo, vemos en el caso de nuestro país que ni los distintos actores políticos (Secretarías de Estado, Estados y Municipios), ni actores sociales (ONG’s y empresas) se ponen de acuerdo en los mecanismos que se deben desarrollar para lograr un compromiso que el mundo necesita. Más aún, la población de nuestro país se encuentra ajena a este gran evento que se desarrollará en el Caribe Mexicano.
Es necesario que la sociedad común, como somos nosotros queridos lectores, nos informemos sobre aquellas actividades que apoyan el cambio climático y estemos conscientes que al alimentarnos, transportarnos y realizar actividades de higiene, apoyamos a la transformación de nuestro planeta. Este conocimiento nos servirá para modificar nuestros hábitos personales y de consumos y asimismo nos servirá como herramienta para exigir a nuestros gobiernos se tomen acciones puntuales en esta materia.
Debemos fortalecer las decisiones sustentables en nuestro país. Más y mejor transporte público en lugar de subsidios a las gasolinas; implementar impuestos de control a las industrias contaminantes, internalizar las externalidades de los costos de salud y ambientales. Sólo así podremos como humanidad sobrevivir al cambio climático que se avecina en el horizonte.
• Tiene estudios de posgrado en Ingeniería Económica y Financiera, y es graduado del Programa Internacional LEAD relacionado con temas de Desarrollo, Población y Cambio Climático.