Panista con síndrome priísta
Ramón Zurita Sahagún lunes 22, Feb 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los panistas veracruzanos sienten temor de que su partido esté padeciendo el síndrome del PRI y que esta situación los lleve a la debacle electoral el próximo cuatro de julio.
Nominar a Miguel Ángel Yunes Linares como su candidato al gobierno estatal puede originarles reacciones encontradas que provoquen indiferencia -en el mejor de los casos- de los militantes del blanquiazul, traiciones, deserciones y éstas impacten en el resultado que arrojen las urnas.
La nominación del nativo de Soledad de Doblado careció de asepsia, por lo que provocó malestar dentro de algunos cuadros, incluidos los equipos y seguidores del ex diputado y ex senador Gerardo Buganza Salmerón, principalmente, y del senador Juan Bueno Torio, en menor medida.
Y es que la cúpula panista fue contra la lógica, ya que los diversos sondeos levantados por distintas casas encuestadoras mostraban a Buganza Salmerón muy por arriba de Yunes Linares, tanto en encuestas entre la militancia como las levantadas con externos.
Los argumentos expuestos sobre las preferencias en favor de Buganza no fueron suficientes para una decisión que había sido tomada con antelación y donde se corroboró que si París vale una misa, un pastelazo bien vale una candidatura.
Sin embargo, el que el PAN recurra a métodos de imposición de sus candidatos, puede originar una desbandada, ya que Gerardo Buganza Salmerón escucha el canto de la sirenas de otros partidos y podría provocar un rompimiento.
Contra viento y marea, Yunes Linares se convirtió en el candidato a vencer en la elección de Veracruz, donde concentrará todo el poder del estado contra de él y a favor del candidato priísta, Javier Duarte de Ochoa y el otro flanco abierto con un candidato de izquierda que trae enfocada sus baterías en contra del ahora panista.
Yunes está consciente de que sus dos principales enemigos están atentos a todos sus movimientos para impedirle el triunfo electoral y que Fidel Herrera Beltrán y Dante Delgado Rannauro actuando en su contra, son enemigos duros de pelar.
Siendo un político de combate, duro y con mañas similares o mayores a las de sus adversarios, el panista sabe en contra de qué y quiénes va, por lo que prepara el antídoto para contrarrestar los efectos de los dardos emponzoñados que le sean lanzados.
Llega a Veracruz con la candidatura en la bolsa, pero no con la mesa servida, por lo que tendrá que tender puentes para convencer a los panistas que no digieren su nominación de que representa la mejor opción para que su partido triunfar.
Pero igual que le sucede constantemente al PRI, cuando el candidato es impuesto por el gobernador en turno o por la maquinaría del partido, dejando en el camino al mejor posicionado, hoy las cosas para Yunes Linares no pintan bien.
Eso sucedió en el PAN, donde un cónclave de 52 notables ejerció su derecho de voto y veto y con 25 sufragios favorables, el todavía director del ISSSTE fue proclamado candidato a gobernador.
Sin embargo, Yunes Linares está plenamente consciente de lo difícil que le será conquistar las simpatías del electorado y vencer a sus acérrimos enemigos que buscan la forma de frenarlo y exhibirlo.
En época de alianzas, en Veracruz derecha e izquierda pudieron establecer la más importante de todas, pero el empecinamiento de la cúpula del partido blanquiazul por abanderar a Miguel Ángel Yunes Linares como su candidato echó por la borda cualquier intento de diálogo.
La opción de la izquierda es el sempiterno candidato Dante Delgado Rannauro, quien mantiene cuentas pendientes con Yunes Linares, al que responsabiliza de haberlo metido a la cárcel, desde su cargo oficial de secretario estatal de Gobierno, aunque en realidad fungía como gobernador ante la indiferencia del mandatario Patricio Chirinos Calero que prefería hacer otras cosas que gobernar.
El otro enemigo de Yunes Linares no es cualquier cosa, ya que es el mismísimo gobernador Fidel Herrera Beltrán, el adversario real que empuja no tan solo a su “delfín” Javier Duarte de Ochoa, sino que además mantiene cuentas pendientes personales en contra de Miguel Ángel Yunes Linares.
Por eso, la disputa por el gobierno de Veracruz, además de ser el estado más importante de los 12 que elegirán nuevos gobernantes, guarda un sabor singular, por la serie de ingredientes adicionales que presenta.
El neopanista Yunes Linares sabe en la que se metió y tan lo sabe que no renunció al cargo de director de ISSSTE, buscando su regreso a la posición, en caso de perder el cuatro de julio.
Cuenta con el respaldo del Presidente de la República, de la profesora Elba Esther Gordillo, de la dirigencia nacional de su nuevo partido, de su hijo, el alcalde Boca del Río, de una parte de la familia Chedraui, de sus aliados -dentro y fuera del PAN-, pero acumula también demasiados gatos en la barriga, mantiene vivos odios en su contra y se enfrentará a algunos cotos dentro de la militancia donde su candidatura no fue bien recibida.
*Dos noticias recibió la semana pasada el ex senador Gerardo Buganza Salmerón, aunque una fue agradable y la otra no.
Buganza Salmerón confirmó que no sería el candidato del PAN al gobierno de Veracruz, después de realizar un extenso y exhaustivo recorrido por el estado y de invertir grandes cantidades de dinero.
A cambio le fue informado que su café fue bien recibido en el mercado de consumo y que las ventas superan las expectativas.
*Si el síndrome del PRI parece haber contagiado al PAN, los tricolores mantiene su estilo y en Sinaloa se puede presentar de nueva cuenta este fenómeno, con la nominación de Jesús Vizcarra Calderón al gobierno estatal, sin importar que el senador Mario López Valdez lo supere con amplitud en las encuestas.
La decisión parece tomada, por lo que le legislador busca nuevos aires, donde pueda demostrar en los hechos la grave equivocación que cometerá su partido.