Críticas, como granizada
¬ José Carlos Robles Montaño lunes 11, Abr 2011A Pleno Sol
José Carlos Robles Montaño
- Lula, dedo en la llaga
RECURRENCIA.- De meses atrás no le preocupó a Calderón que partidos de oposición: PRI y PRD, una y otra vez condenaran la forma en que se conducía al país. Reprobaron al gobierno porque no tuvo tino para enfrentar al crimen organizado; lo condenaron porque no hubo creación de empleos, ni mejoría en los salarios, por el aumento de la salida de mexicanos al exterior en busca de trabajo, ya que bien sabían que esas críticas y censuras sólo tenían la mala intención de desprestigiar al panismo que a los tricolores a quienes ganaron la silla de Los Pinos y a los perredistas descaradamente se la escamotearon.
Pero si en el pasado reciente esas críticas no le hicieron mella a los blanquiazules, en cambio hoy, cuando esos reproches a un gobierno fallido ya no sólo se dan en el terreno doméstico, sino que trascendieron más allá de nuestras fronteras, sí encendieron los focos rojos no sólo en Los Pinos, sino en las filas de Acción Nacional porque no les queda ninguna duda de que “hay algo más” en lo que sienten como una campaña de difamación a hombres de una organización política “de cambio” que nada hizo, sino que profundizó, los males históricos de México como los de corrupción, de improvisación, de inseguridad y violación a los derechos humanos.
Lo peor para el panismo, dicen los que saben, es que el país quien maneja la batuta que dirige la orquesta que mina las bases ante la comunidad internacional del partido blanquiazul es ni más ni menos el de los Estados Unidos, que gobierna Barack Obama, presidente, al que no se olvida que quien hoy gobierna México “haiga sido como haiga sido” no le dio su voto, sino que lo dio por perdido durante su cruzada para hacerse de la Casa Blanca.
Y “que nadie diga que no”. Una y otra vez, como granizada mortal, un día sí y otro también: Obama y las que consideramos sus “damas de hierro” Hillary Clinton y Janet Napolitano, así como sus grandes funcionarios que manejan la DEA, el FBI, el Ejército y la Marina, no dejan de insistir en que México ya es un peligro para su seguridad porque no se ha logrado domesticar a los cárteles de las drogas que ya actúan como narcoguerrilla. En el coloso del norte y en naciones como Francia, Inglaterra, Alemania, España y en parte del mundo se mantienen las alertas para que sus ciudadanos no viajen a nuestro país porque no les ofrece garantías de seguridad.
Un “director de la orquesta internacional” contra el residente de Los Pinos que se “encuentra frustrado” porque antes de doblegar al crimen organizado se le han multiplicado las bandas criminales, el que sin duda es quien ha movido sus influencias en la ONU -la gran creación política judaica-, así como a organizaciones defensoras de derechos humanos y de control económico, que abiertamente dicen que al actual gobierno de México lo que menos le importan son los derechos humanos; menos el crecimiento de la pobreza y la miseria que padecen millones de mexicanos, que según se dice ya tienen lavadoras y refrigeradores, aunque no tengan luz en sus casas, ni menos ropa qué lavar.
Golpeteo contra el gobierno que parece no tener fin. Que antes al contrario va en aumento, ya no sólo porque la gente no “quiere más sangre”, ni “daños colaterales”. Sangre de mexicanos regada en los surcos de la patria que de nada ha servido. Matanzas de 72 nuevas víctimas , como las registradas en San Fernando, Tamaulipas, que son más leños en la hoguera de las protestas y condenas nacionales e internacionales.
Receta
Si es bien es sabido que desde el 2006, cuando menos uno de los grandes dolores de cabeza de Calderón fue y es Andrés Manuel López Obrador, en lo internacional, quien desde “siempre” le ha provocado resquemor.
Luiz Inacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, fue reconocido por los gobiernos del mundo como un estadista que sí supo cómo enfrentar la pobreza que padecían millones de brasileños y poruqe también encontró la forma de disminuir la criminalidad del país.
Y Lula da Silva, líder político felicitado, acaba de dar una conferencia ante los asistentes a la 74 Convención Bancaria, celebrada en Acapulco, en la que puso en manos de los ineptos la receta de cómo hacer un buen gobierno, bajo la premisa de hacerles justicia social y económica a quienes menos dinero tienen, por la falta de trabajo.
El brasileño, con sus dichos hizo rabiar , sin duda, al panismo, cuando dijo que la parte de la violencia que se vive en México tiene su origen en que antes que enfrentar con decisión el problema de la pobreza, sigue siendo un compromiso incumplido.
Luiz Inacio Lula, a quienes observadores de la política internacional le ven grandes posibilidades de convertirse en un líder mundial de organismos como la ONU, dejó también en claro que los problemas que enfrenta en estos momentos el mundo es por falta de decisión política, no tanto por problemas económicos. El político, enfatiza que no debe olvidarse del compromiso que tiene con su origen y con el pueblo, para saber para quién tiene que gobernar.
A sus mismos interlocutores, los banqueros, el brasileño les dijo que bien saben que la violencia que se vive en México no ha surgido ahora, sino tiene su origen en la continuidad de años en que los pobres no fueron tratados con atención, aquí (en México, en Brasil, Honduras) y en decenas de países.
Si dijo lo que dijo el ex mandatario es por la experiencia que tuvo como presidente en Brasil, cuando en sólo 8 años de gobierno sacó a 28 millones de brasileños de la pobreza, extrema y elevaron a 36 millones de personas a la clase media. Y del cómo logró tan grandes resultados elevando los salarios de los trabajadores para que tuvieran real poder de compra, para distribuir en forma mejor la riqueza que producen los países, así como elevar la autoestima de la gente.
Aunque parezca increíble, los banqueros e industriales asistentes a la Convención Bancaria le brindaron carretadas de aplausos al brasileño por sus dichos, que para nuestro gusto, tienen mucho parecido a los que forma machacona ha dejado establecido López Obrador de hacer un gobierno donde la atención a los pobres, darles trabajo, elevar los salarios, sea la gran prioridad para detonar la economía, sin temor a que esa justicia para que los que menos tienen, provocará inflación.