Los jueces tienen que resolver conflictos, no crearlos: Alejandra Beltrán
* Especiales, Cd. de México miércoles 1, Jun 2011- La titular del Juzgado 66 Civil cumple hoy 28 años de trabajar en el TSJDF
- En su juzgado se atienden diariamente un promedio de 400 asuntos
Sergio Aquino
Con cerca de tres décadas de trayectoria en el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, la juez 66 en materia de lo Civil, Alejandra Beltrán Torres, se ha convertido en un ejemplo de entrega y constancia para sus compañeros y amigos, y continúa trabajando con la convicción de brindar un servicio público de calidad, que ponga en alto el nombre de su juzgado y del propio tribunal.
“Estoy muy orgullosa del TSJDF, y me siento muy contenta de laborar aquí; si tuviera que elegir, volvería a formar parte de este tribunal que me ha dado muchas tristezas, pero sobre todo, muchas alegrías” expresó la juzgadora, quien abrió las puertas de su juzgado para Diario Imagen.
Egresada de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán, tuvo la oportunidad de ingresar al TSJDF como Secretaria de Acuerdos el primero de junio de 1983, fecha desde la cual ha dedicado su vida a la procuración de justicia, “nosotros realizamos la tarea más noble de un abogado, que es juzgar a nuestros semejantes, por lo que tenemos que ser aplicadores del Derecho, pero también de la justicia, y tener conciencia de que estamos aquí para resolver conflictos, no para crearlos”, apuntó.
Con una experiencia de más de 15 años como juez, Alejandra Beltrán ha aprendido a buscar el justo medio para que cada resolución que pasa por sus manos, sea un instrumento de conciliación entre las partes que intervienen, “yo procuro, sin violar el Derecho, darle a la gente lo que se merece, porque la gente viene con nosotros, ante el tribunal, a que se le resuelva un conflicto, y tenemos que usar todos los medios a nuestro alcance para darle solución, que las partes se sientan escuchadas y se vayan contentas, convencidas de que tuvieron mucho que ver en la solución de su problema, y que el resultado es justo”, subrayó la titular del 66 Civil.
A pesar de su vocación por el servicio y de su compromiso con la impartición de justicia, la funcionaria reconoció que no siempre depende de los jueces el que los casos lleguen a un final satisfactorio, y así lo explicó: “hay veces que algunos preceptos legales no nos permiten ayudar más a la gente; nosotros tenemos que admitir las pruebas siempre que estén ofrecidas como la ley dice, y muchas veces es cuestión de los abogados que no las presentan debidamente, y no las podemos admitir, entonces hay casos en los que por una prueba mal ofrecida se pierde un asunto, y sabemos que esto implica una injusticia para el gobernado, pero nosotros no podemos ir más allá, no podemos violar el Derecho”.
Sin importar la fuerte carga de trabajo que representa su posición, pues aseguró que diariamente se atienden en su juzgado cerca de 400 asuntos, la juez vive su trabajo con gran satisfacción y se preocupa por poner en alto el nombre del Poder Judicial, “yo tengo bien puesta la camiseta del tribunal, confío en mis compañeros y en la institución, he procurado que todos los que colaboran a mi lado en este juzgado estén bien conscientes del trabajo que desempeñamos, que a la gente hay que darles un buen trato y que somos servidores públicos que, como el nombre lo dice, estamos aquí para servir a la sociedad”, detalló la abogada.
A lo largo de su carrera, Beltrán Torres ha descubierto que ser juez es labor de tiempo completo, y que la preparación debe ser continua para mantenerse siempre al día, “en esta profesión se debe tener disposición de tiempo, 24 horas, muchas veces me pasa que resuelvo los asuntos cuando estoy dormida, cuando el caso es tan difícil y me quedo con él tanto que en ocasiones hasta lo sueño, y ahí me viene la luz divina, y a media noche me levanto a anotar lo que tengo que hacer y sigo trabajando, esto es de tiempo completo”.
En el ámbito personal, tiene la fortuna de compartir su trabajo y experiencia con su hija, quien también es abogada y forma parte del TSJDF; asimismo, está convencida de que todo su esfuerzo vale la pena y se ve recompensado, más allá del sueldo que percibe, “no me arrepiento de nada, porque ésta es una tarea muy noble y sé que todo lo que he dejado por estar aquí ha valido la pena; yo creo en la justicia divina, pero sobre todo, en la justicia del hombre, y yo no dudo que algún día la justicia nos ponga a cada quien en el lugar que debemos estar, todo llega a su tiempo”, aseguró.
“Quiero ser magistrada, y con la trayectoria que tengo, y los años que llevo en el tribunal, estoy segura de que lo voy a lograr; por eso estudio mucho, llevo los asuntos lo mejor que puedo y trato que el juzgado sea el mejor; porque además me gusta hacer lo que hago, y cada conflicto lo trabajo como si fuera nuevo, y con la dedicación que se merece”, subrayó la servidora pública, quien culminó la entrevista con una visión que le gustaría dejar en las personas sobre sí misma.
“El día que ya no forme parte de este tribunal, quisiera que la gente me recordara como alguien que se dio hacia los demás, que supo resolver los conflictos que se le presentaron, aplicando el Derecho y la justicia; como una persona sencilla, que supo escuchar a la gente, que no cometió injusticias, y que estuvo al tanto del juzgado, siempre en aras de cumplir con lo que, considero, Dios me destinó”, concluyó la juez.