Víctor González Ortega, una muestra de la descomposición política
José Antonio López Sosa miércoles 24, Mar 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En un escenario adverso donde la clase política cada vez pierde más credibilidad ante los ciudadanos, donde el presidente en turno parece vivir una realidad paralela y cuando los mexicanos reflexionamos el costo tan alto que representa un Congreso disfuncional, de pronto aparece un nuevo escándalo en el extremo norte del país, quien fuera presidente del Congreso en Baja California, es exhibido cometiendo varios delitos a la vez, sin embargo, ninguno de ellos fue suficiente como para que lo detuvieran e hicieran un juicio conforme a la ley, ¿por qué?, sencillamente por ser panista y diputado local.
Mientras Felipe Calderón enarbola una “guerra contra el crimen” que tiene al Ejército contra la pared, un militante del mismo partido en alarde de su fuero circula en la fiesta con posesión de drogas por las calles de Mexicali, capital de Baja California, lo peor del caso es que las autoridades callaron y pasaron por alto el incidente, no fue hasta que se filtró el video donde aparece en plena “detención” cuando la sociedad se entera de lo que realmente sucede en Mexicali.
Escuché atentamente la entrevista que el alcalde de aquella ciudad fronteriza concedió al periodista Joaquín López-Dóriga en Radiofórmula, resulta que hasta que vio el video en televisión se enteró de los hechos a pesar que sucedieron en febrero, asegura que nadie le avisó y a pesar de ser el presidente municipal, según él sus subordinados no le dan explicación alguna cuando sorprenden a un diputado armado, ebrio y portando drogas, ¡qué cosa!
El gobierno está descompuesto en serio, a todos niveles y en todas las entidades hay un dejo de irresponsabilidad, impunidad, falta de probidad, corrupción o cinismo. Es preocupante que en México la sociedad se esté fastidiando de los políticos, que ese respeto por las instituciones que a base de autoritarismo nos heredó el PRI tras 70 años de injusticias se corrompa de un día al otro bajo la entera responsabilidad de los políticos de todos los partidos. El ejercicio de la política en muchos casos resulta comparable con la carrera de un delincuente si lo medimos por la impunidad y por la nula aplicación de la ley y el estado de derecho. Aunque en el discurso se hable del bien común que persiguen la mayoría de los políticos, en la praxis se comprueba el grado de perversión que puede haber en sus fines, tal es el caso de Víctor González Ortega y muchos más que al día de hoy ignoramos.
, el problema es que lo busca en las calles cuando el crimen está en la propia política, toda la sociedad lo sabe.
Los narcotraficantes siempre han sido apoyados por políticos y policías corruptos.