Baja Sur, incógnita
Ramón Zurita Sahagún viernes 14, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si en Guerrero la lucha electoral se encuentra radicalizada en dos partidos (ambos con candidatos priístas), con un tercero sumamente distante, en Baja California Sur, la situación se vuelve interesante y habrá que seguir de cerca los acontecimientos.
Como si fuese una moda, los saltimbanquis de la política surgen por todos lados, brincando de un partido a otro, sin rubor alguno.
La disputa del poder por el poder mismo y por lo atractivo que resultan ser los presupuestos estatales despierta ambiciones y atraen como moscas al basurero a los políticos no definidos ideológicamente.
En el presente año electoral se han conjuntado una serie de factores que llevaron a dos militantes de otros partidos a convertirse en candidatos del organismo político opuesto, donde concentran grandes posibilidades de triunfo.
Ángel Heladio Aguirre Rivero fue un mediano político priísta que emergió como el idóneo para cubrir las torpezas de Rubén Figueroa Alcocer, luego de la masacre de Aguas Blancas.
Ex funcionario estatal, Aguirre Rivero fungía como diputado federal, cuando le cayó del cielo el gobierno de su entidad natal por cuatro años, sin pasar por el control de las urnas.
Sabedor de que el gobierno interino o sustituto le daría una segunda oportunidad, la de competir por el gobierno de seis años, Ángel Heladio dedicó su tiempo a construir una red que le permitiría ser su respaldo para un proceso electoral, en el que él participara como candidato.
Formó una sociedad con su pariente Manuel Añorve Baños, a quien hizo primero el hombre del dinero estatal y después alcalde de Acapulco, por la misma vía que él consiguió el gobierno estatal, la de interino.
Paciente esperó los tiempos políticos más adecuados, ya que a la siguiente elección no podía anotarse y luego se les vino encima el mundo por la desastrosa administración de René Juárez Cisneros.
Aguirre Rivero consideró que el actual proceso electoral era el adecuado y se sometió a las reglas de su partido buscando ser el candidato.
Los métodos usados no le favorecieron, lo hicieron con su antiguo asociado y todavía pariente, Manuel Añorve Baños, decisión que, supuestamente, acató, aunque lo hizo mientras negociaba su candidatura por una alianza opositora al PRI.
Hoy, los antiguos asociados mantienen una guerra electoral que lleva a militantes del PRI a respaldar al candidato de la coalición PRD-PT-Convergencia, mientras que dirigentes e íconos de la izquierda se vuelcan a favor del priísta.
Lo inverosímil de la situación guerrerense se repite en Baja California Sur, donde la ruptura se dio en la izquierda, por lo que el proceso electoral cuenta con dos candidatos de la izquierda, aunque uno representa la derecha y el otro a una izquierda partida.
Dos ex alcaldes perredistas, Luis Armando Díaz y Marcos Covarrubias disputaron la candidatura de la izquierda, ganándola el primero, por lo que el segundo decidió irse por al libre y aceptar la candidatura del PAN.
Con doce años de gobierno, el PRD se encuentra a un paso de ceder el espacio que administraron Leonel Cota Montaño (disidente priísta) y Narciso Agúndez Montaño que, como los guerrerenses Aguirre y Añorve, son también familiares.
Cota y Agúndez entraron en conflicto sumiendo al PRD de BCS en una grave crisis que parece conducirá este partido al caos.
El neopanista Covarrubias corre alegremente en pos del triunfo electoral, mientras los votos de Díaz van a la baja. Un invitado inesperado, el priísta Ricardo Barroso Agramont, se revalúa y aparece con amplias posibilidades de derrotar a los dos candidatos de izquierda.
Relegado el priísmo en Baja Sur desde que Cota Montaño se llevó a la mayoría de los militantes tricolores al partido del sol azteca, los priístas acumulan derrota tras derrota, aunque la luz parece asomarse en su horizonte.
En los días recientes, el priísta Barroso recibió la adhesión del senador panista Luis Coppola y la dimisión y respaldo del candidato a gobernador por parte de Convergencia, Martín Inzunsa Tamayo.
Con estas cartas, las posibilidades del priísta se revalúan, mientras descienden los bonos de los perredistas, el ex y el todavía militante.
Como si fuese poco, la candidata del PRI en la capital estatal, La Paz, Esthela Ponce Beltrán supera en las encuestas a los candidatos de los otros partidos.
La ex dirigente nacional de las mujeres priístas concentra poco más del 30 por ciento de las intenciones del voto, al igual que su partido, mientras que el PAN se ubica en segundo lugar con el 26 por ciento, el PANAL el 12 por ciento y el PRD queda relegado a la cuarta posición con el once por ciento.
Es cierto que en cuestión política y de presupuesto, Guerrero resulta ser, por mucho, una elección bastante más atractiva que Baja Sur, aunque la disputa entre tres partidos e igual número de candidatos hará que la mirad se pose también en esa relegada entidad en materia electoral.
*Como lo prometió, Humberto Moreira Valdés, el electo dirigente nacional del PRI, está atizando el medio político y sus críticas al gobierno y al partido en el poder mantienen en jaque a sus principales adversarios.
Gustavo E. Madero, presidente nacional del PAN; Heriberto Félix, secretario de Desarrollo Social y Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública, le han dado la réplica al gobernador con licencia de Coahuila.
Lo curioso de esto es que Moreira Valdés no está todavía en funciones y trae vueltos locos a los panistas, por lo que se antoja que cuando asuma la presidencia del tricolor eso será una súper libre.
Los comicios de julio próximo (Estado de México y Nayarit), se antojan como una buena arena política para calar verdaderamente a Moreira Valdés.