El peligro de una elección de Estado
Luis Ángel García miércoles 20, Dic 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Ante la resistencia de la mayoría de los ministros de la Suprema Corte a las violaciones constitucionales desde el Ejecutivo y de la oposición en el Congreso Federal a convertirse en oficialía de partes de las iniciativas presidenciales, el inquilino de Palacio Nacional prepara una estrategia que no es necesariamente su anunciado “Plan C”, sino el fraude en las elecciones en el 2024 en caso de un potencial triunfo de sus adversarios para retener la Presidencia, lograr la mayoría calificada en el Legislativo y garantizar la consecución de su proyecto político. Esa posibilidad incluye el responsabilizar a los partidos aliancistas de ser perpetradores del fraude, desatar la violencia política y ordenar la intervención de los militares para reprimir a los opositores. La democracia está en riesgo y se abre la puerta a la instauración de un régimen autocrático que busca extender el mandato sexenal e imponer el modelo populista de la 4T.
Sólo aplicaría la revocación de mandato si su “corcholata” preferida se desviara del rumbo trazado y peligrara su Maximato. Pero de ganar el candidato de los partidos contrarios, recurriría al uso de la fuerza para desconocer el triunfo opositor y proponer nuevas elecciones mientras él dirige al país dos años más.
Conforme avanza el final del mandato constitucional, más preocupa al Presidente los últimos reveses infringidos por sus contrapesos y aunque insiste en desaparecer organismos autónomos, regresar la Guardia Nacional al Ejército e imponer abyectos personajes en el Máximo Tribunal y en el Tribunal Electoral, ha prevalecido la autoridad de los ministros y de la oposición que no cedieron a los caprichos del tabasqueño, quien se empeña en violar la ley un día sí y otro también.
Por eso le preocupan los comicios del año entrante, no sólo en el relevo presidencial, donde su candidata, a pesar de llevar dos años en ilegal promoción electoral, no levanta ni representa un liderazgo que impacte en la gente, a pesar de las encuestas a modo, cuya única finalidad es desalentar la participación ciudadana por esa apatía casi congénita del mexicano que hace suya la idea de “para qué ir a votar si ya sabemos quiénes van a ganar”. Por eso es importante que el humor social se manifieste en las urnas y los clasemedieros, los jóvenes, las feministas, la gente sin medicamentos, los “aspiracionistas” salgan a sufragar y demostrar que no están de acuerdo con el modelo político de la 4T y su rechazo a las estrategias económicas, de empleo, inversión en obra pública y en materia de salud y de seguridad.
Ese es el gran temor de la 4T, que el voto masivo en contra de su proyecto populista dé el triunfo a la oposición, aunque la candidata -que resultó un fenómeno mediático-, y los partidos aliancistas desperdician la oportunidad de retomar el poder, por falta de estrategias y exceso de protagonismos y ambiciones personales. Pero en política nada está escrito, y por si se da ese campanazo, el líder moral de Morena tiene ese “plan D”, mediante el cual quiere frenar esa posibilidad y si es necesario usar la violencia, ¡lo hará!, es una debilidad de los megalómanos. Por eso ha entregado el peso de la administración pública a los verdes, además de todo el dinero del erario, para tenerlos contentos en su papel de empresarios, constructores, administradores y responsables de todo tipo de actividad que les represente un beneficio, y aunque con ello se despersonalizan de su función primigenia, no dejan de ser un órgano represor del Estado, y no dudemos que los utilizarán para legitimar un mega fraude electoral desde el poder mismo. El ciudadano tiene la palabra.