Huellas
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 16, Abr 2014Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Dicen los que dicen saber que en aquellos tiempos de consolidación del régimen emanado de la gesta revolucionaria, hubo una ocasión en que un diputado señaló en tribuna que algún secretario de Estado en su ejercicio de administración tenía prácticas de corrupción.
Y siguen diciendo los que dicen saberlo todo, que el mencionado colaborador cercano del titular ejecutivo federal en turno, simplemente respondió que quien acusa debe comprobar.
Y terminan diciendo los que dicen conocer la historia del México al dedillo, que el legislador de manera tajante le aclaró al funcionario que lo acusaba de corrupto más no de tonto.
Esta anécdota, cierta o no, ha estado presente a lo largo de la historia nacional, tanto en aquellos tiempos post revolucionarios que fenecieron en el 2000, como en los post contrarrevolucionarios que tan sólo duraron dos sexenios, como al día de hoy en que el partido político que se ufana como heredero de la revolución ha retornado por sus fueros al frente de la casa presidencial de Los Pinos.
Pero no sólo está presente en el sector político, también en los demás ámbitos de la vida nacional, es más, hasta existe aquella canción del grupo “Bronco” que grita a los cuatro vientos eso de “que no quede huella, que no y que no”.
Y es que como huella se puede considerar todo vestigio o prueba que implique cierta presencia de algún ser humano en un acto no lícito, y no sólo se refiere a las huellas digitales o dactilares que dejan los dedos y que se sabe son únicas por cada ser humano.
Y es que en materia de huellas o vestigios o pruebas, se puede abundar de manera amplia y, además, con ellas se pueden o no comprobar ciertas anomalías.
Así, en todo programa policiaco la búsqueda de huellas o vestigios o pruebas que puedan mostrar el camino para resolver el caso concreto, es prioridad y en ocasiones se vuelve tan importante como la misma resolución de la trama.
Por ello, son tan importantes las huellas o vestigios o pruebas que sustenten las líneas de investigación que conduzcan a buen puerto y de manera legal y justa los asuntos a investigar y los casos a resolver.
Casos como el de Oceanográfica, el de la Línea 12 del Metro de la ciudad de México, o la supuesta red de prostitución del presidente de un partido político en la capital del país, se resolverán por las huellas o vestigios o pruebas que puedan aportar quienes acusan.
Y es que en el estado de derecho mexicano todo acusado es presunto responsable hasta que la justicia determine su culpabilidad. O sea: se es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En otros sistemas jurídicos sucede al revés: se es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Y esta diferencia de forma, en verdad que es una diferencia de fondo, ya que en el caso de México quien acusa debe probar que su dicho es cierto, y en los otros sistemas el acusado debe probar su inocencia.
Aunque a decir verdad, en México ayudan mucho los elementos que los señalados como responsables de ciertas anomalías puedan aportar en descargo a su favor, por lo que, hay que estar seguros, todavía faltan algunas semanas para que los asuntos se resuelvan.
Claro, siempre y cuando estas semanas que faltan no sean semanas santas porque entonces la resolución de los casos llevará varios años.