Frenar violencia política
Augusto Corro viernes 1, Jul 2016Punto por punto
Augusto Corro
La violencia política es una acción que atenta contra la democracia.
Nadie parece entenderlo, menos en Veracruz.
Por ejemplo, anteayer, en Xalapa, el líder del PAN, Ricardo Anaya; el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, y Santiago Creel, fueron agredidos por militantes de Los 400 Pueblos. A punto estuvo de ocurrir una tragedia, pues el estado de ánimo de los agresores estaba a punto de linchamiento. El grupo de golpeadores con palos y piedras atacaron a la comitiva panista.
¿Por qué esa conducta salvaje? ¿Quién ordenó la agresión?
Los panistas estuvieron en el Congreso local, con el propósito de frenar los nombramientos de funcionarios que ayudarían al gobernador Javier Duarte a burlar la ley, cuando deje el cargo.
El candidato de la alianza PAN-PRD, Yunes Linares, ganó la gubernatura que significó una derrota importante para el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que mantuvo el poder durante décadas.
Durante su campaña, el panista prometió encarcelar a Duarte, a quien acusan, en términos generales, de convertir a Veracruz en un desastre.
La enemistad entre los mandatarios, el saliente y el entrante, es rancia y nadie apostaría a que Duarte gozará de impunidad. Precisamente, Yunes Linares triunfó porque los veracruzanos quieren ver al actual gobernador en la cárcel.
Por otra parte, el nuevo mandatario tiene también un pasado de enfrentamientos con Los 400 Pueblos, principalmente, con su líder César del Ángel, un sujeto involucrado en matanzas de campesinos.
Las autoridades federales tendrán que intervenir rápida y eficazmente para castigar a quienes ordenaron agredir a la comitiva azul, para empezar a poner un poco de orden en aquella entidad; aunque no se ve como puedan hacerlo. Son años de pleitos entre Yunes Linares y César del Ángel.
¿Es este último el instrumento de Duarte para culminar su venganza contra el nuevo gobernador? Las autoridades federales tienen la palabra.
DONALD TRUMP Y LA TORTURA
Tuve que releer la información sobre las declaraciones de Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos (EU), pues me pareció que había un error; pero no, no había tal.
El magnate estadounidense dijo ser un ferviente defensor de las torturas aprobadas entonces por Bush contra sospechosos de terrorismo.
Y en relación con la matanza con indicios yihadistas, en Estambul, el aspirante Trump volvió a defender el uso de la técnica de ahogamiento simulado a sospechosos de terrorismo.
“Me gusta mucho. No creo que sea suficientemente duro”, dijo el millonario.
Sirva esto para analizar la condición mental de un político, que de ganar, podría convertirse en el hombre más poderoso del mundo, con puntos de vista que lo colocan como primitivo.
Nadie en su juicio podría elogiar la práctica de la tortura ni en los peores criminales. La dignidad humana y otros principios que nos diferencian de los animales y nos obliga a alejarnos del daño a los semejantes, como principio natural de la convivencia humana.
¿De donde tomó la idea Trump de sentir gusto por la tortura? Seguramente, el republicano ya es carne de psiquiatra. No se puede entender de otra manera.
Las manifestaciones racistas y de odio a la humanidad del republicano harían palidecer a Hitler. Es una aberración el gusto por la tortura. Eso pienso.
GABINO CUÉ, UN DESASTRE
Si el gobernador oaxaqueño, Gabino Cué, logra burlarse de la justicia, no lo podrá hacer con la Historia, con mayúscula.
Basta con revisar el comportamiento de él y su gobierno en Oaxaca, que casi esá a punto de estado fallido.
Le faltan alrededor de cinco meses para dejar el cargo al que llegó tras una alianza de perredistas, panistas, etc., que no funcionó. Tan mal gobernó que el PRI ya regresó al poder, con los Murat, como nuevos dueños del estado.
Meses atrás, Gabino Cué fue cuestionado por su riqueza de más de 7 mil millones de pesos, incrementada en unos cuantos años. Además, de esa riqueza, es propietario de bienes inmuebles, en las mejores zonas residenciales de Oaxaca.
Pero lo más grave del todavía gobernador es que dejará una entidad ensangrentada después de los hechos violentos en Nochixtlán, Oaxaca, en donde perdieron la vida ocho personas.
En el presente, los enfrentamientos, bloqueos y toda clase disturbios afectan la tranquilidad y seguridad en aquél estado, hechos que no preocupan al frívolo de Gabino Cué.
Ya demostró que el espiral de violencia no tiene sin cuidado. Por ejemplo, el día de la matanza de civiles en Nochixtlán, él se encontraba en la boda de Rafael Navarrete, secretario de Obra Pública de Guerrero. También estuvo en la fiesta Héctor Astudillo, el inepto gobernador guerrerense.
Feliz fin de semana.