Ayer tampoco fue su día
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 13, Nov 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
En otro día malo para Felipe Calderón, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, volvió a darle un raspón.
Al referirse a Michoacán en el sexenio del susodicho, el funcionario priísta soltó que “no había ni siquiera un llamado a la coordinación”.
Osorio Chong explicó que el diagnóstico sobre la administración pasada se ha hecho para que se sepa de dónde se partió en la estrategia de seguridad que está siguiendo la administración del presidente Enrique Peña Nieto.
Y en ocasiones ha dicho, o más bien se ha quejado, de la situación lamentable que dejó Calderón en el país.
Apenas el viernes recalcó que de los 103 mil capos y criminales detenidos en la administración de Calderón, sólo 3 mil fueron sentenciados. Una buena parte de esos criminales, indicó, tuvieron que ser puestos en libertad por la violación de sus derechos humanos, al exponerlos en televisión y montar espectáculos en torno a ellos.
Y ayer decía que “no podemos estar echando culpas”, pero en Michoacán “no había ni siquiera un llamado a la coordinación”. ¡Bolas!, diría Vicente Fox.
Pero ayer nos preguntábamos aquí si no tendría más sentido que exhibir a Calderón, tomarle de una vez cuentas sobre el tenebroso pasado inmediato. Porque, si no, de qué sirve todo esto. Pero ayer Osorio acotaba que el diagnóstico sobre la administración pasada “lo hacemos solamente para mejorar lo que no venía funcionando”.
¿Será? Por lo pronto el ex ya ligó un cuarto día de andanadas en menos de una semana por parte de tres funcionarios relevantes de la presente administración.
Y eso sin contar la balconeada que le puso Estados Unidos con documentos desclasificados que dicen, ni más ni menos, que Calderón solapó la impunidad del narco y que ocultó informes sobre matanzas sistemáticas de migrantes.
Por otra parte, eso de la ocultación de la información, de la realidad, de la verdad, ha sido un factor clave para que la violencia en el país se haya vuelto un fenómeno tan extenso como imparable.
Y a ello ha contribuido el silencio de sectores influyentes en el país. El más obvio es la televisión, pero el que ha nadado de muertito en todo este tiempo ha sido el alto clero. Lo decíamos el otro día y ayer el obispo de Saltillo, Raúl Vera López, nos daba la razón.
El sacerdote dijo que ante la inseguridad que vive el país “a los obispos les ha faltado ser menos timoratos ante los gobernantes”. Se debe, afirmó, dar una mayor organización entre el clero frente al problema, como fue el caso de los obispos colombianos “que se organizaron muy bien, y nosotros no lo hemos hecho”.
El obispo Vera describió en una frase lo que ha hecho la iglesia católica en por los menos los últimos 30 años, desde la venida del primer capo a esta sociedad:
“Si tenemos que preguntarnos como Iglesia, dónde hemos estado, que tenemos tanta corrupción, debemos preguntarnos cómo hemos evangelizado, y hemos estado encerrados en los templos sin salir a ver la realidad. Nos hemos quedado en un estrato de población ya convertida, y hemos dejado a la gente que necesitaba atención”.
Y hoy escuchamos el lamento de por qué en lugares como Michoacán el tejido social está desgarrado…