Norte, realidad de la libertad de expresión en México
¬ José Antonio López Sosa martes 4, Abr 2017Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En el discurso se oye muy bien cuando dicen las autoridades —desde el Presidente de la República hasta los regidores municipales—, que gozamos de libertad de expresión en México.
Muy relativa esa aseveración que de forma irresponsable la clase política usa como propaganda para justificar su permanencia.
La libertad de expresión está consagrada en la Constitución y se permite en muy pocos espacios —como es esta columna, por ejemplo—, dado que esos mismos que pregonan esta supuesta libertad, tienen jefes de comunicación que mediante los presupuestos oficiales censuran a diestra y siniestra con la amenaza de quitar la publicidad que se invierte.
En primera instancia la libertad está supeditada al dinero, a los presupuestos de comunicación, a los deseos del político que con la boca alardea de esta libertad y con la mano azota la mesa para que no hablen mal de él y su administración.
La libertad de expresión es tan relativa en México, que diversos medios impresos y electrónicos se han convertido en algo parecido a una agencia de relaciones públicas, donde la información tiene precio, donde los contenidos periodísticos que pertenecen precisamente a la libertad de expresión no tienen cabida.
Además de esta censura gubernamental, que cambió del autoritarismo al monetarismo en las últimas décadas, está la amenaza del crimen organizado y desorganizado, muchas veces en conjunto con distintos niveles de gobierno o bien, aprovechando la omisión de estos.
Así funciona el periodismo en México, bajo amenaza, bajo censura y bajo autocensura.
El cierre del periódico Norte de Ciudad Juárez, tras el asesinato de la periodista Miroslava Breach representa un grito desesperado a Ciudad Juárez, a Chihuahua y al resto del país con relación a lo que está ocurriendo con la libertad de expresión en México, donde en muchos casos ha costado la vida de colegas periodistas, sin que ningún órgano del estado mexicano haya podido detener y procesar a un solo responsable.
No hay para dónde hacerse, es voluntad de la clase política tener medios de comunicación a modo con periodistas trabajando a modo.
Es voluntad de la clase política no investigar y castigar a los responsables de tantas muertes de colegas periodistas en los últimos años.
Es voluntad de la clase política seguir diciendo en el discurso que hay Alibertad de expresión y en la realidad censurando a más no poder.
Triste nuestro país para ejercer este noble oficio del periodismo.
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