Carreteras de la muerte
¬ Augusto Corro martes 18, Abr 2017Punto por punto
Augusto Corro
Todo hace suponer que nadie tiene interés en frenar las tragedias en las carreteras, provocadas por los camiones (tráilers) de doble remolque.
El último registro mortal ocurrió el jueves santo a primeras horas de la mañana.
Una pipa de doble tanque, que trasportaba 40 mil litros de gasolina, chocó contra un autobús de turistas que iban a la playa. Los dos vehículos ardieron. Aquello se convirtió en un infierno.
El saldo: 26 personas muertas alcanzadas por el fuego. Hay varios lesionados graves. El hecho ocurrió en un tramo de la Autopista Siglo XXI, Morelia-Lázaro Cárdenas.
La historia se repitió. Y desafortunadamente volverán las tragedias.
¿Por qué nadie quiere entender que los tracto camiones de doble caja son una verdadera amenaza en las carreteras?
Como se planteó en los medios: ¿cuántos muertos se necesitan para que las autoridades pongan fin a tantos accidentes en los caminos?
Todo mundo es testigo de la imprudencia de los conductores de esas unidades de transporte que no miden las consecuencias.
¿Cómo frenar un camión de dos remolques con más de 70 toneladas de carga a una velocidad superior a los 120 kilómetros por hora?
De esta irresponsabilidad se derivan 28 mil accidentes y más de mil muertos al año.
En México circulan más de 23 mil unidades de dos cajas que exceden por mucho los estándares de carga marcados por la ley.
Nadie escucha las quejas contra esas irregularidades. Habrá más tragedias. ¿Hasta cuándo?
Alguien saldrá por ahí a decir que sí hay reglamentos para reducir la velocidad de esos camiones, pero da la casualidad que nadie los aplica.
Otro periodista sacrificado
El viernes, alrededor del mediodía, fue asesinado el periodista Maximino Rodríguez Palacios, de 72 años, cuando estacionaba su camioneta en un centro comercial.
Con ese hecho, México reafirmó que es uno de los países más peligrosos para la práctica del periodismo.
En Marzo fueron asesinados tres comunicadores: Miroslava Breach Velducea, de 54 años, en Chihuahua; Ricardo Monlui Cabrera, de 57 años, en Veracruz: y Cecilio Pineda Brito, de 39 años, en Guerrero.
En nuestro país, fueron asesinados 102 periodistas desde el 2010 hasta el 2017. En el presente, la espiral de violencia hace más peligroso el trabajo de los reporteros. En algunos estados, la autocensura es algo común.
Recientemente, el diario “Norte” dejó de circular.
En fin, los representantes de los medios, en algunas entidades, viven persecuciones y amenazas de muerte, que se cumplen. Tras esos crímenes se encuentra el crimen organizado y los caciques de pueblo.
Los asesinos de periodistas actúan impunemente. Los agresores andan libres. ¿Alguien sabe de algún victimario de comunicadores que se encuentre en la cárcel?
Sin castigo por sus crímenes, nada preocupa a los sicarios.
Ante esas acciones delincuenciales las autoridades poco o nada hacen para proteger a los periodistas.
En cuanto se conoce la agresión a un comunicador se levantan las olas de protesta encendida por un rato que luego se repiten. Se trata de voces de buena voluntad que nadie oye.
Ni siquiera las organizaciones encargadas de defender a los periodistas cuentan con el dinero para cumplir su tarea “protectora”.
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) solicitó a la Secretaría de Hacienda y a la Cámara de Diputados mayores recursos para el fideicomiso del Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
¿Alguien le hará caso? No lo creo.
Sin duda, seguirán las agresiones a los reporteros, columnistas, etc. Como si se tratara ya de una costumbre.
Duarte capturado
El ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, fue aprehendido por la policía el sábado en la noche, en Guatemala.
Es acusado en México por un sinnúmero de delitos, entre otros el de peculado y enriquecimiento ilícito.
En el primer tema, se habló de desvío multimillonario del tesoro público, que ya se empezó a recuperar.
Durante su estancia en el gobierno veracruzano, esta entidad se vio envuelta en una espiral de violencia que enlutó a los hogares veracruzanos.
Además se convirtió en el estado más peligroso para el ejercicio del periodismo, con el asesinato de 18 comunicadores.
Es muy importante juzgar a Duarte de Ochoa por el saqueo a las arcas públicas, pero también será necesario exigirle cuentas por la inseguridad pública, la presencia de la delincuencia, las fosas clandestinas y la pobreza en que sumió a los veracruzanos.