Ingobernabilidad
Alberto Vieyra G. jueves 5, Sep 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Cunde la ingobernabilidad en México. Se acentúa el vacío de poder, por no poder. ¿México está en vías de convertirse en un polvorín político y social? Analicemos con serenidad y objetividad el desastre que vive la patria mexicana.
Son ya, muchos frentes en los que cunde la ingobernabilidad y el vacío de poder, echemos un vistazo a los principales focos de infección política en el país.
Sumamente preocupante resulta la amenaza del crimen organizado contra el Ejército, al que virtualmente y antagónicamente se le ha declarado la guerra, pues en Tamaulipas las gasolinerías se niegan a dar combustible a las unidades del Ejército, bajo la advertencia de que “sí lo hacen, serán incendiadas”. ¿Dónde está la Secretaría de Gobernación y el Presidente de la República? ¿Seguirá permitiendo el comandante supremo de las fuerzas armadas que nuestros juanes sean humillados?
Para la gran mayoría de los mexicanos resulta inadmisible que el Ejecutivo permita que al Ejército se le siga humillando y ultrajando su dignidad, tal es el caso que se les permite que se les escupa en la cara, se orine sobre ellos y que cometan todo género de ultrajes antes que aplicar el estado de Derecho, y que por desgracia el López Obrador confunde aplicación de la ley, con una represión “al pueblo bueno y sabio”. ¿Hasta cuándo se tolerará que ese “pueblo bueno y sabio” humille a las instituciones castrenses y a la propia institución presidencial?
¡Qué peligroso! porque las mafias que están incrustadas en “el pueblo bueno y sabio” parecen estar dispuestas a todo, ante el vacío de poder y la ingobernabilidad que campea en el país.
Otro foco de infección política lo ha conformado en Baja California Jaime Bonilla, al querer agandallarse una gubernatura por 5 años, cuando fue electo por 2 años.
Ya que el Presidente no es capaz de dar un manotazo y poner un alto, y decirle a su muy dilecto amigo que está haciendo muchas olas y esas le afectan a su gobierno, igual que Cuitláhuac Garcia, “el gobernadorcito” de Veracruz, que ha convertido al estado más bullangero de México en un macabro polvorín y el único culpable de esa masacre se llama Andrés Manuel López Obrador, quien en reiteradas ocasiones le da espaldarazos a su amigocho Cuitláhuac García, asegurando que es un hombre cabal y honesto, lo que ha servido para que el desgobernador veracruzano acentúe su pleito político a muerte con el fiscal independendiente, Jorge Winckler, depuesto el pasado martes en medio de zafarranchos y marranadas ilegales.
A la ingobernabilidad y el vacío de poder, por no poder se sumó Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, quién tuvo la brillante ideota de vociferar “Sí, a la reelección en México”, para perpetuarse otros 2 años al frente de ese cuerpo legislativo. Los morenistas como si estuviésemos en la era del viejo PRI, quisieron agandallarse la presidencia de la Cámara de Diputados, reformando con dedicatoria el artículo 17 de la Ley Orgánica del Congreso mexicano, lo que provocó que toda la oposición se uniera contra Morena, advirtiéndole que ninguna reforma constitucional promovida por AMLO pasaría en el Congreso de la Unión, lo cual presume que ataría las manos para que López Obrador pueda hacer alguna reforma constitucional en los próximos dos o tres años, esperando lo que ocurra en las elecciones de diputados federales del 2021, cuando Morena podría ser echado vergonzosamente del paraíso político, por no poder y por sus prácticas políticas sucias.
Felizmente, Muñoz Ledo entendió que se estaba despidiendo indignamente y prefirió terminar con el porfiriato dictatorial en la Cámara de Diputados, donde los ánimos siguen en el caldero político y sólo falta que un buen día lleguen también los balazos como en la era callista y cardenista.
Morelos, desgobernado por aquél ídolo de barro del futbol, Cuauhtémoc Blanco, ha caído en la ingobernabilidad, igual que en Michoacán, donde el gobierno federal con la pomposa Guardia Nacional, llega solamente a levantar cadáveres y a echar balazos al aíre cuando las mafias ya hicieron de las suyas. Estamos ante un gobierno que habla mucho y hace poco. Y la radiografía de ingobernabilidad y vacío de poder, por no poder es más amplía en el país, pero por falta de tiempo, ahí le paramos.