Necedad destructiva
Armando Ríos Ruiz viernes 5, Feb 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Qué prurito mueve al Presidente a acabar, a desechar, a aniquilar las energías renovables y mantener las tradicionales, las que envenenan el ambiente y al mismo ser humano, cuando las primeras resultan más baratas a quien las compra, al gobierno y al mismo usuario final?
Está empecinado a darles sepultura en un momento en que todo el mundo busca sustituir los productos fósiles, que en la combustión emiten dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero altamente contaminante, que daña la salud de los seres vivos.
Si en este rubro -como en todos- es igualmente ignorante, como en el de economía, en el de seguridad, en el de historia que es supuestamente su fuerte, por mencionar sólo algunos, la intuición, el sentido común deberían servirle de algo. Si los países más avanzados y otros que no lo son, pugnan por cambiar las tradicionales por las modernas, entonces ¿por qué luchar contra la corriente?
En plena recuperación de sus facultades, acaba de enviar a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, para limitar la generación privada de energías renovables y dar prioridad a la Comisión Federal de Electricidad, dizque para proteger la integridad de la ley eléctrica, a un costo demasiado alto para el gobierno y para los mexicanos.
Para variar, la decisión parece obedecer a un capricho más, porque desde hace varios años, durante la llamada época neoliberal, se ha luchado por imponer en México los dispositivos necesarios para crear energía renovable, que afecta mucho menos la salud y el bolsillo del consumidor.
De acuerdo con Greenpeace, el megavatio/hora promedio de un proveedor intermitente se vendió en 60 pesos, en tanto que las empresas que queman combustibles fósiles, como la Comisión Federal de Electricidad, vendía un megavatio/hora en 138 pesos.
“En la última subasta de energía renovable del país, en 2017, el precio promedio de 16 ofertas fue de sólo 20 pesos por megavatio/hora. El analista de Bloomberg NEF, James Ellis, dice que si bien los consumidores pueden estar ‘protegidos’ de los aumentos de tarifas reales, ya que las tasas son bajas y altamente subsidiadas, el gobierno y, por lo tanto los contribuyentes, están en una mala situación por el costo final”.
De acuerdo con expertos, existe un empecinamiento presidencial en imponer las energías sucias y acabar con las renovables, para proteger a la Comisión Federal de Electricidad. Pero el capricho cae en el absurdo y en la ceguera, sólo por imponer una ley: la suya.
Otro argumento expuesto por el Ejecutivo, es que en época de Carlos Salinas, se entregaron contratos a particulares para iniciar la privatización de la energía, de manera fraudulenta. Desde luego, eso tiene remedio si los casos se llevan a los tribunales y se impone la sanción correspondiente. Desgraciadamente sólo hay quejas. No denuncias. Mucho menos castigos.
En Presidente está pues empecinado en remar al revés. En ir en sentido contrario. En llevar a México al pasado setentero, en momentos en que el Acuerdo de París establece planes para modernizar la producción de energías con la finalidad de acabar con el calentamiento global que derrite al planeta, al que países como China, Estados Unidos y muchos más, se han plegado.
¿Existe alguna necesidad de contradecir? “En el mundo de los negocios, las finanzas sustentables empiezan ya a presionar a los mercados. El mensaje de los inversionistas ahora es “nos preocupa, ya no estamos convencidos de seguir financiando actividades que contaminan, específicamente la industria del oil & gas”, afirmó la experta en temas energéticos Rosanety Barrios Beltrán”.
En fin. La necedad destructiva se ha empeñado en sostener su equipo arcaico, que ya debería haber sido vendido como fierro viejo. Pero parece existir un empeño enfermizo por envenenar lo más posible nuestro ambiente.