Manlio Fabio y Peña Nieto, más coincidencias que desavenencias
Roberto Vizcaíno jueves 3, Jun 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
El candidato perredista detenido, tiene encima al menos otros tres procesos penales abiertos fuera de los que ahora lo mantienen en una prisión de Nayarit. Sin embargo, lo más grave de todo lo que ahora se le imputa, es el asesinato del general Tello Quiñones y dos de sus subordinados
Nadie duda que Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones son los dos más importantes y sólidos prospectos del PRI para regresar a Los Pinos en el 2012.
De ahí, el acierto del historiador, escritor y periodista Héctor Aguilar Camín, cabeza del grupo Nexos, y de Jorge G. Castañeda, de confrontarlos dentro del programa de televisión de Milenio, “Un futuro para México” y obtener así la visión de cada uno respecto de los problemas centrales de este país.
Las visiones de uno y otro las presentamos aquí en los días anteriores. Hoy intentaremos señalar en qué puntos coinciden y en cuáles no.
De entrada, Manlio Fabio advierte que hoy, a casi 2 años de la elección presidencial del 2012, la perspectiva para el PRI de recuperar a la Presidencia de la República, a través de alguno de ellos es tan sólida y viable que él ve que el próximo año, en el 2011, este partido deberá abrir una discusión interna que defina el programa de gobierno preciso con el cual los priístas deberán gobernar al país entre 2012 y 2018.
Se deberá aclarar “para qué queremos recuperar la Presidencia de la República y hacia dónde nos queremos dirigir”, indicó.
Una vez definido el rumbo, dejará de existir la amenaza de conflictos internos en el PRI, afirmó.
“Puesto eso sobre la mesa, no importará quién encabece al partido rumbo a las elecciones, porque estaremos pensando todos en el triunfo, porque ya sabremos hacia dónde queremos llegar”, indicó.
Colocados más o menos ante las mismas interrogantes, ambos personajes coincidieron en lo fundamental y expresaron sus discrepancias en cuando menos 4 puntos de entre más de 20 que les formularon.
De entrada, los dos afirmaron que el PRI ganará en el 2012, y que el PAN quedará el segundo lugar, seguido por el PRD.
Peña y Beltrones coincidieron luego en que fue un acierto del presidente Felipe Calderón decidiera enfrentar al narcotráfico y la delincuencia organizada con el Ejército, pero ambos indicaron que esta estrategia debe revisarse y reorientarse.
Mientras, el gobernador mexiquense señaló que los militares deben ser sustituidos paulatinamente por elementos de una institución civil, el coordinador de los senadores del tricolor aceptó que una solución podría ser la creación de una policía nacional y 32 estatales, que actuaran bajo un programa y mando únicos.
En cuanto a cómo salir de la crisis económica, los dos también estuvieron de acuerdo en que se requiere de un gobierno que facilite e impulse el crecimiento, que encabece a los empresarios nacionales en el exterior y que impulse el crecimiento del mercado interior.
Beltrones indicó que se requiere además de seguridad jurídica y coincidió de nuevo con Peña Nieto al indicar que la base de un relanzamiento económico será un nuevo pacto fiscal que derive en una reforma fiscal que baje impuestos, pero aumente la recaudación dándole fin a los regímenes especiales y con ello a los privilegios.
La fórmula será, indicaron, que todos paguen sin excepción.
Peña y Beltrones también estuvieron de acuerdo en que se establezca en México un seguro social universal -que comprenda seguro médico, seguro de trabajo, de accidentes, de desempleo, pensión y jubilación, entre otros-, para lo cual se requerirá la mencionada reforma fiscal, porque todo eso deberá de salir, financiarse, de los impuestos de todos.
Los dos aspirantes presidenciales del PRI estuvieron además de acuerdo en que se acoten los monopolios, dándole mayores facultades, poder y autonomía -dientes dicen unos-, a la Comisión Federal de Competencia, a fin de que pueda resolver y sancionar a todos los grandes consorcios.
De igual forma, estuvieron de acuerdo en que se debe abrir la operación de una tercera o más cadenas de televisión.
De qué hacer con Pemex y la CFE, los dos coincidieron en que se deben quedar como patrimonio de los mexicanos, pero abriéndolas a la participación de capitales privados, sin que eso signifique su privatización.
Otra coincidencia fue en que los sindicatos deben preservar el derecho de los trabajadores estableciendo quizá nuevas reglas de democratización y transparencia en la rendición de cuentas de sus activos.
Tanto Beltrones como Peña Nieto coincidieron en que se debe abrir la posibilidad de establecer las candidaturas comunes, pero cuidando de que éstas no sirvan para impulsar gobernantes o legisladores con dinero negro.
Los dos coincidieron también en que, de llegar, impulsarían una relación más cercana e integral con Estados Unidos y Canadá, sin descuidar al resto del continente.
De hecho, incluso estuvieron de acuerdo en que esa atención sería en un 70 por ciento para vincular a México con Estados Unidos y un 30 por ciento para hacerlo con respecto a Latinoamérica.
Peña Nieto indicó que no se puede ignorar que Estados Unidos no sólo es nuestro vecino geográfico, sino la potencia más importante del mundo.
Los temas en los cuales no estuvieron totalmente de acuerdo, pero tampoco en un absoluto desacuerdo, fueron básicamente los de la reforma política y el de la legalización de la marihuana.
En este último, Peña Nieto indicó estar absolutamente en contra, porque eso significaría abrir la puerta, para luego tener que legalizar otras drogas. Se pronunció entonces por ir a la aplicación de una política integral que no sólo sea represiva y persecutoria, sino preventiva para inhibir su consumo.
Beltrones, por su parte, señaló que si el estado de California la legaliza, eso va a crear una corriente para que otros estados de Estados Unidos lo hagan y entonces eso pondrá a México contra la pared, pues no sería congruente que allá si fuese legal y en este lado de la frontera no. En su perspectiva, eso definiría que aquí se terminara legalizando también su consumo.
En los políticos, los de la reforma política coincidieron en rechazar la segunda vuelta electoral en los comicios presidenciales.
En cuanto a la reelección de diputados y senadores, Beltrones dice que sí va, mientras Peña dice que aún cuando no apoya totalmente, acepta, pero siempre que no aplique para los actuales.
Empero, en lo de reelegir presidentes municipales hay acuerdo: Manlio Fabio afirma que no votará por esa posibilidad y Peña Nieto lo apoya, al indicar que más que reelegirlos, se debe ampliar su período de 3 a 4 años.
Más o menos lo mismo ocurre en cuanto al referéndum, mientras el sonorense dice que sí, el mexiquense dice que no, porque sustituiría funciones legislativas.
Al revés ocurre en cuanto a suprimir lo de la cláusula de sobrerrepresentación legislativa. Aquí, Manlio dice que no se debe retirar y Peña afirma que sí, para darle posibilidad al Presidente de la República a tener mayorías en el Congreso.
Esto mismo va para lo de la ratificación del gabinete presidencial por parte del Congreso: Peña Nieto afirma que ni diputados ni senadores deben ratificar a los secretarios de Estado, dejándole así toda la responsabilidad de sus acciones al Presidente de la República que lo designó, mientras que Manlio afirma que la mayoría de ellos deben ser ratificados por los legisladores para acabar con la promoción en los más altos cargos públicos de “cuates” y “cuotas”.
En fin, ¿qué tanto importan los desacuerdos dentro de un mundo de coincidencias?
Eso lo tendrán que definir los propios priístas en el debate al que ya llama desde ahora el coordinador de los senadores priístas, a fin de decidir de qué país están hablando cada uno de ellos quieren diseñar durante el próximo sexenio, ese que ya ven en su bolsa desde ahora.
El ejercicio de confrontación de temas y posiciones es por demás importante cuando se trata de los 2 personajes que son quienes tienen realmente posibilidades de llegar a Los Pinos dentro de dos años.
Confrontación de temas que deben comenzar a pernear entre los grandes segmentos de la sociedad mexicana, la cual deberá decidir al final quién de ellos u otros debe dirigir a México a partir del 2012.