El TSJDF tiene el reto de aplicar la oralidad en todos los juicios
Cd. de México miércoles 7, Jul 2010Se ahorraría tiempo, personal, trámites burocráticos y reduciría las cifras de población penitenciaria, aseguró Israel Alvarado Martínez, consejero de la Judicatura del Distrito Federal y coordinador de la Unidad Especial para la implementación de las Reformas Constitucionales en Materia Penal, durante un seminario para periodistas
Fernando Garcilita Herrera
Comenzó a perfilarse el mapa de lo que será la aplicación de la oralidad de todos los juicios que lleva a cabo el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, al darse a conocer los cambios que tiene previstos esta institución para el arranque de las reformas constitucionales al Código Penal ya formuladas por el Congreso.
Por lo anterior, el TSJDF imparte un curso para periodistas sobre el “Nuevo Modelo Penal”, donde lo primero que deberá vencerse es la reticencia de muchos de los jueces que guardan absoluto escepticismo sobre los juicios orales, según lo consideró el consejero de la Judicatura del TSJDF, Israel Alvarado Martínez.
Se trata de un reto sin precedente, porque al mismo tiempo deberán arrancarse los juicios sobre delitos de narcomenudeo en el fuero común y las reformas formuladas al Sistema Judicial para Menores y Adolescentes.
El reto es de tal magnitud, que ya se sabe lo que se quiere (pues así lo mandataron los legisladores al realizar las reformas), pero es tan complejo que todavía no se tiene un monto aproximado del personal que se necesita; del presupuesto para la aplicación de estas medidas judiciales y menos aún se tiene el número de ilícitos por narcomenudeo que se cometen, toda vez que las cifras entre las diversas instancias no cuadran en lo más elemental y su aplicación debe estar al corriente en tres años.
Tres jueces en lugar de uno
Dentro de los aspectos que ya se tienen definidos, es que habrá tres jueces que intervengan en los juicios orales.
El primero será el que tome conocimiento de las causas, que se le denominará el juez de detención y será quien dicte el auto de formal prisión.
El segundo será el juez de garantías, a quien corresponderá aplicar la oralidad de los juicios y quien en todo momento deberá estar presente una vez que reciba al detenido y le haga saber sus derechos y las razones por las cuales se le procesa.
El tercer juez será el de ejecución de sanciones, quien será el único autorizado para modificar, conmutar y disminuir la condena en contra de los procesados e inclusive tendrá facultades para las preliberaciones. Esta responsabilidad será atraída por este juez y será desaparecido todo el personal del Sistema Penitenciario del Distrito Federal que intervenía en el control de los internos, es decir, el personal administrativo que actualmente labora en los reclusorios.
El abogado Israel Alvarado Martínez explicó que las detenciones ya no las hará la Policía Judicial del Distrito Federal, pues será creada una nueva Policía de Investigación de la PGJDF, quien capacitará a un cuerpo especial de uniformados actualmente adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal.
Lo que tiene marcada trascendencia en este nuevo esquema, es que el agente del Ministerio Público ya no será el encargado de tomar la declaración a los testigos o víctimas de los hechos y sólo informará al juez de detención sobre la identidad de las personas, ya sean las víctimas o el imputado (a).
El juez de detención será el único que forme el expediente sobre un caso turnado y será el responsable de los autos de formal prisión y de libertad.
El consejero de la Judicatura explicó que se reubicarán a secretarios, actuarios y a los encargados de las mesas de trámite, mecanógrafos y un aproximado de 20 personas que actualmente trabajan en los juzgados penales.
Además, los jueces de garantías serán designados de manera aleatoria para evitar actos de corrupción, intereses ajenos a la impartición de justicia y que la gente cercana al procesado pueda contactarlos o sobornarlos. Este juez sólo tendrá contacto con los testigos y los acusados en el momento de realizar los juicios orales.