Rumbo al 2021
Armando Ríos Ruiz miércoles 9, Sep 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Cada día, las encuestas convencen más a unos y menos a otros. Los simpatizantes del Presidente dan crédito a las que afirman que su popularidad continúa por las nubes. Los llamados adversarios creen que están infladas. Confían más en lo que reflejan las redes sociales, en donde menudean los denuestos y las defensas plagadas de majaderías y argumentos pobres.
Otras, son también las que manda a elaborar el propio interesado, que, a pesar de estar pagadas y por lo mismo le dicen que está arriba del mil por ciento, las cree y las exhibe en sus mañaneras o cada vez que hay alguna oportunidad de decir a los representantes de la prensa y a sus “chayoteros”, porque también los hay -y muchos-, a quienes alaba y presenta como los únicos periodistas que valen la pena, aunque no escriban en ningún medio.
Muchos no se explican por qué presume lo que no es, cuando el revés que le dará la realidad será muy doloroso. Lo que ocurre es que de esa manera, mantiene la credibilidad de sus seguidores a ultranza y pretende recuperar la de quienes se han ido, pero aún tienen dudas sobre la verdad de lo que se dice de él. Estos no saben cómo corroborar o aclarar sus desconfianzas o vacilaciones y se mantienen indecisos.
Las encuestas abarcan muchos renglones y el más preciado, es el que se refiere al combate a la corrupción, que muchos mexicanos califican como un empeño serio, como el eje central de los propósitos de esta administración, cuya lucha es implacable desde el principio y lo será hasta el final, hasta que se haya erradicado por completo. Para unos ya ocurrió y para otros, está a punto.
Otra parte, ve el intento como una mera vacilada, como una propaganda que reditúa al mandatario los dividendos que busca, de engañar a sus partidarios y de darles armas para la discusión, al considerarlo como el único que en tantos años, se ha atrevido a abordar este tema, considerado como muy espinoso y necesario.
Sin embargo la aparición de elementos que hablan exactamente de lo contrario, han logrado hacer mella en la pétrea cabeza de sus admiradores, muchos de los cuales han manifestado titubeos sobre la seriedad de ese combate. El video del hermano resultó demoledor, aun con la táctica que sigue el mandatario, de menospreciar lo que le afecta sobremanera.
No existe quien no haya notado que a partir de entonces, se acabó el juicio de Emilio Lozoya. Algunos elucubran en el sentido de que el enemigo, que para nada es pequeño, le dijo: “faltaste al trato de discreción. Pues ahí te va y hay mucho más…” Por eso, el mandamás se apagó como por arte de magia.
Lozoya se había convertido en un gran atractivo para sus fines electorales, cuando los verdaderos responsables de los actos de corrupción del sexenio pasado gozan de cabal salud y deben morir de risa. ¿Por qué no se atreve a traerlos a México e iniciarles un juicio conforme a Derecho y se olvida del circo romano, de solicitar la aprobación de su pueblo sabio?
Que inicie el juicio contra el que legalmente se pueda y verá que todo México le aplaude. ¡Exactamente! Contra Peña Nieto, el más voraz de los ex presidentes y precisamente, el que, conforme a la ley, puede ser investigado profusamente. No necesita poner ninguna decisión a votación. Pero el circo debe continuar. Hay que prolongarlo hasta junio del año entrante.
¿Quiere ganar? Que enjuicie también a los suyos, señalados por corruptos, como su cuñada Aura Lluvia García, esposa de Ramiro López Obrador, a quien le encontraron un desfalco de 200 millones de pesos en el ayuntamiento de Macuspana y provocó la renuncia de casi todo el cabildo. Como su cuñada Jésica Moreno Torres, esposa de Arturo López Obrador, quien creó 20 empresas en el gobierno de Veracruz, para obtener alrededor de 80 millones de pesos.
Su gobierno está plagado por funcionarios de alto nivel, que deben ser investigados. Pero todos están previamente exonerados. ¿Y así quiere que no se desilusionen? ¿Qué no hablen de él?