El mejor evaluado
Armando Ríos Ruiz viernes 11, Sep 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
“La transformación de cuarta” fue concebida como la mejor que hubiera podido constituirse en la historia de México, inclusive mejor que la que logró conjuntar Benito Juárez en torno a su gobierno. Gracias al cielo, el Presidente está rodeado de los mejores hombres jamás conocidos en sexenio alguno. Se hizo de personajes como Manuel Bartlett, Irma Eréndira Sandoval, su esposo John Ackerman, Yeidckol Polevnsky (que bueno que ni siquiera le gusta su nombre mexicano, Citlali Ibáñez Camacho) y muchos otros prohombres jamás vistos en administración alguna.
Hasta hoy, los mexicanos vivimos asombrados por la cauda interminable de aciertos en menos de dos años, que no alcanzaron a decirse en el informe presidencial de 45 minutos y que valieron el nutrido, interminable aplauso de los asombrados oyentes. El Presidente tuvo oportunidad de salir en hombros de los agradecidos súbditos, quienes hoy no dejan de agradecer a Dios, por enviar a uno de sus hijos predilectos a gobernarlos.
Son tantas las obras enumeradas, que no pudieron escribirse en la media cuartilla leída durante el informe del uno de septiembre. El mandatario tuvo que hacer acopio de buena memoria para recordar al pueblo que se trabaja denodadamente para cumplir como corresponde a un desvelado Presidente, que no descansa por la preocupación de satisfacer las demandas de sus gobernados.
México brilla hoy más que el sol de nuestro sistema. Aún más que Alcíone, la estrella central de la galaxia. La propia luz del Presidente, de sus familiares falsamente acusados de manejar numerario de procedencia dudosa, de sus colaboradores, ejemplos de rectitud, conocimiento y experiencia y sus propias acciones, han hecho posible esa luminosidad. Hoy, hay 130 millones de compatriotas que por primera vez en la historia, viven felices, felices, felices…
Los que componen el gabinete pelean entre sí, por dar los mejores resultados. Algunos, en las cámaras del Congreso, no duermen por idear cada día iniciativas para despojar a los ciudadanos de todo lo que sea posible. Esto, para hacer ver al jefe que son merecedores de su confianza y de su sonrisa. Nos resulta increíble su inquietud y su desmedida inteligencia, por idear reformas que empobrezcan a la gente, para ayudarla a ganar las puertas del cielo. ¡Dios no quiere a los ricos!
Ahora se evalúa a los servidores públicos por cumplir con sus obligaciones. Esto es una innovación nunca vista, que seguramente llevará hasta los mismos peldaños de la gloria a nuestro país. Cumplir con el deber es bueno y merece el reconocimiento del que manda. Así es como se trabaja en la llamada “transformación de cuarta”. Un sueño hecho realidad.
Alfonso Durazo resultó el mejor evaluado del gabinete, luego de capturar al delincuente huachicolero de Guanajuato, a quien apodan “El Marro”. Una acción semejante no se discurrió antes, para distinguir a quien capturó, por ejemplo, a Miguel Ángel Félix Gallardo, a Rafael Caro Quintero, al mismo “Chapo” Guzmán. Que éste último se haya fugado un par de veces, es otra cosa, pero quien lo capturó merecía el reconocimiento. No se lo dieron.
Ahora se reconoce pues al político sonorense metido a policía, la captura de un delincuente. Como si eso no fuera su responsabilidad, su quehacer, su obligación. Pero lo que ocurre es que ahora están tan escasos de hechos sobresalientes, que se premia cualquier cosa.
¿Por qué sólo premian las dizque acciones atinadas y no castigan los desatinos? ¿Qué castigo merece por haber dejado ir al “Chapito”, ya capturado, ya en sus manos? El argumento de que lo dejaron ir es porque así se evitaron muertes de inocentes, no se lo traga nadie. Existe el hecho de que el operativo estuvo pésimamente planeado, principalmente por la hora en que fue ejecutado. Eso merecía no un castigo, sino la destitución de un perfecto ignorante en esos menesteres.
Ahora las cosas se hacen al revés. Se premia la incapacidad. Durazo aún espera otro pago por su desempeño: el gobierno de Sonora. (Con palos, acaban de corretear en Chihuahua, a su guardia nacional armada hasta los dientes).