Nueva estrategia
Ramón Zurita Sahagún martes 10, Ene 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Con las tablas adquiridas en su pasada intentona por alcanzar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador no quiere dejar cabos sueltos en su nueva incursión presidencial.
El tabasqueño cuida cada uno de los detalles de lo que es apenas su precampaña, para evitar incurrir en la serie de errores garrafales que le costaron ese medio millón de votos que lo separaron de gobernar al país.
Hoy se advierte más maduro y menos pasional que hace seis años, aunque algunos catalogan esa modificación como parte de una simple estrategia, tendente a jalar votos de los sectores que en el pasado reciente se le negaron.
El (pre) candidato presidencial de la izquierda es un político avezado que sabe que no puede cometer las mismas fallas que lo bajaron de las preferencias electorales y que esta segunda oportunidad será la última que se le presente para alcanzar la silla de Ejecutivo federal.
Sabe también que se encuentra lejano de la efervescencia que causaba su presencia en los sitios en que se presentaba y que su nuevo estilo no alcanza a caber dentro de los radicales que antes le aplaudían hasta el más mínimo gesto.
Es otro AMLO el que se presenta hoy como opción electoral y que busca impactar en terrenos en los que antes no tenía cabida.
Se muestra menos intolerante, más mesurado, menos ácido, más propositivo y su discurso meloso de amor, le genera simpatías en algunos núcleos antes inaccesibles para la izquierda y, principalmente, para él.
Se le engruesó la piel durante los seis años de espera y ahora resiste ataques, alusiones personales, difamaciones, provocaciones y todo género que pretenda bajarlo del sitio en que se encuentra dentro de las preferencias electorales.
No está como hace seis años casado con sus encuestas y sabe que le falta por hacer mucho para convencer al grueso de los ciudadanos de que sigue siendo una opción válida, remasterizada, lo que le permite incorporar algunas estrategias y proyectos rechazados en el pasado.
Y es que un sexenio antes era tal la ventaja que llevaba que rechazaba reuniones con sectores importantes del país, los que ahora procura. Tampoco sataniza a nadie y se convirtió en un político de perdones.
Sin embargo, mantiene algunos vetos contra personajes de la política o del empresariado, incluso de los medios de comunicación y se reserva el derecho de admisión a su círculo. López Obrador es un hombre de costumbres, por lo que mantiene muchas de ellas, aunque hubiese modificado las menos para efectos electorales.
Una de esas costumbres y que sabe que impactan en el electorado es ir mencionando en pequeños paquetes el nombre de sus posibles colaboradores, en caso de ganar la elección del 1 de julio, en este caso.
Los nombres divulgados, hasta el momento, son los mismos de hace seis años, pero algunos de ellos están encontrando nuevas encomiendas o han sido cambiados de asignación, según se puede apreciar.
Y aunque no causan ningún asombro, por saberse de su cercanía con el todavía precandidato presidencial único de la izquierda, los nombres comienzan a ser parte del debate y a ser asimilados por los electores que concurrirán a las urnas el próximo 1 de julio.
Encabeza la lista el siempre listo aspirante a todo lo imaginable o hasta lo que no lo es, Juan Ramón de la Fuente, quien es degradado en sus aspiraciones políticas, ya que hace seis años era propuesta para fungir como secretario de Gobernación, cargo que ya sentía en la bolsa. Ahora De la Fuente es propuesto como secretario de Educación Pública, un cargo de segundo nivel dentro el gabinete, si se ve desde la perspectiva de quienes han sido los más recientes titulares de la que debiera ser una de las tres principales dependencias del gobierno federal.
De la Fuente mantiene viva su aspiración presidencial o a jefe de gobierno o a lo que sea, con la ley del mínimo esfuerzo y respaldado por su grupo de corifeos que levantan la mano por él a la menor provocación. Fue desplazado de la Secretaría de Gobernación hipotética por Marcelo Ebrad Casaubon, hecho de lado en la carrera presidencial y cuyo pago a su lealtad sería ese cargo, el mismo que anheló desde siempre Manuel Camacho Solís, su tutor político.
Javier Jiménez Espriú, un reconocido universitario, ex director de la Facultad de Ingeniería de la UNAM y ex subsecretario de Comunicaciones, es la primera propuesta de López Obrador para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, como lo fue hace seis años.
Otra que repite dentro del esquema del tabasqueño es Claudia Sheinbaum Pardo, propuesta para ser la titular de la Secretaría del Medio Ambiente, consideración que se tenía también hace seis años.
Claudia es una de las colaboradoras más cercanas del tabasqueño, con el que desempeñó el mismo cargo a nivel Distrito Federal.
Como se advierte, la estrategia de ir soltando nombres es una buena estrategia para el (pre) candidato presidencial de la izquierda que buscará economizarlos para buscar que causen impacto dentro de los electores, a pesar de que los nombres sean conocidos en su mayoría, por su vinculación con el abanderado del PRD-PT-MC.
Y aunque no causen sorpresa, en ese terreno aventaja sus adversarios y camina un paso adelante del priísta Enrique Peña Nieto y de quien resulte el ganador de la rifa del tigre en que se convirtió la disputa por la candidatura presidencial del PAN.
MUERTOS EN MICHOACÁN
Veracruz y Jalisco están considerados los estados pioneros en apilamiento de cadáveres de ejecutados por el narco. Ahora Michoacán se suma a ésta, que parece ser una nueve costumbre para hacerse notar por parte de los grupos delincuenciales. 13 cuerpos fueron apilados en un vehículo y abandonados en la vía pública en Zitácuaro, a la vista de todos y fuera de unas instalaciones comerciales. Patético y macabro.