Santería incautada
José Antonio López Sosa jueves 28, May 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Cada quien es libre de creer en lo que le venga en gana, es una premisa democrática e incluyente. La única regulación que existe con relación a las creencias religiosas es no romper las leyes civiles de una sociedad.
El tema de la fe resulta incómodo y complicado, al cuestionarlo se enfrenta uno al elemento fantástico de las personas, donde muchas veces el razonamiento no obedece a principios corroborados, sino a dogmas y creencias.
La santería en lo particular, resulta un sincretismo resultado de religiones africanas y judeocristianas, particularmente la creencia yoruba mezclada con la religión católica.
En muchos países -México incluido- ha sido creciente su número de adeptos, tienen una estructura jerárquica, son como muchas otras religiones un gran negocio para algunos y su base politeísta aquilatada al monoteísmo cristiano les hace creer en diversos seres, desde muertos hasta deidades y santos.
El problema no radica en creer o no en la santería, cada quién sabrá si apega su mente y espíritu a la charlatenería, si tira su dinero o si en verdad la ignorancia hace ver lo inexistente, ese no es el problema.
En México estas formas religiosas -por llamarlas de algún modo- han alertado a las autoridades sanitarias y a la fecha se han incautado decenas de animales y mercancías prohibidas por las leyes mexicanas, que se han tratado de introducir al país por el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
De acuerdo a la solicitud de información folio 0821000006115, que se basa a su vez en un requerimiento previo, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), ha incautado y destruido una gran cantidad de artículos prohibidos por la ley, donde los propios portadores alegaron que se trataba -en todos los casos- de productos de o para la santería.
Entre abril de 2014 y 2015 estos son los productos vegetales que se han incautado: follaje fresco, seso vegetal, semillas de ikines (que sobrepasan lo permitido), tierra (sustrato de cuarentena absoluta), frutos diversos, granos y semillas de vegetales como maíz, trigo, otras, semillas de árboles como mamey y otros, cortezas diversas, follaje (hojas), otros follajes en descomposición con crecimiento micelial, algodón con sangre y semillas .
Los productos con frecuencia presentan crecimiento micelial y crecimiento bacteriano, ya que se encuentran en estado avanzado de descomposición, desprendiendo un olor desagradable.
En las mismas fechas se han incautado los siguientes productos animales: animales vivos como tortugas, animales secos encapsulados vivos (roedores), reptiles disecados, restos de animales: ratas y/o ratones, jutia, restos de animales en polvo, cabezas de aves, patas de aves, carne en descomposición, cráneos de animales, plumas de aves diversas, huevo, cascarilla de huevo, huesos varias de ave, dientes de animales, larvas e insectos vivos, vasijas de diferentes formas de barro y metal impregnadas con sangre de aves y otras especies animales.
Cuero / piel de crudo de animales, cornamentas de animales, de bovino, venado, pezuñas de bovinos, cabra, crin y pelo de animales. Peces disecados. Los productos con frecuencia presentan crecimiento micelial y crecimiento bacteriano, ya que se encuentran en estado avanzado de descomposición, desprendiendo un olor desagradable.
En síntesis, estas creencias están poniendo en riesgo la seguridad agroalimentaria del país, lo que expone SENASICA es lo incautado, ¿cuántos de estos elementos prohibidos habrán ingresado al país sin que las autoridades lo notaran?
Una bacteria puede terminar con miles de hectáreas de un cultivo o con miles de cabezas de ganado.
Aquí es precisamente donde una religión transgrede el orden social, ¿en algún momento se adoptará una política pública para tomar en serio este creciente problema que rebasa la ignorancia y pone en riesgo nuestra sanidad?
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