César Duarte: ¿soberbia…o complicidad?
Roberto Vizcaíno miércoles 22, Ago 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- El gobernador de Chihuahua se ha metido de lleno a atacar a Chavira
- El mandatario afirma que Maná, el grupo musical más exitoso de México, no vale ni cinco centavos
No cabe duda que hoy vivimos en México un mundo al revés. Y en medio de mucha mala leche.
Tan es así que pareciera que a los mexicanos se nos ha acabado la capacidad de asombro. Ya cualquier cosa es posible.
Hoy mismo se abre un escándalo en que un empresario acusa a dos gobernadores de Durango de secuestro y extorsión. Y nadie lo pone en duda. Nos lo dicen y lo creemos, porque en este contexto todo puede ser posible, hasta eso.
El comentario es absolutamente pertinente para relatar lo que hoy mismo está ocurriendo en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde el presidente de Coparmex en aquella ciudad –y el aspirante sin duda con mayor fuerza para ocupar la presidencia de Coparmex nacional–, el empresario Carlos Chavira Rodríguez, sufre una persistente campaña mediática y duro embate desde la misma oficina del gobernador priísta César Duarte Jáquez.
En los hechos todo podría calificarse como un acto de prepotencia, soberbia de un gobernador que habría perdido un tornillo al iniciar una embestida contra uno de los más exitosos dirigentes empresariales de la frontera norte del país.
Pero el mismo Duarte abrió ayer otra posible vertiente del motivo de sus acciones al señalar que:
“Se ha pretendido distraer a la opinión pública diciendo que es una persecución, porque se pretendía competir por la presidencia nacional de Coparmex… es absolutamente falso… es una absoluta distracción”. (negritas nuestras)
El asunto aquí es que nadie, ni el empresario y dirigente patronal Chavira Rodríguez, ni los analistas o los columnistas, vaya, ni siquiera otros empresarios o funcionarios locales o federales, habían siquiera insinuado que pensaban que el embate y la campaña mediática del gobernador Duarte Jáquez podía tener su origen en querer obligar a Chavira a impedirle presentarse a competir por la dirigencia nacional de Coparmex.
La interrogante ahora es: ¿fue el suyo un lapsus brutus -como dice la voz popular-?, ¿un auto-gol psicológico?, ¿quiere, busca, pretende Duarte impedirle a Chavira presentarse a competir por la presidencia de Coparmex?, ¿es ese el objetivo de su loca e infundada acusación de fraude contra el empresario juarense?
ANTECEDENTES
Aquí vale la pena explicar el contexto de todo este asunto, para que usted -amable lector-, sepa de qué hablamos.
Mire, Carlos Chavira es un empresario del área del empaque, con 56 años de edad, originario de la ciudad de Chihuahua pero avecindado desde niño en Ciudad Juárez y con licenciatura en administración por la UNAM, y con varias maestrías en economía y administración; debidamente casado y padre de cinco hijos.
Hacia 2006-2007, cuando arreciaba la violencia en Ciudad Juárez, este empresario no huyó, sino que se involucró y fue presidente del Consejo de Seguridad Pública, desde donde encabezó una serie de iniciativas que involucraron fuertemente a la sociedad civil.
Miembro de Coparmex desde mucho antes, buscó y alcanzó la presidencia de este organismo en Juárez -ciudad donde se concentra el 51 por ciento de la población del estado; cuya producción vale el 58 por ciento del PIB de Chihuahua; Juárez es la quinta ciudad en importancia de México; representa el 18 por ciento del total de las exportaciones nacionales, y es la segunda planta de manufactura industrial en el norte de America, apenas detrás de Detroit…
Ciudad Juárez genera 200 mil empleos directos tan sólo en la industrial maquiladora de exportación y ahí se genera el 75 por ciento del registro de patentes de todo México–, desde donde peleó y ganó la organización nacional del evento con el cual se celebró en 2010 el 80 aniversario de Coparmex.
Este evento se realizó en la ciudad de México y tuvo como uno de sus oradores estelares al ex presidente William Clinton, y una serie de otras presentaciones.
Desde entonces, un poco motivado por la experiencia de lo que se conoció como Tijuana-Innovadora (una iniciativa emprendida por empresarios de aquella ciudad para promovert una serie de acciones a fin de controlar y abatir la violencia y la inseguridad), Chavira ideó y promovió lo que en octubre de 2011 sería Juárez Competitiva.
El objetivo era el de presentar “la otra cara de Juárez”, la del centro industrial, del trabajo, de la innovación, la de las inversiones provenientes de todos los rincones del mundo, el de las exportaciones y del México emprendedor.
El evento, inaugurado por el presidente Felipe Calderón y el gobernador César Duarte, duró 17 días en los cuales se realizaron más de 300 programas culturales, artísticos, deportivos, empresariales y donde se logró atraer un paquete de inversiones superior a los 300 millones de dólares.
Juárez Competitiva tuvo su cenit con la presentación del ex presidente de la URSS, Mijail Gorvachev, el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y del Concierto por la Paz, organizado por Ocesa –la promotora más importante no sólo de México, sino del continente–, y que tuvo como sus actores principales al Grupo Maná.
Entre los más de 35 mil asistentes de ambos lados de la frontera (no hay que olvidar que del otro lado de Juárez está la ciudad de El Paso, Texas) estuvo el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne.
El contexto de todo esto era una ciudad agobiada por las ejecuciones y la explosión de autos.
Los objetivos previstos por Chavira se alcanzaron con creces: los juarences comenzaron a recuperar sus espacios públicos, se contrató a un nuevo jefe de la policía y la violencia y las ejecuciones bajaron. Hoy Ciudad Juárez no se ha logrado limpiar por completo, pero es más vivible.
Comiezan a regresar los capitales y los empresarios y la imagen mejora cada día.
La organización de Juárez Competitiva requirió de aportaciones de la Federación, del gobierno del Estado y de empresas y organismos privados. Su costo fue sobre los 85 millones de pesos, de los cuales 26 y tantos se destinaron al Concierto por la Paz.
Como presidente del Comité organizador, Chavira entregó en enero de este 2012 cuentas al gobierno federal, a las empresas aportantes y al estado.
Pero de repente, por febrero, voces del gobierno de Duarte comenzaron a expresar dudas y reclamos por el costo del Concierto. Se dijo que “algunos” operadores afirmaban que el costo de ese concierto debió ser en realidad de no más de 5 millones de pesos.
Y entonces comenzaron a reclamarle a Chavira la devolución de 20 millones de pesos. Y a hablar de fraude.
De nada valió que el líder empresarial les mostrara el contrato firmado por la Asociación de Maquiladoras con Ocesa y los recibos de transferencias bancarias de AMAC a la operadora, donde él no intervino.
Ni que se aclarara que la contratación del Grupo Maná intervino fue aprobada por un comité donde estuvo el subsecretario de Economía del gobierno estatal Juan Ubaldo Benavente, precisamente en representación del gobernador César Duarte Jáquez, y de que este haya firmado esa contatación.
Desde entonces, es decir, desde hace ya 7 meses, un día y el otro también los funcionarios del gobierno de Duarte, y el propio gobernador salen a los medios locales a señalar que Chavira cometió un fraude por 20 millones de pesos y que debe devolverlos o se hará encarcelado y quemado en la plaza pública.
Lo interesante del caso es que la escalada se aceleró en los días anteriores, justa y coincidentemente con el inicio del proceso de elección del nuevo presidente nacional de Coparmex.
Se sabe, por algunos centros de Coparmex en el país, que el lunes pasado el primero en inscribirse fue Carlos Chavira, para así participar en esa elección que deberá concluir con la votación de los 65 dirigentes de Coparmex en toda la República en noviembre próximo.
Y “coincidentemente” al día siguiente el gobernador César Duarte declara ante los medios que no es cierto que él busque intentar impedirle a Chavira participar por la dirigencia nacional de su organismo empresarial.
Como decía aquel embajador de Estados Unidos en México: si camina como pato, grazna como pato y parece pato, ¿que es? La respuesta lógica es que es pato, ¿no?
Además llama poderosamente la atención que en esa declaración de ayer de Duarte haya dicho también que:
“Yo estuve en el Consejo Nacional de Coparmex y allá opinan todo lo contrario de lo que aquí se está aseverando , igual los distintos centros de Coparmex del estado opinan distinto a lo que de alguna manera han venido virtiendo”.
Al respecto caben tres preguntas: ¿desde cuando un gobernador interviene en Consejos Nacionales de organismos patronales?, ¿lo saben y aprueban los dirigentes de Coparmex en el país?, ¿y desde cuando Duarte es vocero de las resoluciones de Coparmex?
Más bien debería comenzar a decirnos cual es realmente su interés en insistir en esa campaña loca, sin base jurídica y sin futuro judicial contra este dirigente empresarial juarence que, hay que decirlo, parece que no se va a parar en su intento por ser el dirigente nacional de Coparmex, y que dicen varios otros presidentes de otros centros de este organismo en la República, cuenta con un amplio apoyo interno para cumplir con su objetivo.
La neta, ¿qué busca Duarte… o ya se le subió la gubernatura y enloqueció?