Interpretaciones
¬ Juan Manuel Magaña jueves 6, Sep 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Por ahí de principios de año, cuando Calderón visitaba decenas de ciudades para “inaugurar” obra y hacerse promoción como si se la hiciera a su partido, el presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, advirtió que “la pesadilla que el país ha vivido en los últimos dos sexenios panistas afortunadamente está por terminar”.
Todavía no sabemos si terminará, pero precisamente los votos que fueron a dar al candidato presidencial priísta son una parte de todos los que con ansiedad expresaron su deseo de poner fin a esa pesadilla.
Sin embargo, Pedro Joaquín aseguró ayer que el nuevo gobierno que encabezará a partir del 1 de diciembre, Enrique Peña Nieto no irá a una “cacería de brujas” contra la administración saliente.
Esta expresión se usa mucho en política sobre todo cuando viene la renovación de gobiernos.
Casi siempre es para tranquilizar al que perderá o ha perdido el poder y está por entregarlo. Se requiere que se ponga, como dicen por ahí, flojito y que coopere. Y casi siempre anticipa a la población la llegada de la impunidad.
Es aquí donde uno se pregunta cuál es la concordancia entre expresiones que se dicen en campaña y las otras que se sueltan después.
La pesadilla de la que habló Pedro Joaquín está cargada de hechos y problemas que afectaron seriamente a la población.
Y es válido decir que esa gente votó no sólo con afán de castigar electoralmente a los responsables de sus desgracias, sino con la idea de que llegue alguien que les haga justicia.
Según Pedro Joaquín la pesadilla está compuesta de la frivolidad y la torpeza en el sexenio de Fox, y la frivolidad y la necedad en el de Calderón.
Asimismo los responsabilizó de haber provocado un comportamiento mediocre de la economía y el hundimiento del país en el escenario internacional.
Dijo más: que en pleno siglo XXI, México seguía dirigido por el pensamiento más retardatario, en cuyo haber se suman cada vez más muertos todos los días.
Criticó incluso la insensibilidad de Calderón y su falta de compromiso con los pobres, como cuando rechazó un programa de emergencia para atender la hambruna por la terrible sequía que hubo en 20 estados.
Aunque se quedó algo corto en la descripción de la pesadilla, de todos modos se puede inferir que habrá mucha materia que reclamará justicia, no venganza, a quienes llegan para un nuevo sexenio.
Pongamos por caso los padres de los niños muertos en el incendio de la guardería ABC de Sonora.
Los deudos de todos los inocentes que han muerto en la fracasada guerra de Calderón.
Los que esperan castigo para los responsables de las violaciones policiacas y militares a sus derechos humanos. Los deudos de las mujeres asesinadas en Juárez y en otras partes del país.
La sabida corrupción gubernamental en Pemex, la SEP… Y podría uno seguir con un largo etcétera que darían sustancia a la descripción de esa pesadilla calderoniana a la que se refiere el dirigente Pedro Joaquín.
Y esa pesadilla no la soñaron, más bien la vivieron despiertos muchos que no piden ciertamente una “cacería de brujas” sino simplemente justicia. Ojalá eso haya querido decir el priísta.