El 2015
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 9, Ene 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Las fuerzas políticas principales van a toda velocidad hacia el 2015.
El nuevo gobierno priísta necesita superar ese escalón para conservar el poder en 2018. Y es, o mejor dicho será, el Movimiento de Regeneración Nacional el enemigo a vencer.
Prácticamente todas las decisiones adoptadas por el nuevo gobierno, los movimientos de personas y las prioridades establecidas están identificadas con el objetivo de mantener a raya al gran adversario que es, a querer o no, Andrés Manuel López Obrador.
Dicho líder opositor decidió apenas pasada la elección presidencial no perder más tiempo en movilizaciones de impugnación, para pasar de inmediato a la formación de un nuevo partido político que le permita dos cosas:
Por un lado, depurar el extraño muégano de oposición de izquierda en que se habían convertido tanto el PRD, el PT, como la franquicia del ex gobernador de Veracruz, Dante Delgado.
Por el otro, no desgastar su fuerza política para no perder, como dicen que ocurrió en el 2006, el caudal electoral acumulado.
Estamos hablando de la nada despreciable suma de 16 millones de votos con los cuales llegaron al Senado y a San Lázaro muchos de los legisladores cachavotos del PRD que hoy reniegan del que fuera el líder con quien durante las campañas buscaban, y desesperadamente, tomarse siquiera una foto.
Hace apenas dos días Morena formalizó su solicitud ante el IFE para ser partido político, en un acto del que Leonardo Valdés Zurita, el consejero principal, no quiso ni enterarse.
AMLO resumió el hecho en que su organización ha nacido de las grandes movilizaciones ciudadanas del México moderno y en que como instituto político se habrá de defender causas justas.
Pero el primer líder formal de esa organización, Martí Batres, quiso ser más claridoso al señalar que el Morena representa la verdadera oposición para el PRI.
Y es curioso ver cómo mientras dos fuerzas políticas ya se disputan la iniciativa de conquistar el 2015, el PAN -que acaba de desgobernar al país-, no encuentra la brújula y no para de sufrir.
Ahora se sabe que la ponchadura del padrón panista fue por mucho superior a lo esperado con la pérdida de casi el 80 por ciento de sus militantes.
Nomás hay que imaginar al señor Madero sentado en la banqueta, con ojos bizcos y diciendo: pero no hubo desbandada.
Que para empezar le pregunte a Fox y a Espino.