Otra profesión peligrosa
Augusto Corro jueves 14, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
En el norte del país los médicos viven situaciones complejas, difíciles, porque se encuentran a merced de los sicarios del narco.
Los profesionales de la medicina son víctimas de los asesinos porque atienden a los lesionados de grupos enemigos.
A principios de semana, la doctora Erika Sánchez Marroquín fue secuestrada y asesinada presuntamente por “atender al herido de un cártel rival que llegó a una clínica de Abasolo, Tamaulipas”.
El cuerpo sin vida de la profesionista fue encontrado a cien kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Compañeros de trabajo informaron que la doctora había atendido a un hombre que llegó herido y que al parecer pertenecía a un cartel local.
No es la primera vez que los médicos sufren las agresiones del crimen organizado. En otras ocasiones los galenos han denunciado la serie de ataques que padecen por parte de la delincuencia organizada.
La lista de delitos contra los médicos incluye asaltos, amenazas de muerte, robo de vehículos, hasta el secuestro y asesinato. En el caso de la doctora Erika es posible que no se realice investigación alguna. Se anotará como un hecho más en el libro de la impunidad.
¿Cómo puede saber un médico a qué banda de pillos pertenece un lesionado?
Hace tiempo que la delincuencia se mueve en la barbarie total.
MAS IMPUNIDAD
La semana pasada fueron secuestrados cinco trabajadores del diario El Siglo de Torreón.
Luego de varias horas privados de su libertad, los cuatro hombres, algunos de ellos golpeados, y una mujer fueron liberados.
Los plagiados desempeñan diferentes trabajos en el diario mencionado.
En sí, la acción no es nueva. En algunos estados del norte de México los medios de comunicación son presa de los cárteles de la droga y sus intereses.
No se supo oficialmente el por qué del plagio múltiple, aunque se sobreentiende que se trató de una intimidación más al diario mencionado y a sus directivos y empleados.
En el editorial del periódico mencionado, se explicó que “es un hecho que cimbró a esta casa editora y puso otra vez en relieve las nulas condiciones de seguridad para los medios de comunicación ante la ola de violencia”.
Recalcó que no se dieron detalles de las personas agredidas con el fin de garantizar su seguridad.
“Los medios de comunicación hemos quedado atrapados en la ola criminal desatada en La Laguna y en el resto del país en los últimos años, a pesar de que solo somos actores sociales que buscan informar de los hechos que han golpeado a nuestras comunidades”, concluyó el editorial.
Mientras, en el Senado se instaló la Comisión Especial para dar Seguimiento a Agresiones Contra Periodistas y Medios de Comunicación.
Se trató de un acto demagógico que persigue fines políticos. Decenas de periodistas han sido asesinados en diferentes estados y sus agresores gozan de libertad absoluta. Delincuencia organizada y caciques locales son los principales enemigos de los comunicadores.
Simplemente, en una cronología, se lee lo siguiente: “entre 1983 y 1999 se registraron 33 periodistas asesinados; entre 2000 y 2006 la cifra aumentó a 66, y de 2007 a 2012 el registro fue de 127 informadores que perdieron la vida. El año pasado hubo 10 asesinados, dos desaparecidos y 27 agredidos”.
Así pues, la comisión mencionada no funcionará porque obedece a un interés publicitario. La credibilidad de sus acciones llegará cuando se empiece a capturar a los agresores de los periodistas.
De otra manera, la Comisión Especial para dar Seguimiento a Agresiones contra Periodistas y Medios de Comunicación no dejará de ser una tomadura de pelo aplaudida por los incautos y las comparsas de los legisladores. Demagogia pura, pues.