Monarquía, en apuros
Augusto Corro jueves 9, Ene 2014Punto por punto
Augusto Corro
La monarquía española se encuentra en apuros: un juez acusó a la infanta Cristina de fraude fiscal y “lavado” de dinero. La aristócrata tendrá que comparecer ante un juez el próximo 8 de marzo.
Esa acusación es una raya más al tigre de la monarquía, cada vez más desprestigiada.
El propio rey Juan Carlos ha sido uno de los principales protagonistas del deterioro de la imagen de la realeza.
Cuando España empezaba a sentir los estragos de la pobreza, el monarca demostró su indiferencia al dolor de los españoles y se fue a cazar elefantes a África.
Con tan mala suerte, que al caer se fracturó la cadera. El hecho motivó que el rey fuera criticado por su insensibilidad política. Además, se aprovechó la situación para exhibir su otro yo amoroso con una princesa alemana.
Quizá, esos hechos no hubieran tenido repercusión alguna, pero la realidad que viven los españoles no está para soportar las frivolidades de don Juan Carlos.
España es uno de los países europeos más afectados por el desempleo. Su economía fue destrozada por los pésimos gobiernos de izquierda y de derecha y su recuperación tardará en llegar.
En ese escenario se ha presentado una revisión a la monarquía que se ha empeñado en vivir en medio de escándalos.
La noticia de que un juez acusó a Cristina de los delitos de fraude fiscal y “lavado” de dinero fue la culminación de todo un proceso de investigación sobre las actividades corruptas de su esposo, Iñaki Urdangarin. Este sujeto se valió de la empresa que manejaba para cometer delitos fiscales: la hija del rey le servía de tapadera. El tal Iñaki y sus socios lograron embolsarse ilegalmente alrededor de 6 millones de euros “por medio de un organismo no lucrativo”.
El juez José Castro encontró pruebas suficientes para acusar a la infanta Cristina de estar coludida en hechos delictivos. Sin lugar a dudas, la acusación contra la hija menor de don Juan Carlos tendrá repercusiones en la vida política española.
Aunque persiste la duda de que la joven vaya a prisión. En aquel país, como en otras partes del mundo la influencia de los poderosos es determinante para el incumplimiento de las leyes.
El juez Castro ya cumplió con su obligación de señalar a Cristina como responsable de los delitos de fraude fiscal y “lavado” de dinero, pero suponemos que la ley no avanzará más. Tendrán que movilizarse todos los medios para que la aristócrata no sea alcanzada por el brazo de la ley.
No pasará del escándalo y las aguas volverán a su cauce. Los antimonárquicos tendrán que esperar mejores tiempos para cantarle las golondrinas de despedida a don Juan Carlos, quien por cierto, ni sus entradas y salidas del hospital, le han valido para la reconciliación con sus súbditos.
En la historia moderna las monarquías sólo sirven para darles brillo a los gobiernos, pues es sabido que nadamás sirven para aumentar la fuga de dinero público por los privilegios que disfrutan.
Esos reinos se mantienen por la buena voluntad de la ciudadanía, acostumbrada a la presencia de un monarca como figura decorativa. ¿Cuánto dinero se ahorraría el Estado si deja de subsidiar a la aristocracia? Por donde se le vea, las monarquías dejaron de ser poderosas e influyentes. Los reyes lucen bien en la cinematografía. Y nada más.
En el caso de la infanta Cristina ese poder del rey tendrá que utilizarse a fondo para salvar a su hija. Lo logrará. Claro, la corona será abollada nuevamente. El desgaste de la monarquía la lleva a su inevitable extinción.