Antes que beneficios, el daño
¬ Juan Manuel Magaña viernes 10, Ene 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Agárrense. El crecimiento promedio de los precios se acentuará a partir de este mes. Lo que hemos visto desde noviembre, acentuado en diciembre, es nada comparado con lo que viene. Los supermercados viven un furor reetiquetador de las mercancías y se avecina un verdadero asalto a los bolsillos.
La carestía viene de la mano de los cambios fiscales, la actualización de tarifas públicas y la temporada de invierno en la que se encarecen algunos alimentos. El grupo financiero Banamex reconoce que el fuerte incremento de los precios se deriva principalmente de la puesta en marcha de los cambios fiscales. Es decir, hay que agradecérselo al PRI, que fue el que propuso, y al PAN y a “Los Chuchos” del PRD, que negociaron a la población.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, de la Secretaría de Economía, las 20 frutas y verduras más consumidas por los mexicanos se venden en promedio 50 por ciento más caras que hace un año, y subieron 10 por ciento entre finales de 2013 y los primeros días de 2014. ¿Cuánto le aumentaron al salario? Apenas un 4 por ciento.
Los reportes periodísticos nos dicen que hasta este momento la cebolla se encareció 127 por ciento en términos anuales; el chile serrano, 311; el chile de árbol, 156; el chile poblano, 71; el jitomate, 50; la papa, 53; el aguacate, 45.84; la zanahoria y el chile jalapeño, 42 por ciento; el melón, 49; la sandía, 40; el limón con semilla, 30; la papaya, 13, y la naranja, 6.25 por ciento.
Se da el ejemplo de que al mayoreo la cebolla subió de 6 a 15 pesos por kilo, y el limón de 10 a 16 pesos, pero al menudeo la primera se vende en promedio en 25 pesos por kilo y alcanza un precio máximo de 34, y el limón entre 17 y 24 pesos, respectivamente. ¿Qué otra cosa puede hacer un ama de casa cuando va al mercado? Nomás tronarse los dedos.
Eso es ahora. Y falta lo que viene. Los comerciantes admiten que la cuesta de enero en alimentos pegará con toda su fuerza hasta la tercera y cuarta semanas de enero, cuando productores y comercializadores ajusten sus costos de producción por las alzas en gasolinas, diesel, electricidad y pesticidas. Es decir, ¿a quién trasladan todos esos costos? Pues a la población.
Ya desde la segunda semana de diciembre, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes denunciaba que compañías como Herdez y Bimbo habían comenzado a incrementar el costo de botanas, panes y bebidas azucaradas —productos que fueron afectados con nuevos gravámenes en el marco de la reforma fiscal recientemente aprobada— y que esa circunstancia orilla a los pequeños comerciantes a subir el precio de esos productos al consumidor final.
De modo que lo que empezó hace un mes, se completará con fuerza en los próximos días. Banamex prevé que las medidas fiscales afectarán los precios de la frontera norte, de los refrescos y botanas, de las gasolinas y el gas licuado. Ayer mismo, Hacienda advertía que los gasolinazos no van a parar sino hasta 2015. Y el aumento de tres a cinco pesos en la tarifa del Metro en el Distrito Federal tendrá un impacto de 14 puntos base (0.14 por ciento) sobre el incremento de los precios durante todo este año.
De la reforma fiscal se dijo que era justa porque afectaría a los que más tienen, pero resulta que éstos no van a perder sino a trasladar su carga a la gente. A la población se le han ofrecido rebajas y beneficios a parir de las reformas aprobadas. Puede que así sea, pero no de la forma esperada. Antes que beneficios hay perjuicios. Así, habrá que crecer para tal vez sólo regresar a la situación cotidiana de finales de 2013, si es que esto es posible. Y así, que chiste.