Propaganda desmesurada
Augusto Corro lunes 13, Ene 2014Punto por punto
Augusto Corro
Las principales avenidas capitalinas sirven como escaparates para que los políticos ricos promuevan sus inquietudes. Un día aparecen los anuncios espectaculares del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello y otro día las fotos de Carlos Navarrete. Son anuncios que contaminan al paisaje urbano ya de por sí afectados por la publicidad.
En el Circuito Interior primero aparecieron los retratos de Velasco Coello como ejemplo del derroche de dinero público. Su propaganda era para que los capitalinos supieran que ya cumplía un año al frente del gobierno chiapaneco.
Con ese fin se gastó más de diez millones de dólares. ¿Qué logró con ese gasto millonario? Pues la crítica negativa de propios y extraños. ¿Cómo es posible que el mandatario gaste tanto dinero en su promoción política, mientras sus gobernados viven en la peor de las miserias? El gasto desproporcionado en propaganda de Velasco Coello no será sancionado por ninguna autoridad.
Los mecanismos están estructurados de tal manera que la corrupción no permitirá que se le exija cuentas al derrochador.
Ante esa impunidad, el mandatario chiapaneco podrá invertir la cantidad de dinero que le plazca en la promoción de su imagen política.
Por lo menos, esta vez la opinión pública alcanzó a calificar el desmedido gasto de propaganda como algo irracional, lejos del sentido común. Desde luego, las críticas son lo que menos le preocupa a Velasco Coello, quien, dicho sea de paso, está empeñado en cuidar la imagen de su predecesor Juan Sabines. El virrey Sabines está en capilla, pues carga con el peso del desvío millonario del erario chiapaneco.
MAL EJEMPLO
Una vez que se cumplió con el cometido de mostrar la imagen de Velasco Coello, en los mismos espacios apareció el retrato del perredista Carlos Navarrete.
Se ve que al militante le sobra dinero y que gastar una millonada en propaganda no es nada. En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se libra una lucha por la proximidad de la renovación del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. La fecha para las elecciones ha variado y no hay certeza para su realización. Sin embargo, esto no ha frenado las pugnas ni las ambiciones al interior del partido.
Las diferentes corrientes perredistas se encuentran divididas. Algunas se manifiestan en franca oposición al grupo de “Los Chuchos”, catalogados como los dueños del partido. Y Carlos Navarrete es señalado como su candidato para continuar en el poder. Tal vez esta seguridad le permite malgastar sus recursos económicos en una propaganda desmesurada.
Entre los automovilistas que recorren el Circuito Interior y ven el retrato gigantesco de Navarrete se preguntan de qué se trata. No saben que la imagen corresponde a uno de los políticos más ricos del perredismo, porque así lo revelan sus gastos desproporcionados en propaganda.
OTRO ASPIRANTE
Y ya metidos en el tema de las elecciones perredistas, el otro aspirante a la dirigencia nacional es el ex jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon. Este perredista perdió la brújula en cuanto dejó el poder. Sus sueños de gloria desaparecieron ante los embates de “Los Chuchos” que se adueñaron del PRD.
En el presente, Ebrard Casaubon se encuentra casi en la orfandad política, porque en el PRD no encontró el eco a sus aspiraciones.
“Los Chuchos”, encabezados por Jesús Ortega y Jesús Zambrano, transformaron a esa organización política en un negocio personal. Y como negociantes ellos deciden con quién asociarse y no desean a Ebrard Casaubon en su grupo.
El divisionismo que prevalece en la izquierda mexicana, principalmente en el PRD, continuará porque esa es la naturaleza de esos militantes políticos. No se sabe gran cosa de las actividades de Ebrard Casaubon. Inclusive se habla de que podría emigrar a otro partido político. Mientras, Navarrete, con sus espectaculares, ya abrió la contienda hacia la renovación de la dirigencia perredista.