Maderistas contra calderonistas
Augusto Corro martes 4, Mar 2014Punto por punto
Augusto Corro
Ya se definieron los candidatos a la presidencia del Partido Acción Nacional. En diferentes actos, los contendientes anunciaron su participación oficial en la lucha por la dirigencia blanquiazul.
No causó extrañeza, pues se confirmó lo que se citaba constantemente en los medios. Por un lado, Gustavo Madero dijo sí a su deseo por la reelección y Ernesto Cordero ratificó su participación en la competencia.
El primero llevará como compañero de fórmula al diputado Ricardo Anaya; el segundo irá acompañado por el impresentable ex gobernador de Guanajuato, Manuel Oliva, representante de “El Yunque”, la derecha de la derecha.
Se inicia pues una lucha en la que saldrán a la luz pública los defectos y errores de los contendientes: una guerra sucia, que incrementará el desprestigio del partido blanquiazul, que se encuentra en la peor etapa de su vida política.
A raíz de su derrota en las elecciones presidenciales, los panistas cayeron en una crisis que continúa porque no le encuentran la cuadratura al círculo de la unidad. Los panistas tuvieron la oportunidad de gobernar a México, pero no supieron hacerlo.
Vicente Fox logró arrebatarle el poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero su capital político se diluyó por la frivolidad que demostró durante su gobierno, pues siempre se dijo que nunca entendió en qué consistía el cambio que anhelaban los mexicanos.
Fox será recordado como un irrelevante dicharachero que llegó al poder apoyado en la mercadotecnia política. Y nada más. El cambio esperado nunca llegó. México perdió un sexenio con Fox en la presidencia.
Fox dejó como sucesor a Felipe Calderón, quien, igual que el guanajuatense, no supo en qué consistía gobernar un país con tanta pobreza. El hecho es que durante su mandato se incrementó en 12 millones el número de pobres.
Por cierto, el triunfo del michoacano estuvo lleno de irregularidades y se le calificó de gobierno espurio.
Como si lo anterior no fuera suficiente, Calderón se enfrasco en una guerra contra el crimen organizado que produjo más de 80 mil muertos y desaparecidos. Con esa tarjeta de presentación participaron los panistas en las elecciones presidenciales.
Los electores encontraron razones suficientes para no votar por la candidata presidencial panista, Josefina Vázquez Mota. Ella traicionada por Fox y Calderón no tuvo ninguna oportunidad de ganar.
Fox de plano le dijo que no votaría por ella y Calderón la abandonó a su suerte, porque su candidato era el ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ahora senador. Este último es quien da la cara por la corriente calderonista que quiere manejar al partido blanquiazul.
En la época de Fox, el partido estuvo controlado desde Los Pinos. Calderón también sostuvo a sus incondicionales en el partido; pero finalmente ya no pudo controlar a Madero.
Se produjo el enfrentamiento y Madero optó por sacudirse la influencia calderonista y lo ha logrado. Ahora busca la dirigencia del PAN lejos del apoyo del ex presidente. Y según parece, el reto le ha traído beneficios que podrían prolongarse hasta el 2018, año de las candidaturas presidenciales. Pero antes tendrán que revivir al partido blanquiazul que se encuentra en agonía, porque perdió su esencia ideológica.
El ex gobernador de Nuevo León, Fernando Elizondo Barragán, renunció recientemente a su militancia panista debido a las “prácticas viciadas” del partido, como “la corrupción, la opacidad, el acarreo, la afiliación masiva, la compra y coacción del voto interno y externo, el uso de recursos públicos para fines partidistas, el clientelismo, los puestos públicos como botín, la subordinación al bien común en beneficio personal o de grupo, la mentira y el cinismo como estrategias”.
Este es el PAN del presente por el que maderistas y calderonistas se darán hasta con la cubeta. Obviamente, Madero lleva ganada la partida.