PAN, partido y sin rumbo
¬ Alejo Sánchez Cano lunes 19, May 2014Como veo, doy
Alejo Sánchez Cano
A la hora de redactar nuestro comentario todavía no había resultado final de la contienda por la dirigencia nacional del Partido Acción Nacional (PAN), pero el resultado es lo de menos, porque en este caso no habrá un ganador, sino varios perdedores y esos son los seguidores de la bandera blanquiazul, situación que a los grupos contendientes poco o nada les importó, ya que dieron bastantes muestras de que lo único que buscaron fue conservar la nomenclatura del partido para seguir alimentando ambiciones personales o de grupo, pero nunca para lograr la unidad partidista y mucho menos para rescatar los ideales que con tanta vehemencia impulsó el fundador de ese partido, Manuel Gómez Morín, tales como la solidaridad, el bien común y el respeto a la dignidad de la persona.
Principios que no sólo no estuvieron presentes en mes y medio que duró la campaña política que sostuvieron Gustavo A. Madero García y Ernesto Cordero, sino que por el contrario, si de algo se acuerdan hoy los militantes del PAN de este proceso político, son sin duda el lodo, las descalificaciones y el odio con que se enfrentaron ambos personajes y si de esta estrategia pudiéramos dar un ganador pues, sin duda, el equipo Cordero-Oliva en este momento estarán levantando el brazo.
Y así, después de tantos dimes y diretes, es casi un hecho que este altercado verbal no concluirá con la elección de ayer, porque para nadie es desconocido que al interior del PAN coexisten dos grupos con intereses irreconciliables, calderonistas y maderistas, y lo único que queda esperar a su militancia es saber por cuánto tiempo seguirán así, porque de que el panismo está partido y sin rumbo, lo está. Entonces de seguir así, además de PAN quemado, será PAN poco apetitoso para los tiempos electorales.
Cifras, datos, análisis y diagnósticos hay muchos respecto a la contienda blanquiazul y todos, o la mayoría, coinciden en señalar que después de este desgastante proceso el PAN tendrá que encontrar una fórmula, efectiva y rápida, para corregir el camino si es que quiere continuar, por lo menos, con aspiraciones para que los ciudadanos en general y los electores en particular los sigan considerando como uno de los tres grandes partidos políticos en nuestro sistema de competición electoral.
“El PAN, después de varias décadas de ejercicio en el poder, requiere de una sinceridad interior para reconocer dónde nos hemos equivocado, pedir perdón y disculpas a la sociedad y limpiar al partido, para recuperar la confianza”, ha señalado Felipe Bravo Mena, ex dirigente nacional del panismo.
Proceso siguiente donde también se habla de una depuración, por no decir “purga” política, a la que la actual presidenta interina Cecilia Romero definió así: “El PAN tiene a partir de sus nuevos estatutos, un programa de militancia con refrendo permanente, es decir, los malos panistas o los que no comulgan con los principios del partido van a ir siendo dejados de lado, no los vamos a expulsar ni va a haber un proyecto de depuración del partido. Los buenos panistas vamos a seguir en el partido y los que no son se irán dejando a la vera del camino”.
PASO SIN VER.- Es una lástima que los panistas no hayan aprendido de los errores ajenos, de esos como el que en su momento dividieron al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y lo llevaron a perder la Presidencia de la República en el año 2000, donde visiones personales pudieron más que los estatutos del tricolor.
En ese proceso se enfrentaron dos grupos en búsqueda de la candidatura por la silla presidencial, labastidistas y madracistas. Al final ganó la candidatura Francisco Labastida Ochoa y el perdedor Roberto Madrazo Pintado nunca le levantó el brazo a su contrincante, lo que evidenció una ruptura al interior del PRI y esa pugna interna duraría hasta el 2006, donde ahora con Roberto Madrazo como candidato a la presidencia los labastidistas le cobrarían la fractura y el priísmo sufriría una estrepitosa derrota al grado de ocupar un lejano tercer lugar en las preferencias electorales. Esa fue una lección al parecer bien entendida entre las fuerzas tricolores, por lo que no estaría mal que los panistas reconsideran su propia pugna.
VA MI RESTO.- La situación del PAN es diferente, dirán algunos, y tal vez tengan razón, porque a diferencia del PRI, cuando sucumbió en 2000, ese partido alcanzó una votación que le permitió seguir siendo segunda fuerza electoral y luego pasar a tercer lugar en ese proceso de desgaste natural en su vida interna. Pero ahora el PAN es tercera fuerza y con una militancia bastante disminuida, donde la guerra interna no cesa y esto los puede llevar incluso a perder el registro.
Lo anterior, si tomamos en cuenta las cifras del Instituto Nacional Electoral (INE) respecto a número de afiliados por partido político con registro legal, donde sobresale el dato de que el PAN es el partido con menos militancia (271 mil 632). Entonces si tomamos en cuenta que la legislación vigente obliga a las organizaciones que aspiren a convertirse en partido político a contar al menos con 0.26 por ciento del padrón electoral de la última elección presidencial, que en la actualidad es de alrededor de 220 mil militantes, pues en ese ejercicio el PAN no existiría ya.
Las preguntas finales en esta reflexión entonces serán ¿Aun así calderonistas y maderistas seguirán adelante con su lucha divisoria?, ¿En verdad habrá depuración en su actual padrón? y ¿Para qué querían llegar a la dirigencia del PAN? En fin, como dijo el ciego “veremos”.