Parar al monopolio
¬ Juan Manuel Magaña viernes 4, Jul 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El miércoles por la noche escuché el debate previo a la aprobación en comisiones del Senado del dictamen sobre leyes secundarias en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Me queda claro que las grandes decisiones que debieran tomarse al respecto son fundamentalmente políticas.
Como en un déjà vu, el senador Manuel Bartlett hizo ver que, paso por paso, la discusión de esa noche volvía a ser como la de la Ley Televisa. Recordó el momento en que hubo gran esperanza para que hubiera una reforma a los medios de comunicación, pues era un gran problema el dominio de Televisa sobre el pensamiento y la mente de este país.
Se abrió un gran debate, dijo, llegaron los medios alternativos, los comunitarios, los expertos, pero súbitamente aquello se cayó como un castillo de naipes desde el momento en que a Televisa le quitaron (Martha Sahagún) la obligación de dedicar un sector importante de su tiempo para los fines sociales.
Sin embargo, se siguió trabajando -relató Bartlett-, se presentó una ley de Telecomunicaciones, de radiodifusión, para romper “ese bloque brutal” que significa Televisa y ahora su cola TV Azteca. Pero cuando se estaba ya avanzando en la discusión como ahora, apareció la Ley Televisa, que se aprobó en minutos en la Cámara de Diputados, sin que nadie supiera de qué se trataba. Era la concesión a Televisa de todo lo que se le daba la gana: concesiones para Azcárraga 1, Azcárraga 2, el nieto, el bisnieto, etcétera.
¿Por qué? Porque llegaron Calderón y Madrazo, con el mismo interés de ser candidatos y no querían tener el menor roce con Televisa. No podemos quedar mal con Televisa y hay que sacar esa ley: y salió la ley.
Y para Bartlett es en gran medida lo mismo de ahora, las preocupaciones que se oyen en los pasillos del Senado sobre “qué hará Televisa y TV Azteca en nuestras carreras políticas, es el medio a quedar borrado como (Santiago) Creel, borrado de la pantalla (en una nota transmitida en Primero Noticias). El terror: ¿y mi carrera política? ¿Qué voy a hacer sin Televisa?”.
Bartlett resumía más o menos así lo que en realidad está pasando: darle protección a Televisa para que siga siendo una poderosa maquinaria de manipulación de la opinión pública, una maquinaria que ejerce una dictadura mediática. Advertía así cómo está en la Constitución perfectamente establecido el cómo achicar a Telmex y a América Móvil, y no así en el caso de Televisa.
Para eso se quiere proteger al monopolio televisivo: para que siga manipulando la información al desinformar, al inventar un país que no existe, un país que ya se está destruyendo y hasta con las mismas “reformas” que procesa.
Bartlett ubicó bien lo que pasa a los legisladores. Una suerte de entrampamiento entre tecnicismos: que si el triple play o el cuádruple; que si preponderancia por sector o por servicios.
Por eso la decisión es, sobre todo, política: lo que se necesita es democracia en los medios de comunicación. “Necesitamos -agregó Bartlett- parar ese engaño a la población mexicana. Necesitamos parar a Televisa y evitar que se convierta en la construcción de presidentes, en la destrucción de quienes no le caen bien y en la manipulación del pueblo de México”.
Tal vez para desencanto de Bartlett, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador hizo ayer un mal pronóstico sobre lo que hoy habrá de pasar. Advirtió en Twitter que “mañana goleará Televisa al Senado”.