“Asesino” y “mentiroso”
¬ Juan Manuel Magaña martes 29, Jul 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
El gobernador poblano, Rafael Moreno Valle, se ganó a pulso cualquiera de estos motes: “represor”, “autoritario”, “controlador”, “persecutor”, “mentiroso” y “asesino”, todo dicho por sus paisanos.
Cualquiera de esos o todos juntos le impedirán continuar con sus planes de hacerse de una gran imagen para pretender competir por la Presidencia de la República. Esos motes se le han adherido como apellidos y esa mala fama ya no podrá ser lavada, como dicen por ahí, ni con toda el agua de los océanos.
Y eso que ha gastado un dineral en los grandes medios de comunicación para que su imagen de por sí gris trascendiera más allá de las fronteras de su estado. Las cosas no le salieron conforme a lo planeado, pues con una ley represora y su mala suerte, su imagen ciertamente trascendió pero con valores negativos, en rojo, que le serán imposibles de cambiar.
Las protestas, lejos de ceder, crecen por la muerte del menor José Luis Alberto Tehuatlie, quien fue herido por una bala de goma durante una protesta entre pobladores de Chalchihuapan y granaderos estatales, el pasado 9 de julio.
El pasado 22 de julio se realizó el sepelio del niño víctima de la llamada “ley bala” y la rabia y la indignación del pueblo de Chalchihuapan brotaron a gritos durante ese suceso: “Moreno Valle asesino”, “Muera Moreno Valle”, “Queremos su cabeza”, “Justicia, justicia”, reclamaban quienes acompañaron a los familiares del menor.
Ayer, la Coordinación Estatal para la Defensa de la Identidad de los Pueblos impulsó una marcha de poblanos sobre la autopista hacia la ciudad de México, con el objetivo de llegar al Palacio Legislativo de San Lázaro y a la Secretaría de Gobernación para demandar que se indemnice a la familia del menor y los demás lesionados en aquel hecho de represión.
Los manifestantes no dejan de exigir al Congreso de Puebla la desaparición de la llamada “ley bala”, así como la intervención de expertos internacionales para realizar las investigaciones del enfrentamiento entre pobladores y la Policía Estatal el 9 de julio.
Pero sobre todo quieren, a falta de la renuncia del gobernador, el cese del secretario de Seguridad estatal, Facundo Rosas Rosas, hombre residual de los tiempos de Genaro García Luna, por su responsabilidad en los hechos de violencia referidos. Lamentan el hecho de que es hora en que no hay un solo responsable de la muerte del niño ni de los heridos, entre los cuales hay una persona que perdió el ojo y otro que tiene la mandíbula destrozada.
Esa es una manera de poner a Moreno Valle contra la pared, de someterlo a una prueba que sencillamente no pasa.
Si la aplicación de esa “ley bala” fue un error mayúsculo, también lo fue la manera en que Moreno Valle quiso aplicar su control de daños. Sus operadores se pusieron a distorsionar los hechos, pretendieron hacer creer la versión de que el niño había muerto por un cohetón, negaron el uso de las balas de goma y manejaron la autopsia del cuerpo del niño como quisieron.
Pero la población herida está políticamente activa y ahora reclaman la exhumación de los restos del niño para refutar al “gobierno asesino”. Consideran que la autopsia se realizó de manera irregular y sin presencia de parte de la defensa. “Se está manipulando la prueba más importante que es el cadáver del niño. Eso es obstrucción a la justicia, pues debieron permitir que estuviera un perito de parte de la defensa”, dijo el abogado Raúl Rodríguez de la Fuente.
Con fotografías de la autopsia a las que tuvo acceso, la defensa ha mostrado que la herida que sufrió el niño en la cabeza no presenta quemaduras como las que habría en una explosión de cohetón, como argumenta el gobierno del estado.
¿Qué no hubiera sido mejor dar la cara, reconocer sencillamente el error y tratar de rectificar, en vez de intentar manipular, ocultar y negar? “Mentiroso”, es uno de los calificativos que le han endilgado, y es tan grande como cualquiera de los otros.