Un fiasco de ombudsman
¬ Juan Manuel Magaña viernes 26, Sep 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Raúl Plascencia Villanueva, presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), ha faltado a su mandato de defender a las víctimas de violaciones de derechos humanos.
Lo dicen un titipuchal de organizaciones de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos, tales como la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Católicas por el Derecho a Decidir y los centros de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y Miguel Agustín Pro Juárez.
Y es la historia de siempre. No se ha hecho un solo ombudsman, de todos los que ha tenido el país desde el gobierno de Carlos Salinas. Ninguno ha servido socialmente. Todos han sido parte de ese largo simular de que en este país los derechos de los ciudadanos respecto del poder están a salvo.
Apenas hace unos días Plascencia Villanueva declaraba que su comisión iba a dar un informe, dentro de seis semanas, sobre el escalofriante caso de la presunta ejecución de 22 presuntos delincuentes, por parte del Ejército, en Tlatlaya, Estado de México. Pero no se tardó ni seis segundos en anticipar una conclusión: que todo apuntaba a un enfrentamiento.
Y es por ese tipo de cosas que las organizaciones que le hacen un estrecho marcaje personal denuncian las gravísimas omisiones cometidas por el organismo que Plascencia dirige ante los atropellos a las garantías individuales. Y por eso quieren que renuncie.
Esa afirmación de Plascencia de que “tenemos claridad de que se trató de un enfrentamiento” en lo de Tlatlaya, tan sólo muestra una predisposición a anticipar una posible versión gubernamental y desvirtúa de antemano las pesquisas que supuestamente pueda realizar en seis semanas.
Eso es ponerse en evidencia.
Otra: en el informe de la CNDH sobre los hechos del pasado 9 de julio en Puebla, donde un proyectil disparado por elementos policiales mató al menor Luis Alberto Tehuatlie, se omitió señalar responsabilidades de integrantes del Ejecutivo estatal; la principal era claramente la del gobernador Rafael Moreno Valle.
Si bien la CNDH documentó los excesos cometidos en ese caso y tiró la versión del gobierno de que la muerte se había debido a un cohetón lanzado por los manifestantes, todo lo dejó en sugerir que quien había fallado en el asunto era Facundo Rosas, director de Seguridad Pública. Es obvia la idea de dejar impune al gobernador a cambio de sacrificar un peón.
Por eso, los críticos de la gestión del ombudsman ven que ésta se ha caracterizado por actuar como un apéndice gubernamental federal y estatal que por supuesto no ha servido a la sociedad, a la que se debe.
Las organizaciones y los activistas humanitarios independientes tienen razón, Plascencia ha incumplido con su mandato constitucional y por ello es mejor que ya se vaya. Ahora él aseguró que la demanda de juicio político que interpusieron en su contra diversas ONGs es parte de una “guerra sucia” en su contra y tiene como finalidad instalar al frente de dicho organismo a un integrante de dichas agrupaciones.
Qué cachaza. A ver qué hace el Congreso.