Ataque a normalistas, un asunto abominable, pero…
Roberto Vizcaíno jueves 9, Oct 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- El caso generó una auténtica ola de repudio, tanto en México como en el extranjero
- Otros, sin embargo se han montado cínicamente en el caso para sacar provecho propio
- Mientras tanto, “El Chucky”, jefe de “Los Guerreros Unidos” es ahora el delincuente más buscado
El caso de la desaparición y muy presumible ejecución en Iguala de los normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, es sin duda un caso horroroso, abominable, que no debiera haber ocurrido.
El repudio a este hecho ha surgido de lo más profundo de México y ha venido también del mundo entero. No hay -creo- mexicano que no lo haya comentado. El asunto provocó incluso un enérgico pronunciamiento del propio presidente Enrique Peña Nieto y una decisión suya para que sean miembros de su Gabinete de Seguridad quienes desentrañen el misterio que rodea a este acontecimiento. Mientras tanto la desaparición y posible muerte de los estudiantes es tema de noticieros en todo el mundo.
Del gobierno de EU, de la Unión Europea, la ONU y la OEA han surgido reclamos para su esclarecimiento y castigo de responsables.
Pero hasta hoy, a una semana de ocurrido, todo es especulación.
Del caso no hay nada claro. Las versiones avaladas por las autoridades apuntan en su mayoría a que todo gira alrededor de una decisión e intervención por demás loca e irracional, absurda, del crimen organizado, y de funcionarios y policías municipales a su servicio, o asociados a ellos.
En el centro de lo acontecido y por resolverse están ‘El Chucky’, cabecilla del cartel Guerreros Unidos, y el alcalde perredista José Luis Abarca, quien junto a su esposa María de los Ángeles Pineda Villa -dicen las especulaciones-, trabajan para el criminal.
El asunto desde entonces ha derivado en una decena de acciones diversas que van desde los pleitos de René Bejarano con la PGR y el secretario de Gobernación, porque se aventó la puntada de decir que él les advirtió a los dos desde hace al menos un año que el alcalde de Iguala andaba con los malos.
Tanto el procurador, Jesús Murillo Karam, como el titular de Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, salieron a desmentirlo.
En el país y fuera de él, no han faltado tampoco las expresiones ciudadanas en contra de este levantón masivo y presumible ejecución, sin llegar a constituir actos realmente masivos.
Otros vivillos han intentado convertir el lamentable suceso en agua para su molino. Por ese rumbo andan los pejistas del movimiento politécnico, quienes ahora a sus demandas quieren agregarle el caso de los normalistas de Ayotzinapa.
Otros han armado marchas como la de ayer en la que unos 7 mil caminaron del Ángel de la Independencia al Zócalo.
Más o menos lo mismo ocurrió en Cuernavaca y ciudades de Argentina, España y Noruega.
En la sufrida Autopista del Sol, a la altura de Chilpancingo, normalistas de Ayotzinapa cerraron el flujo vehicular durante un par de horas en reclamo por el esclarecimiento del caso.
Los diputados federales crearon una comisión investigadora y los senadores se preparan para organizar la suya.
Pura boruca, desde lo de Bejarano hasta los de la marcha y los de las comisiones legislativas. Al rato nos van a salir con que los senadores encabezados por sus coordinadores tuvieron que ir a París a seguir una pista del caso.
Como si antes alguna de sus comisiones hubieran servido para algo.
Y, bueno, también está lo del recién elegido presidente del PRD Carlos Navarrete que tuvo la ocurrencia de irse con sus colaboradores a Iguala a celebrar una sesión partidaria en la que sacó su espíritu teatrero y tirado al suelo en un charco de lágrimas de dolor inmenso, pidió perdón a nombre del PRD a los128 mil 444 habitantes de Iguala por haberles recetado el alcalde que resultó socio de los malosos del cártel Guerreros Unidos.
Cómo si eso sirviera ahora de algo aparte de ganar algunos titulares de primera plana en algunos diarios de los llamados nacionales, cuando hay versiones de que los dirigentes del PRD habían sido informados desde hace al menos 2 años de que el acalde Abarca podría haber incluso ejecutado él mismo a otros perredistas.
Y AHORA RESULTA…
Por lo pronto, el que sí trabaja a marchas forzadas y con un equipo de los mejores es el procurador Jesús Murillo Karam, para dar una versión real de los acontecimientos y la ubicación de los desaparecidos.
Parco, serio, directo, Murillo es reconocido por decir las cosas tal cual. Y lo que dirá en este caso va a ser una de las cosas más difíciles que le hayan tocado abordar.
Por lo pronto y desde las instalaciones militares donde se encuentra resguardado de todos -familiares de las víctimas que le reclaman información ¡yá!; o de los periodistas que lo asedian tras “la nota”; o del posible interés de los malos-, Murillo desbroza con la ayuda del director del CISEN, del también hidalguense Eugenio Imaz, qué hay alrededor y en el fondo de Los Guerreros Unidos.
Y lo que se sabe hasta ahora es que este grupo delincuencial surge del desmembramiento de los grandes cárteles.
“Son básicamente sicarios de entre 16 y 25 años de edad, remanentes de otros grupos, que mantienen sus armas y conocen el modus operandi del crimen organizado en sus poblados y regiones”, indica un especialista de la UNAM.
Sus actividades van desde el tráfico de drogas hasta el secuestro y la extorsión.
Los Guerreros Unidos surgen en 2011 ante el desmoronamiento del cártel de los Beltrán Leyva con el abatimiento de Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, quien era llamado “Jefe de Jefes”. La caída del cártel se consuma con la detención de “La Barbie” y “El Indio”.
El descontrol de Los Guerreros Unidos surge en mayo pasado tras la aprehensión de su creador, Mario “El Sapo Guapo” Casarrubias, ex miembro de seguridad de los Beltrán Leyva.
A partir de entonces la dirección del grupo recae en “El Chucky”, un sujeto del que las autoridades se guardan el nombre real.
Todos los involucrados que han caído a raíz de la desaparición de los 43 normalistas y los 6 muertos en días anteriores, indican que fue “El Chucky” quien dio la orden de actuar contra los estudiantes.
Hasta entonces nadie daba un quinto por Los Guerreros Unidos. El procurador Murillo Karam dice que era considerado un grupo sin mayores perspectivas.
En tres años el cártel Guerreros Unidos ha tenido al menos cuatro cabezas, tres han sido capturadas pero la organización ha seguido operando.
Otra historia indica que Los Guerreros Unidos fueron una creación de Cleotilde Toribio Rentería, “El Tilde”, lugarteniente del grupo “Los Pelones” liderado por Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”, operador a su vez de los Beltrán Leyva en la zona de Coyuca de Catalán y Ciudad Altamirano.
A la detención de “La Barbie”, “El Tilde” fue a dar al Cártel Independiente de Acapulco, encabezado por Moisés Montero Álvarez, “El Koreano” donde pronto entró en conflicto y del cual salió a formar Guerreros Unidos y operar en Iguala, Taxco y Ciudad Altamirano así como en Cuernavaca.
Esta decisión lo llevó a enfrentarse a otros grupos y a subir la tasa de homicidios dolosos tanto en Guerrero como en Morelos.
El grupo Los Guerreros Unidos quedó descabezado en julio de 2012 con la aprehensión de “El Tilde” en el centro comercial Santa Fe, junto con su contador, Mario Saúl Farfán Ortiz.
Fue cuando Mario “El Sapo Guapo” Casarrubias tomó el control del grupo y logró meterlo al Estado de México. “El Sapo Guapo” venía de las mafias de la droga de Chicago, y basaba sus traslados de droga en tráileres de fruta y autobuses de pasajeros, narró el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido en abril pasado.
Capturado “El Sapo” el liderazgo del grupo fue asumido por Gonzalo Martín Souza Neves quien 3 meses más tarde fue detenido en Puebla junto a José Bahena Salgado con 24 kilogramos de cocaína y paquetes de billetes con cerca de 250 mil dólares americanos y tres vehículos.
Es ahí que aparece quien se hace llamar “El Chucky” y quien dio la orden de levantar a los 43 normalistas de Ayotzinapa.
¿Por qué… para qué? Aparentemente eso sólo lo sabe “El Chucky”
Hasta aquí va esta historia.