Incansablemente
¬ Juan Manuel Magaña martes 11, Nov 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Dice un dicho popular que “si no puedes, para qué te alquilas”.
Esto viene a cuento porque el procurador general de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, se ha visto forzado a corregir su dicho sobre el cansancio.
Durante la conferencia de prensa del viernes pasado en que anunció que todo apunta que los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa fueron asesinados y quemados, Murillo puso fin a la metralla de preguntas de los reporteros con un “estoy cansado… la verdad soy tan humano como cualquiera y también me canso”.
Ese fue, a todas luces, un desliz que ningún funcionario de su nivel se puede permitir. Está en ese puesto, ha aceptado echarse ese compromiso, porque simple y sencillamente está para servir. Públicamente nadie en el servicio público puede excusarse de que está cansado y que por lo mismo no puede atender sus responsabilidades. En ese caso, lo que sería mejor es que se vaya a su casa.
Al querer enmendar su dicho, Murillo expuso que lo dicho al final de la conferencia del pasado viernes en realidad tenía que ver con el hecho de que está harto de la “violencia brutal que me cimbra”. Añadió: “cuando dije estoy cansado (me refería) a que estoy cansado de esto, estoy cansado de la violencia brutal, lo he vivido, lo tengo todos los días, sí me cimbra, además de que llevaba 40 horas sin dormir”.
Vivimos tiempos muy delicados. Mucha gente está enojada. Quien haya estado en la quema de la puerta de Palacio Nacional, el sábado en la noche, sabe perfectamente que entre una multitud pacífica que grita un justo reclamo y los “anarcos” infiltrados en la marcha para desvirtuar ese pacifismo, entre esos dos extremos hay una franja de gente con mucha irritación que se siente provocada por el poder, por su fuerza armada o represiva, que es más contestataria y reacciona menos calmada y hasta con desesperación.
Esa gente puede ser influida por un extremo o por otro. Y todavía pueden ocurrir cosas impensables. No sólo el caso Iguala exaspera. También impacienta ya la corrupción, la mala economía, los desfiguros públicos… y hasta una mala declaración.
Nomás hay que ver cómo le fue en una cafetería de Xalapa, Veracruz, al senador perredista Alejandro Encinas, un político sin tacha, que ni la debe ni la tiene: un grupo de personas de filiación priísta que se manifestaban en el lugar le arrojaron agua y a la gente que le acompañaba la intentaron golpear con las banderas. El río está muy revuelto. El ambiente está caliente.
Y no hay que dejar de recordar cómo le fue el otro día en el Zócalo al propio Cuauhtémoc Cárdenas.
Organizaciones sociales le han reclamado al procurador Murillo Karam cosas como que “si a nuestras autoridades y en concreto al procurador ya se le acabó la pila, por dignidad debería retirarse”.
Se le ha advertido que el cansancio que existe en la sociedad mexicana es enorme ante la ineficacia del Estado mexicano, así como de sus cuerpos de seguridad y de las instituciones de procuración de justicia. No se diga por las ligas de nuestros políticos con grupos criminales y por la rampante impunidad con que se mueven.
Cada vez es más frecuente la exigencia a nuestras autoridades, en nuestro pleno naufragio de inseguridad: si no se sienten capaces de responder ante los reclamos ciudadanos, renuncien y dejen la responsabilidad en manos de quien sí quiera trabajar por el país… incansablemente.
En el Estado de México, tenemos «funcionarios de primer nivel», que no pueden tampoco con la encomienda correspondiente y que ha dicho que «tomen su salario y resuelvan ustedes los problemas». Esto lo dijo nuestro flamante Secretario del Transporte, Isidro Pastor, que, ante tantos problemas que ocasiona el pulpo camionero y se le exigen resultados, pues nomás no puede y prefiere que los afectados, los ciudadanos, tomen su lugar.Esto es ver para creer. Es un botón de muestra de lo que son los secretarios de Estado, en el Estado de México.