Un adiós anunciado
Augusto Corro jueves 27, Nov 2014Punto por punto
Augusto Corro
El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano renunció de manera irrevocable a su militancia en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
De esta manera se alejó, por el momento, de la izquierda cómoda que practican “Los Chuchos”y el propio “líder moral”.
(¿Pero de que se trata la izquierda cómoda? Pues de la actitud política que dizque de izquierda que les permite a los dirigentes, como “Los Chuchos”, vivir de la demagogia, empeñados en el engaño, en hacer a un lado sus principios a fin de usar la política como un instrumento ideal para enriquecerse económicamente. En síntesis, manejar una franquicia política lucrativa).
Quizás el ingeniero Cárdenas Solórzano no le ataña el renglón del enriquecimiento a través de la política, pero sí lo alcanza la demagogia partidista. ¿Qué beneficios recibió el país desde que nació el PRD? ¿Qué tanto por ciento se redujo la pobreza? ¿Cuánto creció el empleo? La figura política del michoacano sólo sirvió para manejar la imagen de pluralidad política en México y nada más.
LA RENUNCIA
Dijo el michoacano que se fue del PRD por congruencia y porque tendría que compartir responsabilidad por decisiones “tomadas por miopías, oportunismo o autocomplacencia en las que no haya tenido cabida la autocrítica”.
Los pretextos para dejar el partido que fundó Cárdenas Solórzano son más que justificables, aunque también influyó el hastío de presenciar día con día como se desmoronaba su obra, con la política errática de “Los Chuchos”.
Ya se esperaba esa determinación, después de enfrentamientos verbales con la dirigencia de la franquicia política denominada PRD. Entre otras causas que originaron la salida del “líder moral” se encuentran las viejas rencillas que se agudizaron con el involucramiento del PRD, en el caso Iguala, específicamente, en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El ingeniero Cárdenas Solórzano explicó que renunció por congruencia y porque tendría que compartir responsabilidad por decisiones “tomadas por miopía, oportunismo o autocomplacencia en las que no haya tenido cabida la autocrítica”.
“LOS CHUCHOS”
Como se sabe, “Los Chuchos” le brindaron todo el apoyo al candidato a la presidencia municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, quien a la postre resultó ser el autor intelectual de los hechos violentos, en aquella noche-madrugada, del 26 y 27 de septiembre pasado.
El repudio de la sociedad por esa tragedia lo recibió el propio ingeniero Cárdenas Solórzano, cuando fue echado de una manifestación que exigía la presentación con vida de los estudiantes mencionados. Además, al “líder moral” no le pareció que su partido no participara en las marchas de protesta. ¿Cómo iban a participar los perredistas en las protestas si tienen una cola larguísima que le pisen?
LO QUE SIGUE
El PRD, con la renuncia de su líder moral, enfrentará una desbandada de sus principales dirigentes, algunos del grupo de Cárdenas Solórzano, u otros descontentos con la política de “Los Chuchos”. A la hora de escribir estas líneas, el senador amarillo Alejandro Encinas, ya contemplaba la decisión de seguir los pasos del ingeniero Cárdenas. En las próximas horas, un “grupo de compañeros” determinarán si renuncian como Cárdenas”, dijo. También señaló que la salida del ingeniero del PRD refleja no sólo de la “profunda crisis” del partido, sino del deterioro de las instituciones internas del partido.
LA TRAGEDIA
A raíz de los hechos violentos en Iguala, el PRD cayó en un tobogán que lo desliza a su desaparición. En Guerrero, con su actitud protectora a Abarca Velázquez, y al propio gobernador Ángel Aguirre Rivero, ambos de extracción perredista, la cúpula del partido amarillo perdió su autoridad moral para opina o interceder a favor de los estudiantes victimados.
El recién llegado a la presidencia del PRD, Carlos Navarrete, tuvo la ocurrencia de ir a Guerrero a pedir perdón por su ceguera de arropar al delincuente Abarca Velázquez, quien poseía un historial lleno de acciones delincuenciales.
El alcalde y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, fueron señalados como los operadores del cártel Guerreros Unidos, autores materiales, junto con las policías municipales de Iguala y Cocula, de la desaparición de los normalistas. “Los Chuchos” no tuvieron la inteligencia suficiente para comprender el lío en que se encontraba inmerso su partido, pues se dieron el lujo de arropar al gobernador Aguirre Rivero, quien finalmente fue echado del cargo. En esa lista de errores perredistas, el ex dirigente del partido, Jesús Zambrano, se reunió con el ahora ex alcalde de Iguala, Abarca Velázquez, para planear su fuga.
El PRD, defensor de las causas sociales, según sus dirigentes, quedó pasmado ante la ola de acontecimientos derivados de la tragedia de Iguala y empezó a vivir una crisis profunda interna, la más grave en sus 25 años de vida.
LA CRISIS
A mediados de noviembre, el líder moral del PRD instó a Carlos Navarrete a renunciar al Comité Ejecutivo de esa organización política, como una medida de fondo para comenzar a superar la crisis que enfrenta el partido y que “amenaza con su disolución”.
En una carta que el ingeniero Cárdenas Solórzano a los dirigentes y militantes del sol azteca, les advirtió que el PRD está inmerso en un proceso de descomposición, que solo podrá superarse con medidas de fondo que lo modifiquen de raíz y le permitan recuperar la credibilidad. Dijo también que el PRD “está a punto de disolverse o de quedar como una simple franquicia político electoral.
Los hechos ocurridos en Iguala y las “desafortunadas y cuestionables decisiones tomadas por la dirección nacional” a partir de esas circunstancias han sido la “puntilla”, de ahí la propuesta de reforma de fondo del PRD.