Tragedia en el ring
¬ Augusto Corro lunes 23, Mar 2015Punto por punto
Augusto Corro
“El Hijo del Perro Aguayo”, de 35 años, murió durante una pelea de lucha libre en Tijuana, Baja California, en la madrugada del sábado.
El luchador, identificado como Pedro Aguayo Ramírez, perdió la vida por un traumatismo cervical (fractura de tres vértebras y daño en columna) ocasionado por una patada voladora al cuello que le dio “Rey Mysterio Jr”.
Inmediatamente, surgió la polémica sobre la atención tardía y deficiente al “Hijo del Perro Aguayo”, quien, seguramente en agonía, se apoyaba en las cuerdas del cuadrilátero.
Hasta que terminó el round y con total desconocimiento de los primeros auxilios médicos, según el video, el luchador empezó a ser atendido.
¿Pudo salvar la vida el gladiador con una atención médica rápida y eficiente? Esto lo tendrán que decir las autoridades que realizan la investigación del caso.
Lo que sí puede comprobarse en el video es la incapacidad, frustrante, del réferi o de los médicos, para detener el combate. Ninguno de ellos se acercó a auxiliar al luchar caído.
Con Aguayo moribundo, el combate continuó y fue hasta un minuto y cuatro segundos después de recibido el golpe, cuando lo atendieron.
Transcurrió un minuto y 28 segundos para que llegaran el comisionado y el médico a encargarse de la situación.
Pasaron cuatro y medio minutos para que retiraran a Aguayo del ring. Para esto, “le pusieron una cánula y lo sacaron en una tabla en lugar de una camilla, y sin collarín, como es obligatorio usar después de una lesión de este tipo”.
¿Hubo negligencia médica? Las autoridades nos lo dirán una vez que terminen las investigaciones.
SE QUEDA CUAUTÉMOC
“El Príncipe de la Basura”, Cuauhtémoc Gutiérrez, seguirá en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El ex dirigente enfrenta una acusación por el delito de trata en el interior del PRI capitalino.
Debido al escándalo se puso en duda la permanencia del político en las filas del tricolor, una vez que renunció al liderazgo.
El tribunal electoral le exigió al PRI que definiera la condición política del controvertido ex dirigente.
En una reunión de la jerarquía priísta, se acordó que continuará en el Revolucionario Institucional. Únicamente le suspendieron sus derechos partidistas.
Se contempla que los ángeles protectores de “El Príncipe de la Basura” tienen suficiente influencia para mantenerlo en el partido.
Cuauhtémoc tiene presencia en diferentes sectores de la población y en el PRI no pueden darse el lujo de despreciar los votos seguros del controvertido líder. Y menos en temporada electoral.
El presidente dl PRI nacional, César Camacho Quiroz, salió a defender a “El Príncipe de la Basura”, como es su obligación.
Justificó la decisión de no expulsar a Cuauhtémoc del partido, porque no se le ha comprobado delito alguno.
Camacho Quiroz ya exoneró a su colega, aunque falta la última palabra sobre el tema, pues las autoridades capitalinas continúan la investigación. Cuando se den a conocer los resultados del caso ya habrán transcurrido los comicios de junio.
EL OTRO CUAUHTÉMOC
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano sigue con el gusanillo de la política, a pesar de los descalabros sufridos en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Ahora, el ex líder moral perredista busca enfrentar la regresión que vive México, según él, y contribuir a frenar la violencia, impunidad y corrupción.
Para llevar a cabo su plan, el michoacano inició una campaña entre representantes sectores de la población.
El sábado se reunió con académicos, intelectuales, activistas, militantes y ex militantes del PRD, así como representantes de grupos sociales.
Llega Cuauhtémoc a su nueva aventura política con la experiencia de su fracaso en el PRD; con su capital político devaluado.
Esto último quedó demostrado cuando lo rechazaron durante una marcha por el reclamo de la aparición con vida los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Luego enfrentó a “Los Chuchos” que se burlaron de él cuando pretendieron hacer candidato único a la presidencia de su partido. Le hicieron creer que sería candidato único a la presidencia del partido, aunque ya habían decido que Carlos Navarrete ocuparía el cargo.
Cuauhtémoc renunció al PRD, como otro de los muchos que abandonaron las filas amarillas, ante el acercamiento de “Los Chuchos” al gobierno federal.
Como se sabe, la izquierda mexicana se encuentra muy dividida y la pregunta obligada es la siguiente:
¿Podrá el cardenismo unir a los grupos de izquierda dispersos? ¿Tiene la fórmula para vencer la maldición del divisionismo?
Mientras, Cuauhtémoc aceptó, al grito de lo perdido lo que aparezca, reunirse con sus correligionarios perredistas como los senadores Miguel Barbosa y Armando Ríos Piter.
También, el ex líder moral irá con sus ex compañeros perredistas a la Comisión Internacional de los Derechos Humanos (CIDH) a manifestar su inconformidad por las reformas energéticas.











