Vivir de prestado
Ramón Zurita Sahagún lunes 11, May 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Se convirtió en una costumbre que los partidos políticos que anhelan competir por una victoria electoral o, cuando menos, por una votación alta, recurran a los candidatos prestados, los que apenas unas semanas antes de la elección manifestaban una ideología distinta.
No es privativo de ningún partido el pirateo de candidatos, ya que todos recurren a ello, sin importar la ideología que profesan o profesaban antes.
El PRI era el partido que, anteriormente, surtía de aspirantes a los demás partidos, aunque en los años recientes entró en la misma dinámica y ahora se nutre de candidatos provenientes de la izquierda, la derecha o hasta de partidos considerados como sus satélites.
La vocación de servicio, el hacer carrera política, el esperar su turno para abanderar al organismo político con el que mantienen coincidencias ideológicas pasó al olvido y ahora, los partidos se nutren de oportunistas, trapecistas, buscachambas y otra serie de lacras políticas.
No hace mucho tiempo que panistas (en menor medida), perredistas, convergentes y otras especies partidistas cachaban a aquellos candidatos rechazados por su partido original, aunque los tricolores, escasos de figuras en muchas posiciones medias, recurren al mismo sistema.
El método de arrebatar supuestas figuras políticas les puede arrojar un resultado positivo, en lo que se refiere a una mayor captación de votos, aunque se advierte difícil que los triunfos lleguen.
Guanajuato y el Distrito Federal, dos entidades en las que el PRI obtiene pocos resultados electorales positivos son el laboratorio de pruebas, para conocer el efecto que trae el pirateo de militantes a los otros partidos políticos.
Son dos entidades en las que el PRI dejó de ser figura preponderante hace muchos años y que intenta por todas las formas posible rescatar algo, por lo que aplicó el sistema de contrarrestar los votos mayoritario para el PAN, en el primero y el PRD, en el segundo, postulando militantes de esos partidos.
Guanajuato es una entidad en la que el PRI perdió su primera posición importante en 1988, con el triunfo de Carlos Medina Plascencia en la alcaldía de León, presidencia municipal que mantuvieron en sus manos los blanquiazules hasta 2012, en el que el PRI la rescató.
Hoy, la disputa de esa alcaldía se da entre un panista (José Ángel Córdova Villalobos), abanderado por el PRI y un panista postulado por su partido, Héctor López Santillán.
Se trata de lo que los clásicos llaman final de fotografía, aunque la apuesta se centra en favor del panista que se mantiene en su partido.
López Santillán fue gobernador interino del estado y secretario en los gabinetes de los gobernadores Juan Carlos Romero, Juan Manuel Oliva y Miguel Márquez y es una figura pública reconocida.
No lo es menos Córdova Villalobos, aunque su abanderamiento por el PRI, el Verde y el Panal, causó mucho desconcierto entre los electores del estado, especialmente de León, de donde es oriundo el ex secretario de Educación Pública y de Salud del gobierno federal.
La intención de los priístas es mantener la administración del municipio en el que se concentra más del 30 por ciento de los electores del estado, para que, desde ahí lanzar su ofensiva para intentar recuperar el gobierno estatal.
Otra de sus figuras en este proyecto es Fernando Bribiesca Sahagún, hijo de panistas y ex militante de Nueva Alianza, quien busca concretar un viejo proyecto de la familia, gobernar Celaya.
Su padre y su madre fueron candidatos de otros partidos a la alcaldía, sin éxito, ya que Marta Sahagún lo intentó por Acción Nacional y Manuel Bribiesca por el Partido Ciudadano Democrático (local) y el Movimiento Ciudadano.
Ahora su hijo, abanderado por el PRI, Verde y Nueva Alianza, intentará coronar esa hazaña no conseguida por sus progenitores.
Pero si el pirateo de candidatos del PAN se da en Guanajuato, en el Distrito Federal no son tan selectivos, ya que toman a sus abanderados de todos los organismos políticos disponibles.
Lo hicieron con Xiuh Guillermo Tenorio, senador suplente del PRD, ex diputado local de Nueva Alianza, postulado por el PRI y Verde en la delegación Benito Juárez y quien, hasta ahora les da un bono de votos, superior a los conquistados en comicios pasados.
Xiuh no les garantiza el triunfo, lejano está de ello, pero si una votación más copiosa, con la que podrían aumentar su porcentaje y el número de diputados plurinominales en la ALDF. Igual sucede con la ex panista Laura Ballesteros, nominada por el PRI y el Verde en la delegación Miguel Hidalgo y donde perredistas y panistas mantienen mayoría.
La diputada local del distrito XXV, representando al PRD en la ALDF, Polimnia Romana Sierra, fue cooptada por el PRI y el Verde, para competir como su candidata a jefa delegacional en Álvaro Obregón, aunque no se le estiman posibilidad de victoria, pero sí de aumentar la votación.
Emilio Serrano intentó, sin conseguirlo, hace seis años ser jefe delegacional en Iztacalco, ahora repite el número y se le dan pocas posibilidades, menores a las de hace tres años.
Fernando Zárate Salgado, diputado federal con licencia y ex militante del PRD, busca ahora ser legislador local, aunque con los colores del PRI y Verde.
Como se advierte, los priístas recurren a los mismos juegos, estrategias y proyectos de sus opositores, donde no importa cómo le hacen para ganar unos comicios, ya que lo que importa es conseguir el poder, a cómo sea.
Hay quienes dicen que el fuego se controla con fuego, por lo que un ex panista debió ser candidato en Benito Juárez y un ex perredista en Miguel Hidalgo y, tal vez, de esa forma, podrían competir en mejores condiciones.