Adiós amigo, maestro y leyenda…
¬ Dante Limón viernes 3, Jul 2015El Infierno de Dante
Dante Limón
“Préndele a Jacobo”: La voz, la orden, se escuchó por años cada noche de lunes a viernes en millones de casas mexicanas.
En vecindades de Peralvillo o La Merced, en residencias de Las Lomas o Iztapalapa , en cada colonia, en cada estado del país y al sur de los Estados Unidos. Aparecía entonces el “Güero” en la tele y comenzaba su legendario “24 Horas”, nombre que, me confió, se fusiló de un noticiario francés.
No importa ya, no viene al caso, si Jacobo daba buenas o malas, si unos decían que hablaba por el gobierno o si exageraba o alivianaba las noticias. Eso ocurría y ocurre todavía aquí o en Rusia o Estados Unidos o en la Bondojito.
La voz de Jacobo se escuchaba y su imagen era como de la familia en cada mesa, cuando el marido llegaba a cenar tacos de agua o caviar. Así se hizo la leyenda, así se hacen aún.
“Lo dijo Jacobo anoche”, y ya, con eso bastaba. No hay, no ha habido, un líder de opinión que lo sucediera, ni siquiera los que se hicieron a sus costillas, y hasta les gustaba el diminutivo de “Güerito”, como a López Dóriga, para creer ser el Jacobo Parte II.
En un libro conmemorativo del aniversario de “24 Horas”, presentado en la Universidad de Salamanca, España, Jacobo escribió: “Quien tiene la voz, tiene el poder; por eso, el que habla, manda”.
Y él le hablaba, le habló, cinco noches a la semana a millones de mexicanos desde la pantalla de Televisa.
Así maduraba la leyenda. Su reto frente al noticiario “24 Horas” fue siempre permanecer más tiempo que el de Walter Cronkite, en la CBS: creo que también lo logró.
Vistió impecable, con su corbata negra: “Por los muertos en el holocausto, no por la matanza del 68, como creyó Luis Echeverría”.
Amable, de finos modales, pocas veces se irritaba: Una de ellas, cuando se inauguró el Museo Rufino Tamayo, porque el staff de López Portillo casi ignoró en la ceremonia el trabajo de su hermano Abraham Zabludovsky, uno de los dos arquitectos de la admirable construcción en Chapultepec.
“Mi hermano también construyó mi casa; cuando vivían aquí mis tres hijos, nos quedaba a la medida. Ahora que se han ido quedamos Sarita y yo, y nos sigue quedando a la medida”, me comentó una noche, antes de darme un “ride” a Toluca.
Hizo a muchos reporteros de “24 Horas”; quizá fuimos 40, 50 o 60 durante toda la vida del mejor noticiario de la televisión.
Unos, como el “Toby” Guillermo Pérez Verduzco y el jefe Raúl Hernández y Raúl René Trujillo, se fueron antes que Jacobo. Todos son ya parte de la historia, de nuestra historia.
Y nada se olvida, como la noche que tomó la red privada, para decir al jefe Raúl: “Te mando a Dante, quiere ser reportero. A ver si haces un milagro. Ya súbete, niño”.
Así dejaba la coordinación de producción de “24 Horas” en manos de César Parra Olmedo, y me iba a alcanzar a Juan Francisco Castañeda, quien me llevó de “Hoy Mismo” al lado de Jacobo.
Y la historia seguirá en voz y textos de todos los reporteros y reporteras de “24 Horas”, porque siempre habrá algo que contar sobre “el licenciado”. Aunque la madrugada del martes, una mano divina “le apagó a Jacobo”.
Adiós, pues, amigo, maestro y leyenda.