Gringos mafiosos
Francisco Rodríguez jueves 23, Jul 2015Índice político
Francisco Rodríguez
Cuando los agentes del FBI detuvieron en EU a la starlet Virginia Hill, acusada de pasar droga desde México a Estados Unidos, ella contestó: “Si buscan gangsters, empiecen en la Casa Blanca. Aprésenlos y éste será un mundo mejor. Váyanse todos ustedes al infierno”. Virginia Hill, contacto en México de Lucky Luciano, junto con el judío Alfred Blumenthal, el capitán Luis Amezcua (guardaespaldas de Miguel Alemán) y el coronel Carlos Serrano (reeleccionista, inspirador de la entonces recién creada Dirección Federal de Seguridad), habían establecido en el bar Ciro’s del hotel Reforma, un centro de acopio de relaciones públicas, contactos y narcotraficantes.
Políticos, artistas, banqueros, y periodistas del México de 1948 se daban cita en la elegante hospedería de Paseo de la Reforma, hasta donde los “empresarios” del espectáculo traían las mejores variedades y orquestas de Manhattan y Beverly Hills. Como maestro de ceremonias, Luis M. Farías, quien después sería —cuota corporativista al gremio de los locutores— dos veces “pastor” de los priístas en la Cámara baja y gobernador (sustituto) de Nuevo León.
La señora Hill era la aspirante a actriz hollywoodense que había asignado la Cosa Nostra para “convencer” a los altos mandos de “facilitar” el paso de la cocaína al “otro lado” de la frontera, para ponerla en las manos de los “distribuidores”, en aquel tiempo, mafiosos de la organización italiana.
Había sido pareja de Bugsy Siegel, judío ucraniano, hombre de las confianzas de Luciano y de Meyer Lanski, cerebro financiero de la mafia, quienes le encargaban cosas pesadas, debido a su audacia y sangre fría. Cuando la pareja empezó a construir el Hotel Flamingo, en Las Vegas —el primero en aquel páramo desértico—, corrieron rumores sobre desvíos de dinero y la mafia los separó trágicamente del negocio.
La mafia le debía mucho a Benjamín Siegel. En nombre de la familia de Lucky Luciano, Bugsy, como le llamaban, había asesinado en 1931 al temible Joe The Boss Masseria, marcando el triunfo de los primeros y una nueva era del crimen organizado en Nueva York.
Bugsy Siegel y el Triángulo Dorado
México ocupaba el primer lugar como proveedor de la droga, porque el grupo mafioso había ordenado a Siegel que buscara un sustituto para Yugoslavia, Turquía, Afganistán y algunos países del Medio Oriente que habían dejado de producir “adormidera” por la Segunda Guerra.
Siegel montó el centro de operaciones para toda Latinoamérica en Tijuana. Sabía que miles de chinos habían llegado a las costas del noroeste mexicano en el siglo XIX para construir el tren a Chihuahua. Eran los expertos en trabajos pesados y, en sus ratos libres, hacían florecer los grandes cultivos de amapola en la Sierra Madre, zona hoy conocida como el Triángulo Dorado.
Gobernadores, agricultores adinerados, alcaldes, jefes de policía y mafiosos locales incipientes, se habían hecho del control de la producción y tráfico de la adormidera hacia el norte. Eran los fondeadores. La mafia, agradecida.
Siegel despertó la envidia del gobernador de Sinaloa, coronel Rodolfo Tostado Loaiza. Luego de que la policía estatal quemara los sembradíos financiados por el judío, éste le ordenó a su pistolero que acribillara al político en medio de la coronación de una reina de belleza.
Al gobernador Tostado Loaiza lo ejecutó, en pleno Carnaval de Mazatlán, en 1944, El Gitano, primer sicario sinaloense. El mismo que unos años más tarde asesinara a Hugo Izquierdo Ebrard, por idénticas razones.
Las plazas se “calentaron” con estos acontecimientos y Luciano dio la orden de asesinar a Siegel. En La Habana le ordenaron a Virginia Hill ocupar la vacante del judío ucraniano, cuestión que aceptó de buen grado. Cuando apresaron a Virginia, Meyer Lansky se quedó con la red del crimen organizado en México. Se cerró toda una época.
Los antecedentes en Tijuana son dignos de recordarse. Todo empezó en la segunda mitad de la década de los 20’s . Los “barones de la frontera”, el político Wirt Bowman, el empresario boxístico Baron Long, el deportista James Crofton y el cineasta Joseph Shenk, iniciaron grandes inversiones en esa ciudad.
La idea era desarrollar cantinas, bares y foreing books (agencias foráneas de apuestas sobre carreras de caballos y galgos), para sortear la ley seca norteamericana. The New York Times reportó que en 1929 había 90 cantinas y centros de diversión, y que el 10% de la población de Tijuana se dedicaba a la prostitución.
El centro de diversión más grande que se construyó en la frontera norte fue el balneario de aguas termales Agua Caliente, complejo turístico con spa, casino, albercas, campo de golf, aviario y un hotel de 500 habitaciones, construido sobre un terreno del gobernador de Baja California, Abelardo L. Rodríguez, e inaugurado en 1928.
Alrededor de Agua Caliente, se creó el más grande complejo generador de empleos de Tijuana. Junto con él, llegaron las mafias más avanzadas del momento. El 1 de enero de 1935, Lázaro Cárdenas prohibió los casinos. En contraparte, la mafia abrió en Los Ángeles el hipódromo de Santa Anita.
Cárdenas también trató de legislar para permitir el consumo de aquellas drogas que no eran tan codiciadas por los mafiosos, con objeto de prevenir el desarrollo de la prostitución y la violencia. Los gabachos calmaron sus ansias de novillero.¡Pa’trás los fielders!
En 1937 Cárdenas autorizó que el cineasta Shenk, ya presidente de los estudios Twentieth Century Fox, volviera a operar el hipódromo Agua Caliente, pero “bajo la concesión otorgada a la Secretaría de Educación Pública”. La fórmula moralina del Tata, tenía que ser cancelada.
Shenk fue apresado, acusado de comunista por el Comité de Actividades Antinorteamericanas de McCarthy, hasta que Truman lo indultó, igual que, por otra razones homenajeó a Lucky Luciano, preso en Albany, New York, pues facilitó la entrada a Italia de las tropas norteamericanas, previo acuerdo con algunos pezzonovantes de La Camorra siciliana.
El imposible casino en Acapulco
En 1947 Alemán autorizó la reapertura de Agua Caliente. La nueva Ley Federal de Juegos y Sorteos, confeccionada a mano, concedió discrecionalidad al titular del Ejecutivo para otorgar las concesiones. Los nuevos inversionistas de la era fueron inmortalizados por las películas de gangsters en Hollywood: Lucky Luciano, Meyer Lansky y Frank Costello.
Joe Shenk, quien había encabezado al grupo de inversionistas conocido como “Los barones de la frontera”, en la época del maximato, asociado con Al Capone, regresaba a México con el grupo de Luciano, coligado ahora don Eddie Neils, productor de Colombia Pictures, amigo de Miguel Alemán.
Alemán, a través de su testaferro Bruno Pagliai, casado con la actriz Merle Oberon, era el principal accionista en el Hipódromo de las Américas, construido sobre terrenos del Ejército e inaugurado en 1943 por Manuel Ávila Camacho.
El macarthismo se atravesó en el camino de las inversiones de la mafia en México. La familia Genovesse se quedó con las ganas de que prosperara la red organizada en este país, con nuevas inversiones para “desarrollar” Acapulco, donde se instalaría un gran casino, del que sería socio —but of course!— Miguel Alemán. Luciano y Lansky murieron en La Habana. Cambio de época.
Raúl Salinas, casinero
Los cuatro grandes hipódromos del DF, Tijuana, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo, siempre se han manejado como un Estado dentro de otro Estado. Sus concesiones han sido confiadas a familias especiales, que garantizan discreción, eficacia y precisión ejecutiva.
Dentro de ellos pasa todo y, al parecer, no pasa nada. Producto de concesiones renovables por el gobierno cada 25 años, por ejemplo, el de la ciudad de México, Las Américas, concesión renovada en 1993, por gestiones de Raúl Salinas de Gortari, en beneficio del ex capitán de negocios del alemanismo, Justo Fernández, dueño de la “cuadra Xalapa”.
Los principales socios son Justo Fernández y sus descendientes, Rafael Moreno Valle Jr., Raúl Salinas de Gortari, Mario Moreno, Enrique Molina Sobrino, Carlos Cabal Peniche (y sus socios del Grupo GEA, Isidoro Rodríguez, su asesor espiritual el pere Jacques Charveriat, detenido en Europa, y una lista minoritaria con muchos pendientes).
En ningún lado, como en los casinos, hipódromos y casas de apuesta, se han expuesto públicamente los intereses de mafiosos y segmentos aparentemente distanciados.