¡Arriba las manos!
Mauricio Conde Olivares miércoles 26, Ago 2015“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
Las secuelas del tráfico internacional de armas, como el caso “Rápido y Furioso” que sufrió México en el sexenio de Felipe Calderón y que incrementó en miles las muertes violentas en la lucha contra el crimen organizado, forman parte de un sucio, pero lucrativo negocio de más de 5 mil millones de dólares al año, tan sólo en operaciones “legales”, pero suman 100 mil millones de dólares el tráfico ilícito, dada la ineficaz regulación y transparencia en el mundo del comercio de armas.
La violencia armada en México no es menor, de acuerdo con el secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los homicidios dolosos cometidos con armas de fuego han aumentado dramáticamente en los últimos períodos presidenciales. Entre 2001 y 2006, el 25% de los homicidios dolosos fue cometido con este tipo de armas, este porcentaje se elevó a 52% desde 2007 hasta 2012, y entre enero de 2013 y septiembre 2014 alcanzó el 55%.
En nuestro país, de acuerdo con organizaciones no gubernamentales, el problema más grave es el tráfico ilegal de armas, que suman 24 millones de piezas, principalmente las que pasan por la frontera con Estados Unidos, las cuales podrían sumar el 70 por ciento de todas las armas no legales en México.
La situación se agrava por la falta de control y regulación adecuada en la compra, uso y destino de las armas legales, las cuales son adquiridas principalmente por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y que en diversos casos, los usuarios finales son integrantes de las bandas del crimen organizado. En los últimos nueve años, las policías de todo el país han reportado más de 17 mil armas de fuego como pérdidas o robadas. El desvío hacia usuarios no autorizados alimenta la violencia.
Así, en el contexto mexicano la proliferación de armas pequeñas y armas ligeras, ha causado un fuerte impacto en los niveles de violencia e inseguridad, donde la violencia armada ha cobrado miles de vidas a lo largo de los últimos años. Por ello, es crucial que los Estados adquieran un compromiso pleno de frenar el flujo de armas hacia quienes las utilizan para cometer violaciones graves de derechos humanos para poner fin al sufrimiento humano causado por los flujos irresponsables de armas convencionales.
Por eso, a la par que se lleva a cabo en Cancún la Primera Conferencia de Estados Parte del Tratado sobre Comercio de Armas (ATT, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas con los representantes de los gobiernos de 130 países, activistas mexicanos y otros provenientes de más de 50 naciones mantienen sus protestas, que esta vez no son callejeras, sino en plena playa del hotel Moon Palace.
Mientras crece entre la humanidad el temor a una guerra bacteriológica, con la proliferación de virus mutantes que generan pandemias incontrolables, como la gripe porcina, el ébola o chikungunya, es un hecho que los ciudadanos del mundo padecemos una desbordante violencia criminal, por parte de grupos de la delincuencia organizada que tienen cada día mejores y más poderosos armamentos que nuestras policías, por lo que miembros de la coalición Armas Bajo Control, y Anna Mac Donald, en su representación frente a una escultura de arena con la imagen de un tanque, exigieron un acuerdo pero ya tanto en materia de regulación como de transparencia.
Sin embargo, el alto representante interino para asuntos de desarme de las Naciones Unidas, Kin Wong Zo, explicó que aún falta un importante número de países en integrarse al acuerdo, pero confió que para el 2030 se logre una agenda de desarrollo global.
“Me da gusto decir que 130 Estados han firmado el tratado y 72 estados han ya expresado su consentimiento libremente para estar vinculados al ATT y todo esto de acuerdo con el artículo 82 del tratado, los otros estado que han expresado su consentimiento”, dijo con un optimismo cuya meta está planteada para dentro de 15 años. Resalta que en África y la región Asia Pacífico apenas 25% de los países que se adhirieron al ATT han ratificado este acuerdo de control de armas.
El tratado tiene por objeto establecer normas más estrictas para transferencias internacionales de armas realizadas entre Estados. Antes de que una transferencia de armas pueda ser autorizada, ésta debe evaluarse con criterios estrictos, incluyendo si pueden ser utilizadas en violaciones de derechos humanos o crímenes de guerra. Si existe un riesgo sustancial de que la transferencia de armas incumpla cualquiera de estos criterios, entonces ésta no puede concluirse.
De ahí que sea crucial que el mayor número posible de Estados ratifiquen el ATT y que todos los Estados parte lo apliquen con firmeza y eficacia, para contribuir así a erradicar las transferencias irresponsables de armas que propician violaciones graves del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos.
Al respecto, el canciller mexicano, José Antonio Meade Kuribreña, dijo que esta Primera Conferencia “es un ejemplo claro de que el trabajo diplomático puede salvar distancias, y es una historia que merece ser contada; no es una historia anónima, no es un accidente, la diplomacia internacional enfrentaba un problema real, enfrentaba un problema de un niño con armas convencionales que participaba en un ejército”.
Se trataba, prosiguió Meade, de una historia en donde un ciudadano se encontraba en medio de un tiroteo entre organizaciones delincuenciales con armas convencionales, y eso resultaba en un accidente o en una muerte.
“Nos encontrábamos como diplomáticos frente a instancias en donde organizaciones terroristas tenían acceso a armas convencionales. Teníamos en consecuencia un problema claro, una mala estructuración del mercado de armas convencionales estaba dando lugar a que se perdieran vida a un ritmo alarmante”, subrayó.
El reto, explicó, en consecuencia, es qué podría hacer la comunidad internacional para salvar esas vidas, y cómo y quién tendría que estar en la mesa para lograr un resultado exitoso.
Añadió que evidentemente se necesitaba, en primer lugar, de una participación relevante de la industria, de una industria que cooperara con la diplomacia internacional para construir un mercado responsable de armas convencionales, que requirió de la participación activa de la sociedad civil, que requirió también del juego y compromiso de equilibrio de las Naciones Unidas y de la participación comprometida de todos los que están aquí reunidos el día de hoy.
Y ésta, estimado lector, es una historia que se puede contar en por lo menos cuatro años: uno primero, con una idea que surge en Costa Rica, una idea de que la forma de salvar vidas era a través de regular, de construir, un marco normativo para que tuviéramos un comercio de armas responsable.
Algunos años después, en alguna ciudad europea, se juntaron diplomáticos ingleses, había diplomáticos mexicanos, estaba la sociedad civil organizada. Y frente a este problema encontraron que en esa idea original de Costa Rica, había una posible respuesta.
Esa noche resultó, algunos meses después, en una llamada del gobierno inglés, a la que convocó a 25 Estados Partes, y ahí se centralizó la posibilidad de un tratado de armas como el que hoy es materia de debates en Cancún.
Cinco años después de una ardua negociación surge un Tratado de Armas Convencionales, un tratado de armas con medidas claras, un tratado de armas que hace que compartir información del primer análisis de riesgo, de llevar adecuados registros y la posibilidad de, por la vía de eliminar el comercio de armas convencionales, salvar vidas.
Entonces, México fue uno de los primeros países en firmar y ratificarlo, el 3 de junio de 2013 y el 25 de septiembre de 2013, respectivamente, pero hoy la idea es universalizar el tratado, ver como lo implementan adecuadamente, como reglamentarlo, que tenga buena infraestructura financiera y una sede para su secretariado, de tal forma que Cancún sea la puerta de entrada de una nueva era de cooperación, de una era en donde el comercio responsable de armas, sea parte de la solución, no parte del problema.
Todo ello debe servir para instrumentar adecuadamente el tratado y lograr que un comercio responsable de armas resulte en una menor pérdida de vidas humanas, en el marco de una responsabilidad global.
En este sentido, esta conferencia ofrece una oportunidad real de salvar las vidas de millones de personas en todo el mundo, afirman activistas nacionales e internacionales, por eso integrantes de la coalición mundial Armas Bajo Control piden al gobierno de México, que en esta Conferencia a celebrarse en Cancún, impulse un ATT a “prueba de balas”.
Esto se logrará si los países se comprometen a implementar los más altos estándares en las transferencias de armas. “Todos los mexicanos y mexicanas entienden completamente el impacto devastador que la violencia armada tiene en las vidas de la gente común. Las decisiones tomadas en Cancún podrían transformar el comercio internacional de armas que asciende a 100 mil millones de dólares y también a reducir el número de armas que caen en manos de bandas criminales en México. Los diplomáticos tienen una enorme responsabilidad en la Conferencia. Depende de ellos asegurarse que este nuevo tratado salve vidas”, dijo Sara San Martín, Directora del Centro de Estudios Ecuménicos; pero esto será motivo de posterior análisis en otra entrega de Hora 14.